Durante cuatro años, la relación entre Yeonjun y Taehyun ha estado en un equilibrio frágil. Para Yeonjun, su consola se convirtió en un refugio, un mundo donde las victorias eran sencillas y los fracasos no dolían en la vida real. Para Taehyun, esa...
Taehyun era bastante reservado, del tipo que se preocupa más por su novio que por sí mismo. Pero... ¿Quién era su novio? Una pista: el chico más popular de toda la universidad. ¿Quién lo hubiera imaginado?
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Yeonjun, a simple vista, proyectaba una frialdad que hacía que muchos lo admiraran desde lejos. Pero aquellos que realmente lo conocían sabían la verdad: por dentro era dulce, terriblemente sobreprotector, y sus ojos solo brillaban de verdad para alguien. Para Kang Taehyun.
Se conocieron de la forma más simple: a través de amigos en un cibercafé. Primero fueron compañeros de partidas, luego amigos, después mejores amigos... y finalmente, enamorados.
Yeonjun fue quien se confesó primero, con una propuesta elaborada en un lugar lleno de luces de colores que hicieron brillar los ojitos grandes de Taehyun. Aunque la verdad era que Taehyun lo había intentado antes, con un tímido "Me gustas" que Yeonjun, no preparado entonces, había dejado flotar en el aire sin respuesta clara.
Los primeros tiempos fueron de película: encuentros en parques, tardes en centros comerciales, noches en hoteles donde solo querían dormir abrazados (a veces sí llegaban a más, dejando a Taehyun con un nerviosismo dulce durante días).
Pero algo cambió.
Llegaron los días en que Taehyun esperaba respuestas a sus mensajes por horas... luego por un día entero... luego por dos. El silencio digital se volvió una presencia constante. Empezó a pensar lo impensable: ¿Le estaría engañando Yeonjun? Su mente, aunque no tóxica, corría hacia el peor escenario posible.
Desesperado, llamó a los amigos más cercanos de Yeonjun. Ninguno tenía una respuesta clara hasta que Soobin, con ese tono calmado que lo caracterizaba, le soltó la verdad:
"Taehyun, no te preocupes. Yeonjun está bien. Es solo que... últimamente está muy pegado al aparato jugando videojuegos."
El alivio fue instantáneo, seguido de una punzada de decepción agria. ¿En serio? ¿Los videojuegos eran más importantes que él?
Esa noche, cuando Taehyun llegó a su apartamento compartido, el resplandor azul de la pantalla iluminaba la sala como un faro de negligencia. Yeonjun ni siquiera volteó.
—¡Choi Yeonjun!— La voz de Taehyun cortó el aire, cargada con una tensión acumulada de semanas.
Yeonjun desvió brevemente la mirada de la pantalla. —Dime... nene. ¿Pasó algo?— Su expresión era de leve irritación, como si una interrupción en su partida fuera el mayor de los inconvenientes.
Taehyun respiró hondo, sintiendo cómo el nudo en su garganta se hacía más apretado. —Si no me prestas atención... es mejor que te lo tomes en serio... lo que te voy a preguntar...—
Yeonjun asintió con una sonrisa leve y distraída, los dedos aún moviéndose sobre los botones del mando. Listo para escuchar, pero claramente no para escuchar de verdad.
Taehyun tragó saliva. La pregunta que llevaba días dando vueltas en su cabeza, la que temía hacer porque tal vez ya conocía la respuesta, finalmente salió:
—¿Yo o la PlayStation cinco?
El clic de los botones se detuvo en seco.
Un silencio eléctrico llenó la habitación. En la pantalla, el personaje de Yeonjun quedó inmóvil, vulnerable, antes de ser eliminado por un enemigo. El sonido de "GAME OVER" resonó, irónicamente apropiado.
Yeonjun se congeló. Lentamente, como saliendo de un trance, dejó el mando a un lado sobre el sofá. Finalmente, por primera vez en mucho tiempo, miró a Taehyun de verdad. No un vistazo, sino una mirada completa, encontrando unos ojos que antes brillaban para él y que ahora solo reflejaban cansancio y una tristeza profunda.
Sin decir una palabra, se levantó y comenzó a caminar hacia donde Taehyun estaba plantado, con el corazón latiendo tan fuerte que temía que Yeonjun pudiera oírlo.
La pregunta ya estaba en el aire. Era demasiado tarde para retirarla.