Un trato con dios

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Todo ese tiempo estuvo pendiente de la carretera, sus ojos sólo se movían del asfalto cuando Argyle le pedía alguna opinión dentro de su parloteo, agradecía en ese momento que el chico de cabello largo fuese un buen narrador y que su boca no dejara de moverse para relatar anécdotas o pensamientos que Will poco retenía en su cabeza, no se podía quejar al menos le eran de ayuda para despejar la neblina que cubría sus cavilaciones, era justo lo que necesitaba en ese momento y que Argyle no le hiciese preguntas de porqué estaba tan callado ayuda demasiado.

Llevaba en ese mismo humor desde que fueron a casa de Suzie y lo había retomado cuando se volvió a subir a la parte delantera del automóvil sin recibir cuestionamientos ni de Jonathan ni de Mike. Había un elefante muy grande metido en ese reducido espacio y en ocasiones (y por costumbre) no dejaba de encontrarse con la mirada de Mike por el retrovisor cómo si se pusieran de acuerdo mentalmente cuando debían ver ambos hacia el espero y encontrar sus miradas. Will prefería creer eso a que Mike estuviese con sus ojos esperando a que los suyos se encontraran, pero eso duraba sólo un par de segundos dando paso a los recuerdos de la noche anterior ingresar a su cabeza, a que el hormigueo en sus labios lo obligara a voltear su rostro en otra dirección y a que agudizara sus oídos para escuchar al conductor sobre cómo la pizza con piña tenía un sabor delicioso y que esperaba que todos supieran entenderlo.

Apenas habían cruzado palabras después de aquel beso, en casa de Suzie tanto Will como Mike y Jonathan llevaban un pacto silencioso sobre no tocar el tema y hacer lo que tenían que hacer en ese lugar; conseguir respuestas y llegar lo más pronto posible con Once. A pesar de esa alianza silenciosa no se pudo evitar aquel sentimiento incomodo cuando alguna parte de su cuerpo chocaba con el otro o ese carraspeo de garganta que daba Jonathan cuando ambos adolescentes se quedaban en silencio mirándose.

Para Will había resultado ser toda una odisea todo lo que estaba ocurriendo (más de lo que se podía esperar de estar huyendo del gobierno para encontrar a su amiga con poderes psíquicos) y ese camino hasta Nevada no estaba siendo diferente, respirar en ocasiones se hacía pesado, mantener sus ojos abiertos también se tornaba difícil, no podía culparse, trataba de no hacerlo porque si veía en retrospectiva había sido él mismo quien había dicho que si al "vamos a tomar aire" de Mike y aquella seguidilla de decisiones lo habían llevado a ese punto sin retorno del cual ya no podía salir, en el que estaba estancado, porque Will no quería oír lo que tenía Mike para decirle, no quería escuchar a Jonathan pedirle alguna explicación sobre que estaba ocurriendo con él y Mike no estaba para dejar salir todo porque a pesar de que alguna parte de eso se pudiera entre ver, sus sentimientos por Mike aún no salían de su boca y desde el fondo de su corazón esperaba que nunca no tuviesen que salir de ese lugar.

— Tendremos que hacer una parada en la próxima estación de gasolina, amigo. Nos estamos quedando sin nada en el tanque y aún nos quedan algún par de horas antes de llegar a Nevada — La voz de Argyle había sacado a los dos menores del trance de sus pensamientos.

— Entonces necesitaremos dinero — suspiraba el mayor, peinando hacia atrás sus cabellos. — Busquen lo que puedan entre sus cosas — finalizaba dirigiéndose a los demás

Mike comenzaba a buscar entre sus bolsillos sin encontrar nada de valor, sus ojos se fueron hasta la mochila de Will de la cual sobresalía un cilindro largo que si recordaba bien lo había empacado justo antes de que los atacaran en la casa de la familia Byers. Una repentina curiosidad había nacido en él, una que se volvía casi necesidad, deseaba saber más de Will, ansiaba tener respuestas de él las cuales al parecer no saldrían de su boca por algún tiempo, desde que sus labios se habían unido Mike recorría los mismos pensamientos una y otra vez, los ojos de Will al mirarlo, porqué el contacto de Will sobre su piel se sentía tan cálido, porqué ninguno de los dos había rehuido de ese beso y bajo todas esas densas capas de su mente se encontraba aquella pregunta que no quería tocar ni se atrevía contestar ¿Por qué quería repetirlo?

Subiendo esa colina (Byler)Where stories live. Discover now