—Estados Unidos —la corregí amablemente, debía ser tan odioso que alguien te corrija al hablar cuando a ti te enseñaron a hablar de una manera específica (a mí me parecía tan absurdo que solo Estados Unidos de América pudiera proclamarse como el único país donde puedan nombrarse a sí mismos «americanos»)—. Lo siento mucho, Lindsay, ya no volverá a pasar, lo prometo.

—¿Perdón? —frunciendo el ceño y arqueando una ceja fue que Lindsay me respondió que no entendió lo que acababa de decirle hacía un par de segundos.

—Que realmente América es todo el continente, tú vas a un país del continente americano —me maldije a mí mismo internamente, así que decidí ir a la nevera por una limonada para intentar disipar mis nervios que estaban a flote.

—Da igual, quiero volver al continente. Extraño mi vida allá en Norteamérica; ¿sí puedo decir que en Norteamérica era donde vivía o hay alguna otra palabra que deba aprender para no cometer errores al hablar contigo, Louis? —creo que sí se molestó un poquitín con lo que dije—. No me respondas, no estoy de humor para recibir clases de Lengua y de Geografía en este momento. Quiero salirme de aquí.

—Te entiendo muy bien, espero que lo sepas. ¿Y por qué no…

—Contrato legal —ni siquiera me dejó terminar mi pregunta.

—Auch, eso debe doler bastante, Lindsay. No sé qué más puedo decir al respecto, discúlpame.

—¿Qué harían Kim Kardashian y Cara Delevingne? —le preguntó a nadie en particular (lo supe porque miro al cielo mientras ponía su barbilla en la palma de su mano; un gesto típico de Lindsay Campbell).

—Buscar un buen abogado que las pueda sacar de ese embrollo en el que estuvieran metidas —sin embargo, yo le respondí, tal vez me lo pude haber ahorrado, porque debí haber sonado un tanto irritante y un poquito tajante en mi manera de responderle a la chica rubia con ojos azules y un cuerpazo de envidia que estaba al otro lado del teléfono. Pero Lindsay necesitaba una buena respuesta, así que se la di.

—Buena esa, Louis —sí, eso era una buena idea, debo admitir que mi mente estaba plagada de ideas bastante interesantes y casi nadie las valoraba porque no tenían el valor, o la magnitud, que se esperaba que tuvieran—. Pero sería muchísimo papeleo y no quiero hacerlo, además de que la paga es muy buena.

How much? —me interesaba, claro que me interesaba saber cuánto ganaba Lindsay y no era por envidia, era porque me alimentaba del chisme. Entonces sí me pareció algo bastante interesante para saber en ese momento.

—Estás en México, ¿no es cierto? —asentí con la cabeza, al tiempo que le daba un sorbo a mi deliciosa limonada—. Voy a hacer la conversión a pesos mexicanos. Espera un segundo, Louis —Lindsay se colocó sus gafas para entrar a la web por medio de otro aparato electrónico—. ¡Madre mía! Piénsalo de esta manera: serían más o menos como diez millones con quinientos mil pesos cada tres meses, aquí no me pagan cada mes, es cada tres meses y yo firmé el contrato donde decía que estaba de acuerdo con las fechas de pago; no hay nada que pueda hacer. Así que sí, por eso mismo no dejo de trabajar aquí, aunque no me guste, quita tu cara de sorprendido, por favor.

—Es como medio millón de dólares, básicamente —seguía siendo muchísimo dinero—. Es casi lo mismo que tengo en mi cuenta de banco.

—Cierto —se acomodó en mechón de cabello rebelde detrás de la oreja—. Pero tú cuéntame, ¿cómo has estado? ¿Qué has hecho? ¿Cómo te ha ido? ¿Qué tal la vida en México? ¿Qué hay de tus otras amigas y de tus otros amigos?

—Muy bien —le conté sobre mi primer trabajo discográfico, ella me comentó que sí lo había escuchado y que le resultaba hermoso. Igual que a todas las personas que habían tenido el gusto, el placer y el privilegio de haberlo escuchado con anterioridad.

—Pero hay una canción que, aunque sí es muy hermosa y te luciste con ella, no me deja tranquila por las noches —y yo sabía de qué canción me hablaba Lindsay—. ¿Por qué le escribiste una canción a Richard Vallaj, en primer lugar? Y en segundo lugar, ¿ha valido la pena después de todas las lágrimas que has llorado por él? —puse los ojos en blanco.

—Ahora yo quiero hacerte una pregunta a ti, amiga —es que sí me molestaba mucho que siguieran pensando que Richard era malo para mí, cuando él simplemente era perfecto y lo podía jurar por quien sea—. ¿Tú por qué crees que lo hice, Lindsay Campbell?

—No se me ocurre ni una sola razón para que lo hayas hecho, Gerald —¿nadie podía ver que yo estaba enamorado de Richard Vallaj o qué era lo que pasaba?—. Por eso te lo estoy preguntando, ahora responde, ¿por qué le escribiste una canción a Richard Vallaj?

—Porque Richard Vallaj es como el amor de mi vida, lo amo. Y simplemente es perfecto, Lindsay, no quiero ni ver a nadie más ahora que lo vi ni quiero pensar en nadie más ahora que lo he visto con mis propios ojos y puedo decir que estoy enamorado de él completamente, porque el amor me parece dorado, como la luz de día —una respuesta muy larga, que se pudo resumir en que simplemente la había escrito porque quise y ya. «La escribí porque quise». Respuesta bastante irritante.

—¿Lo es porque está guapo o te da lástima lo mucho que sufrió cuando terminó con Jessica? —me ofendió su comentario, ¿en serio la gente pensaba que solo estaba con Richard Vallaj por lástima o mero interés? Dios, ¿qué fue lo que YO había hecho mal?—. No me preguntes, yo sé acerca de todo lo que pasaba en el Colegio Apple White, así que sé sobre el noviazgo arreglado entre Jessica Jones y Richard Vallaj.

—¡No! —grité y Hades se sobresaltó por lo que acababa de suceder—. Perdóname, chiquito, no fue mi intención. Lo siento mucho, hermoso —Lindsay no supo a quién le hablé y tuve que decirle que se lo dije a mi gato—. Una disculpa, Lindsay, pero no considero que Richard sea el amor de mi vida solo porque «está guapo o le tenga lástima por su ruptura con Jessica Jones».

—Sí está guapo —lo admitió y en ese preciso momento sentí cómo me empezaba a hervir la sangre por ¿celos?—. Y solo en caso de que me lo preguntes: yo también me lo follaría y le escribía una canción, pero no cualquier canción: una que dure hasta treinta minutos o dos días.

—¡Aléjate de él, bruja, es mío! —dije esto sin pensarlo, coloqué mi mano sobre mi boca y en seguida le pedí una disculpa a Lindsay por cómo la ofendí. Ella simolemente comenzó a reír.

—Tranquilo, es bueno que defiendas lo que es tuyo y no me ofende, porque sé que eres tú y me lo dices jugando; pero que no se repita, por favor.

—Te ofrezco una disculpa de todo corazón, Lindsay.

—Deja de disculparte, por favor, ya lo pasado se queda ahí.

—Me encanta nuestra amistad, ¿sabes? —me preguntó por Logan y esa era una pregunta que intenté evadir por un rato, hasta que se cansó y «me obligó» a que le respondiera—. Logan… Todo un tema ese hombre; hace poco hablamos Ryck, él y yo, discutimos un buen rato, pero ya está todo bien; our friendship is very weird.

—Entiendo—Lindsay bostezó—. En primer lugar: ¿por qué carajos fue la discusión, Louis? —tuve que contarle a Lindsay lo que pasó y por qué fue que Logan y yo discutimos bastante fuerte.

—¿Quién crees que esté mal? ¿Quién tiene razón? —Lindsay se echó a reír.

Fuck! —exclamó—. Ninguno de ustedes está bien; él por decir tantas estupideces y tú por hacerle caso, ¿no puedes solo ignorarlo y ya?

—Sí quisiera —ok, tal vez Lindsay tenía razón y se lo hice saber—. Solo no puedo permitirme el lujo de que Logan me trate como quiera y que salga indemne.

—Tienes que permitirte perder por lo menos una vez, Louis Gerald.

—¿Y dejar que gane? —el rumbo de esta discusión no me gustaba—. No fucking way!

—Relájate, era una observación; una muy buena observación, y ya —Lindsay se fue, supuse que tenía sueño y decidió dormirse, así que no me enojé; aunque sí sentí feo que se fuera sin despedirse.

Tomé a Hades, lo llevé directo a su cama y, tras decirle que ya era hora de dormir, recostarlo en su cama, y apagar la luz, con los nervios de punta, mil emociones en mi cabeza y sin saber qué podría o no hacer; decidí irme a dormir yo también.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now