Se separaron lentamente mirando fijamente sus ojos, marrón contra marrón, ambos con aquel brillo que no aparecía con cualquiera. Rió en voz baja, se le hizo gracioso el hecho de que ella estaba enamorándose cuando todo estaba de cabeza. Sujetó el rostro del chico, para acercarse lentamente sin cortar el contacto, aunque falló cuando sintió el aliento caliente en su rostro así que tuvo que desviar rápidamente la mirada hacia los labios del chico, finalmente, unos segundos después, que a ambos se les hicieron eternos, juntó sus bocas para sellar el sentimiento puro.

Besar a Eddie sabía a tabaco con chocolate, tal vez era por los cigarrillos que él fumaba, besar a Eddie era como perder la cabeza, ella correría todos los riesgos del mundo con el fin de volver a besarlo. Por él ella caería en desgracias, le rogaría de rodillas que se quedara con ella.

Las manos del muchacho abandonaron el rostro de la chica para ir hacia su cadera, juntando por completo sus cuerpos, profundizando el beso, sintiendo calor y el latir agitado de sus corazones. Una de sus manos fue directo a su cabello, enredandolo entre sus rulos mientras que la otra sujetaba su mandíbula. Extasiada, anonada, ambas palabras que la describían perfectamente en ese momento. Sus pies comenzaron a tropezar con las cajas, absortos a su entorno, hormonales cuál adolescentes que descubrían que era el sexo, aunque Daisy aún lo descubría, frenaron cuando el cuerpo de ella chocó contra la pared, separándose para suspirar ante la situación, ambas respiraciones agitadas y sus ojos aún con el brillo. Las manos del muchacho no se habían despegado ni por un segundo de la cadera de Daisy, mientras que ella aún sostenía su mandíbula, volvieron a besarse con desesperación, ansiosos de lo que podía ocurrir, desesperados por el contacto con el otro.

"Dios, perdóname, mi amor es mi droga y voy a consumirla por el resto de mi vida'' fue el primer pensamiento de la rubia cuando llevó la mano a la remera del chico, en otro momento ella seguro estaría muriendo de la vergüenza, pero nadie podía juzgarla, como dije, ella caería en cualquier desgracia por su amor.

La burbuja se pinchó rápidamente cuando oyeron un coche estacionarse a unos cuantos metros, se separaron mirándose asustados, Dustin no había dado señal de que irían hacia allá, ¿y si era el chico que tenía nombre de perro? Bueno, lo dudaba, porque había oído que estaba en la cárcel. El temor se incrementó cuando oyó la voz de Jason tras el sonido de, lo que ella supuso, una puerta cerrarse. Abrió sus ojos aterrada mientras que Eddie hacia señas de que se mantuviese en silencio.

Voltearon a ver distintos lugares dónde podían esconderse, solo estaba el bote, lugar que sabían perfectamente que iban a revisar, el resto estaba a simple vista. ¿Qué pasaría si los encontraban? Iban a matarlos, la respuesta era clara. Los pasos se alejaron, al igual que las voces, dando a entender que habían ido a revisar seguramente la casa.

-¿Qué haremos? - susurró mirando hacia la única entrada y salida del garaje -.

-Dustin - respondió en el mismo tono -.

Corrió lo más rápido que pudo, esquivando los distintos objetos que estaban en el suelo, para agacharse y tomar el walkie talkie, lo encendió esperando alguna señal pero no pasó. Habló en un tono bajo, intentando obtener una respuesta del otro lado, respuesta que nunca llegó, por lo que volteó a verla con desesperación.

DAISY DAISY ~ Eddie Munson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora