𝟤. 𝒩𝑜 𝑒𝓈 𝟧𝟢 𝓈𝑜𝓂𝒷𝓇𝒶𝓈

Start from the beginning
                                    

- He venido para hablar contigo.

- ¿Conmigo? -la sorpresa de Valeria fue en aumento. No tenía ni idea de porque él estaba delante de su puerta, ni lo que tendría que decirle.

- Si, contigo - le dijo él con voz calmada.

- Creo que estás confundido. Y si es algo del coche, da gracias, porque el modelo que te han vendido es de los que usan en exposición. Te han trucado el cuentakilómetros.

El italiano alzó una de sus cejas y se quedó mirándola. Apretó su mandíbula y volvió a hablarle sin alterarse, y sin ningún tipo de sorpresa en su voz.

- Lo sé -le confirmó Aless- mis mecánicos me lo han dicho, ¿puedo pasar?

- Mi abuelo no está. Y no me deja que invite desconocidos a casa - le contestó ella con una sonrisa irónica.

- Yo confíe en ti dejándote las llaves de mi coche...yo sólo quiero hablar contigo.

- Pero es que no sé de qué tenemos que hablar -le contestó Valeria cruzando sus brazos. Estaría muy bueno, pero la estaba cabreando.

- Tengo que hacerte una propuesta y no quiero hacerlo aquí, en la calle. Sobre todo cuando tus vecinas de enfrente, están en la misma puerta, mirando mientras te hablo.

Valeria movió su cabeza a la derecha, hasta ver como la Engracia y la Dora estaban, efectivamente, pendientes de lo que ocurría en la puerta de la casa del abuelo Piero. La rubia volvió a fijar la mirada en el italiano y frunció el ceño.

- ¿Qué propuesta? - le preguntó ella sin querer moverse de la puerta de entrada.

- Una propuesta muy interesante.

La palabra interesante sonaba a algo muy sensual. O eso es lo que le parecía a ella. Leer tanto libro de literatura erótica hacía que las fantasías se le dispararan. Y la verdad es que toda la situación con el italiano, parecía el argumento de una de sus historias.

- ¿No será una propuesta a lo 50 sombras de grey?

Aless se quedó sorprendido por las palabras de la chica. Era muy directa, eso estaba claro. Él pasó la lengua por su labio superior y puso una de sus manos en el marco de la puerta estando aún más cerca de ella.

- No, claro que no. No es ese tipo de propuesta. ¿Es lo que esperas?

Aless la miraba fijamente sin perderse un ápice de sus reacciones. Las mejillas de la chica se tiñeron de rosa y apartó la mirada de la suya algo avergonzada. 25 años tenía Valeria y se sonrojaba como una adolescente.

Aless sabía el efecto que causaba en las mujeres. Y a veces se aprovechaba de eso para disfrutar buenos momentos en compañía femenina. Pero, para su desgracia, este no iba a ser uno de esos momentos. Ni ahora ni nunca. Si Valeria aceptaba su propuesta, él tendría que aceptar también que no podría tener ninguna relación con ella que no fuera más allá de una amistad.
Eso sí ella aceptaba.

- No, no es lo que espero. Pero, hasta que no me digas de que va la propuesta, no te pienso dejar entrar. Mi abuelo vendrá en un cuarto de hora y no me importa estar en la puerta mientras tanto. O dentro y tú fuera. Tú verás lo que haces.

- ¿Siempre eres tan terca?

- ¿Y tú tan estirado?

Aless soltó una carcajada. Este tira y afloja que tenía con ella, era hasta divertido. Y sinceramente, no le importaba alargarlo aún más, con tal de pasar más rato con la rubia de ojos verdes.

- Así no vamos a llegar a ninguna parte, Valeria.

La rubia ladeó un poco su cabeza chasqueando su lengua. Le había gustado que se acordara de su nombre. Y lo disimuló como pudo. Soltó un pequeño suspiro de exasperación, y acabó apartándose del marco de la puerta dejando pasar al italiano dentro de su casa. En el vestíbulo había un par de sillones allí y ella le hizo un gesto con una de sus manos para que se sentara.

55LOVE (Runner 1)Where stories live. Discover now