Capítulo 1.

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—¿A dónde irás? —preguntó arqueando una ceja. La alfa sólo le ignoró y siguió tomando sus cosas, entre ellas su abrigo y billetera.

—Necesito divertirme un poco —contestó —últimamente he tenido muchos casos, así que sólo iré a tomar una copa y volveré a casa.

Guillermo sólo negó y suspiró. —Está bien Valentina, sólo ¿cuídate sí? No quiero que te pase nada —se acercó quedando a centímetros de ella, hasta que rodeó sus brazos.

—Lo prometo —correspondió y al minuto se separó dejando un diminuto beso en su frente y yéndose de la casa de su hermano.

Ese día había visitado a la familia de su hermano mayor. Él era un alfa, y su omega era para su casualidad, su mejor amiga. Así que no se sintió tan incómoda ir sólo un rato y pasarla con ellos, aparte de que, el pequeño cachorro que estos tenían era una ternura para la alfa. No quiso irse, pero sabía que estaba estorbando a esa hora y sólo decidió pasar lo que resta del día en un bar de la ciudad.

Manejó por casi media hora hasta que llegó a su bar favorito dónde muchas veces se reunía con compañeros de trabajo, ahí trabajaba Keaton un alfa el cual también cumplía el papel de su amigo, y camarero.

—¿Qué va a querer? —preguntó el bartender.

—Vodka estaría perfecto.

Keaton sonrió y asintió dándose la vuelta empezando a servir lo que la alfa ojiazul le pidió. Valentina por otro lado, se mantenía en su mundo pensando si estaba bien estar en ese lugar o si debía mantenerse en aquel perfil tan bajo siendo policía. Dejó aquellos pensamientos cuándo alguien tocó su pierna descaradamente y se sentó en el asiento que estaba justo a su lado. —¿Todo bien, cielo?

Preguntó aquella omega con aspecto estudiantil, pues aún llevaba su uniforme y un olor a alcohol haciendo que el original se fuera.

La ojiazul sólo frunció el ceño. —¿Te importa? —respondió bajito y la omega sólo rio y negó.

—No, pero te vi tan solita por aquí que pensé que querías divertirte, ¿eres policía? —ahora sus traviesas manos se dirigieron a su uniforme tanteando sobre su pecho.

Valentina dirigió su mano hacia la de la pequeña pelinegra y la quitó poco a poco —. ¿Tú eres estudiante? ¿Qué haces en un lugar así?

Jaque mate.

Pero la omega no parecía importarle aquello y sólo paso la mano que anteriormente se había recargó en uno de sus pechos bajar por su abdomen. —Tienes abdominales —habló tambaleándose un poco. A la rubia su paciencia se le estaba acabando, ella podía ser muy paciente con las personas, pero aquella omega le estaba quitando lo poco que le quedaba.

—Sí, ¿podrías quitar t–

—Aquí está —interrumpió Keaton poniendo el vaso de Vodka frente a su vista.

Valentina ignoró los movimientos de la pequeña omega y la mirada de su amigo para tomar el vaso y empinarlo sobre su garganta tomándolo de sólo un sorbo.

Tomó la mano de la omega y se levantó de ahí dejando dinero sobre el mostrador. —Gracias Keaton, luego nos vemos.

El alfa sólo asintió confundido y siguió atendiendo a los demás clientes. Por otra parte, la pelinegra refunfuño pues la alfa le jalaba hasta la salida. En un movimiento fuerte quitó su brazo de las manos de la alfa y sobó éste pues se había lastimado de tan brusco movimiento.

—Eres una bruta —habló en tono infantil.

—¿Cuántos años tienes? —preguntó la mujer policía sin obtener ninguna respuesta más que el acercamiento de la omega la cuál rodeó con sus brazos su cuello.

—¿Por qué mejor no me besas?

Valentina tomó su cintura y cómo pudo trató de sacársela. La jaló de nuevo hacia su auto y esta vez la ajustó sobre el asiento delantero. Cuando entró en el asiento del piloto se dio cuenta que la chica se había quedado dormida así que eso la llevó a investigar y sacar de sus bolsos cualquier información que tuviera.

Lo primero que encontró fue una identificación y después de eso no había nada. La chica era mayor de edad y al parecer estudiaba su último año de preparatoria.

