//Uno\\

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Luz...

Cámara...

Acción...



~F E R N A N D A~

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~F E R N A N D A~



Todos estaban reunidos, con su atención puesta en mí. Mantuve la mirada en alto y mis pasos eran firmes. No demostré ningún sentimiento, decidida a no dejarme pisotear por nadie.

Pero ya nada es igual, mi vida ha sido destruida por completo. Esta vez, haré que paguen.

—¡Su Majestad, la princesa heredera, Fernanda de Valencia! —anunciaron con solemnidad.

El hombre que se convertiría en mi esposo extendió su mano, pero la esquivé con determinación. Me coloqué en mi lugar, frente al padre, sintiendo las miradas como buitres clavadas en mí. Sonreían ante la desgracia de este matrimonio impuesto, pero el que ríe al último, es quien más disfruta.

Sin darme cuenta, los votos llegaron.

—¿Acepta como esposo al príncipe Felipe de Guazmón? —Ahí fue donde todo cobró sentido para mí. —Princesa Fernanda.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro, estremeciendo al cura y a mi futuro esposo. Observé a los ministros de la corte sudando frío, mientras el Duque de Flores creía tener todo bajo control.

No soy una cobarde.

—Sí —respondí con determinación.

El príncipe Felipe se sintió desconcertado, pero su mirada reflejaba una sonrisa. No me gusta, quizás mi corazón jamás llegue a amar.

—Si hay alguien que se oponga a esta unión, que hable ahora o calle para siempre.

Bajé la mirada y, con un rápido movimiento, transformé mi atuendo, revelando una espada. Apunté al cuello de mi esposo, desatando el caos en la ceremonia. Mis seguidores, guardias y aliados tomaron el control, desatando una revuelta contra la traición.

—¡Alba! —llamé a mi confiable hermana, la espada de la Reina, quien se unió a mí en la lucha, clavando una flecha en el pecho de nuestros enemigos.

—Fernanda, ¿Me matarás? —me cuestionó Felipe, en un intento de comprensión.

A pesar de que Felipe podría ser un buen aliado, su pasado con el Duque de Flores lo hacía indigno de confianza. Solo deseaba su partida, lejos de mi Reino.

—¡No puede! —exclamó el Duque de Flores, temeroso de las consecuencias. —Si lo hace hará que una guerra estalle, Princesa.

Lo miré con desprecio, acercándome para enfrentarlo con determinación.

R E G N U MWhere stories live. Discover now