—Nos da gusto que puedas entenderlo, Gerald —nuestras botanas estaban a punto de terminarse, así que decidieron comprar otros tragos como los que ofrecían en la cafetería, preguntándome si no deseaba un trago de adultos.

—Les juro que no quiero beber alcohol ahorita —todos me miraron con gran decepción en sus rostros—. De acuerdo, un trago y ya.

—¿Margarita o Piña Colada?

—Se ve que eres algo especial y que no consumirías cerveza mexicana como la cerveza que se acostumbra a beber aquí, una que cuenta con un nombre bastante cuestionable.

—La verdad es que no se me antoja mucho la cerveza -hice una mirada tierna como de niño que no rompe un plato; era mejor conocido como «mosca muerta».

—Sí, es algo especial y no va a consumir una cerveza; pídele su Margarita, Esteban.

—Si quieren creer que soy algo especial por no tomarme una estúpida cerveza mexicana y preferir una deliciosa Margarita o un mojito, pues sí, lo soy —no debí decir eso último porque todas las cosas se tergiversaron y quedé mal, ya que tal vez lo dije muy fuerte y me grabaron cuando lo mencioné. Todas las personas presentes me echaron una mirada furtiva y sus mandíbulas tocaban el piso de lo abiertas que les dejé las bocas.

Los titulares de las noticias estaban repletos de mi escándalo y decían cosas horribles acerca de mí, por ejemplo: «¿No consume lo mexicano?, Louis Gerald extraña el extranjero, ¿quién es realmente este chico que, con su voz, nos cautivó a quienes lo escuchamos?»; esos solamente eran algunos ejemplos de varios encabezados que había en revistas de chismes sobre farándula.

—Espero que realmente estés feliz —mi agente y manager; Jair, estaba bastante molesto conmigo por no querer beber una cerveza—. ¿Cuántas polémicas más quieres? —y tenía razones para estar tan molesto como quisiera estarlo.

—Solo me defendí de cómo me estaban atacando -no era justo.

—Pero eso no te daba derecho a decir lo que dijiste, ¿ok?

—¿Cuántos seguidores perdí? —sí me aterré bastante, nunca quise perder tantos seguidores y las cosas se malinterpretaron muchísimo cuando dije que no quería beber una cerveza mexicana y prefería una Margarita o un mojito.

—Ya estabas a punto de llegar a un millón de seguidores y perdiste unos cuantos miles.

—Sí, tenía 9,996 seguidores, ¿ahora tengo 9,976? -él solo rio por lo bajo por lo que mencioné.

-¡Ay, mi vida! Tan tierno —se volvía a burlar de mí, mirando hacia abajo y negando con los ojos—. ¡Perdiste dos mil seguidores!

—No he checado mis redes desde que subieron el video donde supuestamente estoy rechazando un producto mexicano por tomar otra bebida alcohólica, ¿no pudieron dejarme en paz con mi juguito de naranja? En serio, esto es absurdo.

—¿«Supuestamente»? —asentí con la cabeza con el rubor subiéndome a la cara por un rato—. Déjame mostrarte —y me mostró un video, en Twitter, donde estaba yo, reclamándoles a las personas que me acompañaban en una cafetería acerca de que no quería tomarme una estúpida cerveza mexicana y una deliciosa Margarita—. Creo que lo peor que pudiste haber hecho fue cómo te referiste a la cerveza, en especifico a la cerveza mexicana —en ese momento me dispuse a revisar mis redes sociodigitales, solo para encontrarme con lo peor.

—Ya perdí dos mil seguidores en Instagram, unos mil quinientos en Twitter y apenas novecientas personas dejaron de seguir mi página en Facebook; ¿es muy grave?

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now