Oh, Guiena, mi patria, hogar de los valientes. Caballero audaz que al gran rey idolatra, no temas. El Señor es tu vanguardia.

No repiten este verso ya que es la segunda repetición, pasando al siguiente verso.

Siempre dispuestos a luchar, por el rey mi espada con la del enemigo voy a cruzar. Con esta batalla ganaremos, se cumplirá la voluntad de nuestro rey y en nosotros mandará su ley.

Sus voces unidas suenan preciosas, las rimas compuestas suenan en una perfecta eufonía ya que parece que hubieran practicado; son sus voces quienes manejan la música, no al revés.

Nuestro soberano lo cumplirá con gracia.

Los tambores del acompañamiento se dejan oír durante los cinco segundos finales antes de llegar hasta la última frase, que todos cantan con fervor.

¡Dios salve al rey!

Comienzo a aplaudir cuando terminan de recitar el himno; el público me imita y estallan en aplausos. Segundos después, comienzo a andar seguido de mi mujer y el consejero hacia la limusina. Llegamos al automovil y me subo ante la algarabía de la gente que me aturde de fondo. El chófer arranca y el agente Bissous se coloca justo en frente del coche, que frena en seco.

-¡Maldita sea! -grito, molesto ante que casi nos mata. -¡Bissous!

El agente entra al auto con su vestido de gala y su chapa de agente. Parecía tan serio.

-¿Creyeron que no estaba invitado a su coronación, Jason? -dice el francés, sentándose frente a mi y a mi mujer.

-No estabas invitado. Te has auto-intivitado.

-Mentira, un agente de este calibre está invitado a todo. -me dice, levantando sus cejas.

-Ahora nos has cortado todo el rollo. Íbamos a cerrar el hueco de la ventana y hacer cosas indecentes aquí atrás. -rezongo y Dakota me pega en la pierna, roja como un tomate.

-Mmmm, no, no os habría dado tiempo. -el agente mira su reloj. -El Palacio Vielmoe está muy cerca de este.

Sonríe con suficiencia. Este hombre me pone de los nervios.

-¿Has compuesto tú el nuevo himno? -habla el francés de nuevo.

Su pregunta me hace recordar la tarde que pasé disfrutando de mi talento oculto; el piano. Y si, compuse yo el himno, hice yo la letra, todo.

-Sí. -no digo más.

-Wow, el rey es músico.

Lo miro, fulminandolo con mi semblante.

En unos minutos, llegamos al Palacio Vielmoe y la hermosura del lugar me deja callado cuando bajo del coche negro.

El palacio de Vielmoe ha sido restaurado a lo largo del tiempo y rinde homenaje a los reyes que han contribuido a su esplendor en su planta baja, con una escultura de cada rey que contribuye a la construcción en una sala abierta al público. Incluso está mi padre, que contribuyó construyendo nuevas fuentes. Hay más de 20 reyes y ahora me toca a mi.

Cuenta con 650 habitaciones, 2223 ventanas, 117 escaleras y 9.995 metros cuadrados de tejados. Su superficie total es de 56.521 metros cuadrados. Aunque sólo están disponibles para la visita 5.970, que es la planta baja y una muy pequeña parte de la de en medio. El resto está completamente cerrado y es para nuestro disfrute.

El parque, de 10.050 hectáreas de puro verde, formas hermosas en el césped y fuentes de todas las estructuras, llegó a abarcar 17.000 en los tiempos de Ferdinand Diphron XVI, mi trastatarabuelo.

MAR DE CORAZONES ✓ [MAR 2 ©]Where stories live. Discover now