Un gemido de lo más profundo de la garganta de la omega salió. Valentina miró a la pequeña rizada y se encontró a esta retorciéndose y tocándose sobre su ropa. —A-alfa.

Su mente se puso en blanco en aquel momento pues cualquier movimiento podría estar mal hecho. Miró hacia enfrente y vio a alfas acercándose hacia su auto y eso le puso alerta a su loba haciendo que empezara a conducir directamente hacia su departamento.

Sacó el cuerpo de la chica tomándola sobre sus brazos mientras subía por el elevador. Llegó a su piso y abrió la puerta de su departamento encontrándose con un lugar frío y limpio cómo le había dejado en la mañana. Suspiró y rápidamente llevó el cuerpo de la chica hacia su cuarto exactamente su cama. Las feromonas de la omega le estaban atacando y eso era lo menos, pues Valentina no contaba con supresores ni mucho menos había tenido experiencias con omegas anteriormente.

La omega buscaba su calor pues se restregaba contra la alfa, dejando todo su olor a celo. Quería más, quería que la alfa le tocara y le llevara lejos. No ayudaba mucho el hecho de que estuviera borracha, en celo y una alfa terriblemente caliente frente a ella.

Su lado racional no estaba consciente de que sus padres tal vez le regañarían y le darían la plática de su vida por no llegar a casa. Ella solo quería follar con la alfa y satisfacer sus deseos. Antes de que Valentina se fuera de nuevo tomó su brazo y abultó sus labios en un bonito puchero soltando su olor con sus feromonas aún más recargadas. —Por favor, a-ayúdame —tartamudeó y ronroneo en el brazo de la mayor.

—Ni siquiera sé tu nombre... y no sé si eres menor de edad... estudiante, podría meterme en problemas. No nos conocemos —entrecerró sus ojos tratando de guardar la calma mientras sus pies empezaban a erigirse sobre el suelo. Un bulto en su pantalón empezó a crecer, el cuarto ya estaba lleno, muy lleno de feromonas. Del olor de aquella omega.

—E-eso no importa —alentó —seré demasiado b-buena para ti, ayúdame...

La mente de Valentina volvió a quedar en blanco y su loba volvió a tomar su cuerpo cuando sintió que ya era demasiado. Quitó la mano de la omega de su brazo y la llevó hacia atrás acostándole sobre la cama y empezando a besarle.

Carvajal jamás había actuado de esa manera, y su mente no se encontraba en las mejores situaciones. Sólo era una policía, con un corazón frío y una mente clara. Hasta que llegó ella.

Aun así, Valentina con el escaso razonamiento que le quedaba tuvo la gentileza de quitar su ropa prenda por prenda y no arrancarla como su loba demandaba, una vez expuesto el cuerpo de la pelinegra se inclinó y separo las piernas dejando ver el necesitado núcleo de la menor.

Pronto ya se encontraba lamiendo y succionando aquella bonita perla con una omega inquieta y temblando por el anhelado orgasmo. Cuando se aseguro por completo que su omega estuviera lista para la introducción acompaño a la menor en su desnudez y se colocó encima de esta.

Alineo la cabeza de su pene en la entrada vaginal y se empujó de poco a poco sintiendo su duro miembro ser envuelto por las paredes estrechas. La morena rodeo con sus piernas la cintura de quien ya se encontraba entrando y saliendo de su virginal cuerpo.

—M-me llamó J-Juliana ¡ah! —gimió sintiendo las estocadas fuertes que la alfa daba sobre su punto dulce.

—¿Eh?

—E-ese es m-mi nombre... —la alfa no hizo mucho caso ante eso, ella pensaba que después de pasar juntas el celo nunca volvería a intercambiar palabras. Que nunca volverían a verse.

Juliana soltó un suspiro al sentir a la alfa aferrarse a sus caderas y aumentar la velocidad de sus estocadas, sus pequeñas manos exploraban la lechosa piel de la alfa policía y su lengua picaba por besar todos y cada uno de los tatuajes que contrastaba dicha piel.

Sus pequeñas manos se aferraron en los hombros de la alfa, la alfa que en el resto de la noche nunca paro de atender cada parte de su cuerpo, dando besos lascivos y exquisitos apretones en cada seno, y jugueteando de vez en cuando con sus pezones.

Police |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora