Ritual y pacto [PokkoPikku]

Capítulo 2: Un Infierno

Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen, esta historia sí es de mi autoría. Prohibida su reproducción parcial o total.

Dedicatoria: A mi querida Ailyn. Te extrañosiempre.

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Capítulo 2: Un Infierno

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El golpe seco la dejó inconsciente un buen rato, pero nada de eso modificó el hecho de que al abrir los ojos, estaba todo oscuro. En un principio creyó que se había quedado ciega, pero en cuanto se aclimató, veía apenas la silueta de sus manos.

Se levantó despacio; sentía dolor en varias partes del cuerpo, por los golpes que tuvo.

Comenzó a recordar qué había sucedido, el por qué estaba ahí, mientras se apoyaba de la fría pared que pasaba a su lado para poder caminar hacia adelante, sin saber dónde se dirigía.

La cabeza le dio un hincón, y pudo visualizar el último momento donde vio a su padre, llorando y sollozando palabras de perdón. Se palpó los hombros, lugar en el que sintió el empujón del mayor para hacerla caer.

No entendía nada. SI su propio padre la había arrojado ahí, ¿cuál se supone que era el propósito de aquello? Nunca mencionó nada similar, y encontrarse sola en un espacio tan oscuro y angosto solo le hacía pensar que seguramente a estas alturas todos pensarían que ya debería de estar muerta.

Siguió caminando por el único camino latente, y fue cuando a lo lejos vio unas pequeñas antorchas, y mientras se iba acercando a aquellas, iban apareciendo más y más a lo largo del camino.

No se detuvo a cuestionarse si seguir aquel camino era una buena idea, pues no sabía lo que le esperaba al pasar todas aquellas antorchas, pero sí estaba segura de que alguien tenía que estar detrás de todo esto.

Caminó con ahínco, quiso creer que aquel sería el camino para volver a su casa y seguir con su vida exactamente donde la dejó. Cuando llegó a las últimas antorchas, se fijó que el camino era curvo en ese punto, de tal forma que dobló y unas puertas de color negro con marcas talladas se encontraban frente a ella.

Había un cartel que tenía escrito: "El oxígeno termina aquí".

Dudó un instante y quiso volverse, pero el sonido de unos pasos hizo que su piel se erizara del miedo. No era posible que alguien la haya estado siguiendo y no se diera cuenta, sin embargo sentía que la presencia detrás suyo era real, pero maligna. Tenía demasiado miedo de girar, y su cuerpo se quedó prácticamente petrificado.

Dieron unos pasos más adelante y quien que sea que la había seguido estaba a un paso de ella. El corazón le latía demasiado fuerte y apretó los ojos. El miedo se había apoderado de su cuerpo, pero al mismo tiempo estaba muy alerta de lo que pasaba a su alrededor. Unos pasos más y supo que ya la habían sobre pasado.

Con la cabeza gacha, fue abriendo los ojos de a poco, visualizando el piso que ya conocía de haberlo caminado. La mirada la fue subiendo lentamente hasta que vio a alguien parado en frente suyo.

Iba descubriéndolo mientras seguía subiendo la mirada. Era una persona que vestía normal, unos pantalones, una chaqueta donde guardaba las manos, y la cara casi humana.

Se asustó cuando enfocó bien en el rostro de aquel hombre pues tenía unas marcas rojas que iban desde los ojos hacia afuera, y otras que marcaban profundamente la mandíbula, dándole un aspecto nada humano.

Pegó un gritito ahogado y las piernas le flaquearon haciéndola caer de rodillas.

El tipo parado ahí la veía con inexpresión, como sabiendo que aquello era lo que tenía que pasar.