Capítulo 51; Sincerándome con Draco.

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— N-Nada, estaba recordando un estúpido sueño, no tiene importancia.

Noto como empieza a rascarse la nuca y a mirar a todos lados.

— ¿Seguro?

— Sí, no te preocupes. A ver déjame ver ese libro.

Draco acerca sus manos hacia el libro, lo cual lo tomo rápidamente entre mis manos.

— ¡No!

Draco me mira algo asustado.

— ¿Todo bien? Te noto rara, Leen.

— E-Estoy bien, sólo que he estado un poco preocupada, es todo –sonrío.

Draco notó que algo raro pasa, su mirada muestra que no lo convencí del todo, no puedo contarle lo que sé si no estoy 100% segura y con pruebas, me creerá una loca. Una maldita loca.

— ¿Segura? –vuelve a preguntar.

Suspiro. ¿Cómo le digo? Esto es muy raro y sé que tendré que contarle algún día de donde vengo, cosa que me tomará como una chiflada. Aileen, estás en un dilema re gordo.

— ¿Es por tus padres? –pregunta.

Mis ojos viajan a los suyos con mi ceño fruncido.

— El día de volver a Hogwarts escuché a mis padres hablar de que los tuyos están algo inquietos con algo que está ocurriendo, sé que es por quién-tú-sabes, ¿Tus padres están metidos en algo?

Perpleja, pestañeo varias veces antes de contestar.

— Mis padres fueron mortífagos –susurré.

Draco queda en silencio.

— ¿Fieles seguidores? –susurra también.

Me levanté del sillón y tomé la mano de Draco para alejarnos a una esquina de la sala común, evitando que nos escuchen.

— Voldemort quería reclutarlos, ellos nunca cedieron hasta que los amenazó con matarme, yo era un bebé... ellos por protegerme fueron mortífagos y no cabe duda que Voldemort irá tras ellos a reclutarlos o aún peor, tal vez matarlos...

— No digas eso, no pienses en que tus padres morirán. Son unos magos muy poderosos y si –pausa– Voldemort quiere reclutarlos ellos verán la manera de protegerte sea como sea, Leen.

Sus manos se dirigen hacia mis mejillas, que ahora se encuentran bañadas por mis repentinas lágrimas. El recordar a mis padres y la carta que me han enviado hizo que mi cabeza diera un vuelco y pensara en ellos. Siento como limpia cada rastro de ellas y me besa la frente para luego aprisionarme en sus brazos y contraerme contra su pecho en un cálido abrazo. Entierro mi cara entre su túnica y suelto un sollozo que vengo guardando de hace ya mucho tiempo.

— Sh –acaricia mi cabello– sabes que mis padres están en la misma situación, créeme que entiendo cómo estás, ellos saben qué hacer y no creo que quieran que te preocupes.

— Hay... Hay algo que quiero decirte, Draco.

Draco deja de abrazarme para poder mirarme a los ojos.

¡Estoy en Harry Potter! {Draco Malfoy} | El cáliz de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora