capitulo dos

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—¿Luzu? ¿Te sientes bien tío?

La suave voz de Lolito se hizo escuchar, luego de que el castaño llevase más de una hora parado delante de la puerta de aquella casa, hogar que desde el incidente no dejaba de visitar, a veces solía ir a limpiar, Mónica y sus hijas hacía tiempo que se habían marchado de ahí, por lo que él era el único que podía entrar y salir cuando quisiera.

—¿Yo? Eh, si.. solo, solo vine a hacer unas cosas, ya sabes

Una risa nerviosa se escapó de sus labios, luego de recorrer un mechón de su cabello tras su oreja, lo cierto era que todo esto le dolía, pero no quería seguir viéndose deprimido delante de sus compañeros.

—¿Tú qué haces aquí Lolito?

Devolvió con suspicacia la pregunta, para así desviar el tema y que de esa manera el de hebras cobrizas no pusiera atención en su afligida expresión. Aunque si era honesto, si tenía curiosidad por saber que hacía ahí el ex alcalde del pueblo.

—Ah, yo vine por Luziana, la sirena de Auron, Rubius vendrá más tarde por Luisito su pingüino y si mal no recuerdo, Vegetta pidió cuidar a los lobos.

Escuchar aquellas palabras hicieron que su estómago se revolviera, había olvidado lo felíz que era Auron con sus mascotas y saber ahora que se irían cada quien por su lado le rompía el corazón.

—Todos estuvimos de acuerdo en que nadie es mejor opción para llevarse a Frederick, que tú, Luzu.

Respondió Lolito con voz tranquila, mientras abría la puerta de la casa, el silencio en ella y la oscuridad le envolvieron por completo, trayendo con ella un sentimiento de nostalgia y tristeza, ambos recordaban los momentos en que gritaban el nombre de Auron para que apagara las torretas y este salía gritando que ya iba en camino.

—Frederick..

Aún recordaba el día en que le dió ese polluelo a su compañero y como éste estaba completamente feliz por algo tan simple. Luzu respiró profundamente y cogió el valor de adentrarse otra vez a esa casa, nunca era fácil, inclusive parecía que cada día que pasaba era más doloroso que el anterior.

Sus piernas se movían de manera débil, y sus manos buscaron el interruptor para encender la luz, cuando esta se hizo, lo primero que vió fueron aquellos retratos y fotografías de Auron con él y sus compañeros, verlas hizo que los ojos de Luzu se llenaran de lágrimas, mientras Lolito le observaba en silencio, también le dolía, mucho en realidad.

—Luzu, mientras más rápido asimilemos que Auron ya no está, más fácil podremos dejar de llorar, a él no le hubiese gustado vernos así y lo sabes.

Dijo Lolito con voz suave, quería apoyar en el duelo a su compañero, y esta era la única manera en que podía hacerlo. Luzu por su parte volvió a salir de aquella casa, no soportaba los sentimientos abrumadores que se estaban cosechando en su pecho, cuándo el de hebras cobrizas comenzó a subir las escaleras, Luzu comenzó a caminar en círculos por el jardín, se culpaba así mismo por todo lo que había pasado.
Este estaba tan ensimismado en sus propios pensamientos y maldiciones, que no se había percatado de aquel resplandor rojizo que se estaba haciendo presente en el bosque, cuándo el brillo encandilante comenzó a ser molesto para sus ojos, fue que regresó en si de una forma muy brusca.

—¿Qué coj-..

—¡Cállate ya, Juan!

—¿Auron?..

Sus palabras habían sido interrumpidas por aquella voz que fácilmente pudo reconocer y que ésta misma hizo que su corazón diese un vuelco sumamente doloroso y apresurado. Frotó sus ojos cansados por todas esas noches sin dormir y con pasos lentos se acercó a la entrada del oscuro bosque, el brillo rojizo se hacía cada vez más fuerte, y con este las voces eran más claras, más inteligibles.

Cuándo estuvo delante de aquel extraño óvalo rojizo, pudo ver de una manera muy borrosa, lo que vendría siendo una silueta en un poblado, sus ojos trataban de procesar lo que estaba viendo y cuándo por fin pudo hacerlo, estos se llenaron de lágrimas nuevamente, la silueta que estaba de costado a él, era nada más y nada menos que la de ese moreno que tanto quería.

Todo parecía un sueño, uno muy amargo y doloroso, su mente quizás le estaba jugando una broma cruel por no saber sobrellevar el duelo, o al menos eso quería hacerse creer, sin embargo no era así, era completamente real lo que estaba viendo y escuchando, tanto así fue la emoción, que sus piernas flaquearon haciéndolo caer al pasto, sus ojos no dejaban de ver esa sonrisa que desde un principio había robado su corazón, y cuándo le escuchó reír, pudo sentir que algo en su pecho se rompía.

—¿Auron?

Su voz sonó débil en un torpe intento por llamar la atención del ajeno, pero había fracasado, el portal se estaba cerrando y con este desaparecía la figura de aquel hombre, así como sus esperanzas por tenerlo nuevamente a su lado.

—¡Auron no me dejes!

Esta vez exclamó Luzu con más energía, su mano se extendió en dirección al portal, buscaba la manera de llegar a el, pero no, el portal se había cerrado por completo, dejando a un castaño consternado y triste en el suelo.

—¿Eh? ¿Luzu?

Muy lejos de ahí, justo al otro lado de aquel extraño portal, Auron pronunció aquél nombre, mientras buscaba al dueño de este mismo a sus alrededores, nunca se habría imaginado lo que había ocurrido momentos atrás.

REALIDADESWhere stories live. Discover now