✦. 🖇 Jeongguk vivía su vida como cualquier otro chico de veintidós años, aveces se reunía en su casa los fines de semana con sus amigos o simplemente pasaban el rato en alguna fiesta que aparentaba ser prometedora.
✦. 🖇 Pero por sobre ello, él te...
No vio rastros de que el castaño se encontraba en la primera planta, por lo que siguió buscándolo con la mirada, prácticamente barriendo el lugar en busca del esplendoroso extranjero, pero no encontrando rastro suyo por el lugar.
Pasando entre las personas que se encontraban unas encimas de otras, Jeongguk terminó por salir de aquella jungla en la que se encontraban todos los chicos los cuales conocía, bailando con sus parejas con muy poca distancia entre sí, llegando a perturbar al pelinegro pues el lugar gritaba olor a alcohol en cada uno de sus pasillos.
Una vez que este terminara por alejarse completamente de la multitud, decidió sentarse en una de las barras de la casa, echando su cabeza hacia atrás buscando relajarse un momento del bullicio del lugar. Y descubrió que a él de verdad no le gustaban esas fiestas para nada.
Y Jeon hubiera seguido insultando mentalmente al lugar, de no ser porque unos toques sutiles sobre su espalda logró hacerlo volver totalmente, volteándose para encarar a la persona con un gesto de confusión en su rostro, pero desapareciendo aquel gesto cuando su mirada conectó con las de la persona frente a él.
—Así que te encontré, tutor mío.—el castaño mostró una sonrisa de oreja a oreja, haciendo que el contrario prácticamente quedara hipnotizado con su bello rostro.
—Qué descarado te has vuelto, Taehyung.—sonrió coquetamente—Cualquiera que te escuche podría imaginar cosas que no son.—
—Nada que no sea cierto, Jungkookie. — Kim levantó los hombros recargándose sobre la barra tras él.
Ambos se quedaron en la misma posición por unos minutos, antes que el cambio de melodía en la casa se hiciera bastante notorio en la pista. Sacándole a los dos sonrisas cómplices.
—¿Estás pensando lo mismo que yo?—preguntó el pelinegro, haciendo que su mano quedara solo a unos centímetros del castaño.
—Siempre, Jungkook.—Taehyung le guiñó un ojo a Jeon, aceptando gustoso la invitación por parte de este.
El extranjero terminó llevando al pelinegro a la pista principal de la casa, pasando entre toda la multitud quienes se encontraban alrededor de estos. Pero el castaño no desaprovechó el momento al agarrar dos copas en una de las bandejas que traía consigo un chico, dándole la primera copa a Jungkook y acto seguido, este agarró otra copa con una de sus manos libres, mientras dirigía su paso con Jeon al lado a la pista principal.
Las canciones empezaban a tornarse más sensuales en la casa, haciendo que la mayoría de las parejas en la pista empezaran a acortar la poca distancia que había entre ellos, de tal forma que ese hecho no fue pasado desapercibido por ambos.
—¿Aceptas concederme esta pista de baile, Jungkook?—
Aunque por la poca iluminación del lugar, Jeon no podía apreciar como quería las facciones bien definidas del castaño, pero de lo que estaba seguro era que compartía las sonrisas cómplices que seguramente portaba Taehyung.
—Sabes que siempre a sido así, Tae.—
Jungkook no le dio tiempo a Taehyung de responder, pues ya había jalado el cuerpo del chico para que se posicionara a pocos centímetros de su rostro, sacándole una risita al extranjero mientras posaba sus manos alrededor del cuello del pelinegro. Masajeando de forma lenta ese lugar hasta que unas manos imponentes se posaron sobre su pequeña cintura sacándolo de sus cabales por unos segundos, y es que él de verdad extrañaba tanto esa sensación que le brindaba el chico.
—Extrañabas tenerme así, ¿verdad?—Taehyung sonrió mordiendo levemente su labio, observando fijamente a Jeon, quien mantenía sus manos fijas sobre la cintura de este como si no quisiera soltar aquel lugar nunca en su vida.
—Sabes lo que haces Tae, y lo sabes tan bien cariño.—
Kim le dedicó una mirada seductora antes de girarse y quedar de tal manera en la que su cabeza quedó sobre los hombros de Jungkook, haciendo que este abrazara más de cerca su cintura y disfrutando el dulce olor que Taehyung emanaba.
En cierto momento, la música del lugar y la emoción del momento hizo que algo en el castaño se activara, sonriendo entre sí antes que sus caderas empezaran a soltarse al compás de la música, sacándole un gesto de sorpresa a Jeongguk. Pero no pasando mucho cuando este notó las claras intenciones del chico.
Jeon se apegó más al cuerpo del castañito, posando su barbilla sobre el fino cuello de este mientras sus brazos que apegaban cada vez más a la cintura deseable que portaba Taehyung.
Transcurrieron segundos cuando Jeongguk sintió que Taehyung empezaba a querer sacar algo más de la situación, y confirmó aquella hipótesis cuando sus movimientos entre si solo aumentaron al compás de música.
—Cuando tu madre sepa de mi existencia, dirá que este extranjero terminó por embrujar a su hijo, y no la culpo porque dudo mucho que en algún momento quiera alejarme de ti Jungkook.—el castaño se estremeció cuando unos labios dejaban un camino alrededor de su cuello, ladeando este mismo mientras masajeaba la cabellera el pelinegro.
—Creo que ella ya sabe de tu existencia.—alardeó—Mi mamá es muy asusta Taehyung, y no me sorprendería que ella ya supiera que ese viaje a Japón fue totalmente falso.—
—Ah Jeon Jungkook.—negó con la cabeza—¿Cómo es posible que le mintieras de esa manera a mi suegra?—
Jeon soltó una risita por lo dicho
—Ella te amará, y lo sabes Tae.—aseguró—
—Dirá que estropearé a su puro linaje.—el castaño chasqueó la lengua.
—Y creo que hoy volveremos a estropear ese linaje, mi amor.—
Taehyung soltó una risita antes de despegarse del pelinegro, entrelazando sus manos con las de Jungkook hasta llegar a la cocina de la casa, la cual sorprendentemente se encontraba totalmente vacía.
Jungkook no esperó más cuando atacó los suaves labios del castaño, fundiéndose en un beso del cual no querían que acabara jamás. Posicionando nuevamente sus manos sobre la cintura de Taehyung, pues Jungkook hace un tiempo había descubierto la adicciónque tenía por acariciar aquel lugar.
El castaño dio un brinco quedando sus piernas enrolladas sobre la cadera de Jeon, haciendo que el beso se volviera en ese momento una prioridad para ambos.
El primero en separarse del beso fue el pelinegro, observando el tono rojizo que se había tornado los labios del castaño.
—Dijiste que era tu primera vez...—
—Creo que pude haberte mentido...—
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