Capítulo 21: La libertad requiere de sacrificios

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—Mis amigos están muertos.

Quedo en shock.

—Yo... lo siento.

—No te preocupes, los conocí por poco tiempo.

—Igual debe doler —murmuro.

—Sí, pero tengo otras cosas importantes por las que continuar, como saber qué rayos tengo que ver contigo.

Me río.

—Eso es fácil, yo te lo puedo contar.

—Otro día, primero la cárcel.

—¿Sabes dónde está? —cuestiono intrigado.

—Algunos rebeldes se escapan de ahí, así que sí, no es lejos, está oculta por un campo magnético.

—Ya veo —susurro y la conversación termina ahí.

Una vez llegamos, cruzamos aquel campo mencionado. El lugar al pasarlo se ve tétrico. Más que el subterráneo, peor que el prostíbulo ¿Es acaso que torturan gente y nunca me enteré? Gente que podría ser inocente. Ya todo me parece mentira y no puedo confiar nunca más en el alto mando de HimnoVida.

—Quisiera que todo esto terminara —digo triste.

—Para acabar algo viejo, debes iniciar algo nuevo.

Me sonrojo.

—Qué poético.

—Bien, como sea, por aquí. —Suelta mi mano, entonces abre una compuerta oculta en el suelo—. Busquemos a tu amigo y larguémonos.

Asiento y seguimos camino.

Al llegar a una habitación, Astro conecta unos cables y una pantalla táctil se revela de la nada en el aire. Él me pide que describa a Keller y cualquier característica que nos pueda servir para hallarlo, para luego meternos por otros pasadizos. Vemos que por los agujeros muchos guardias dejan sus puestos, realmente los rebeldes están haciendo lío en la ciudad. Entonces unos cuantos pasillos más y llegamos hasta mi amigo, el cual se encuentra tirado en el suelo, así que corro hasta él.

—¡Keller! —chillo preocupado, pero Astro me hace una señal para que haga silencio—. Lo siento —susurro.

Mi amigo abre los ojos y se sienta, mantiene la vista sorprendido en nosotros.

—¿Pero qué haces aquí? —murmura débil.

—Vinimos a sacarte —aclaro, luego hago una pausa y le sonrío—. Y a regresarte tu cuerpo.

Veo un gesto de emoción y shock.

—¿Cómo?

—¿Tienes el contacto de ese canal todavía?

—Sí, pero...

—Con eso nos basta —interrumpe Astro—. No hay tiempo, muévanse.

Keller se levanta del suelo y lo mira mejor.

—Estás vivo —afirma.

—Nadie puede matarme, pero no hay tiempo de hablar del pasado que no recuerdo, vámonos.

Se queda tildado, luego reacciona y nos sigue, sin preguntar nada más. Consigo un comunicador en el camino mientras escapamos, entonces Keller puede hablar con el canal.

Mientras esperamos dentro de las instalaciones nos vamos preparando.

—¿No necesitas a los demás usuarios? —consulta Keller.

—Todo lo que necesito está aquí. —Miro el ADN en mi mano.

Se sorprende, queda impresionado por el brillo azul.

—¿Cómo hiciste...?

—No te preocupes, tú también lo harás, por eso necesitamos hacer ese anuncio lo más pronto posible.

—Nos robaremos la señal de la alerta sobre los rebeldes —aclara Astro y asiento, luego él revisa otros cables.

Yo soy el inventor, pero ahora él es el hacker.

Ya en pantalla, trago saliva y estamos listos para salir al aire, para iniciar todas las trasferencias. Keller me da su ánimo detrás del de la cámara, entonces cierro los ojos, tomo aire y los abro. La máquina comienza a grabar, es hora de la verdad.

—Sé que están asustados por el ataque de los rebeldes, pero no es su culpa, es nuestra, por aceptar las mentiras de PlanetFem. Muchos hombres hemos sido modificados genéticamente por el capricho de otros y sin ningún tipo de consentimiento, así que quiero declarar algo muy importante. No más, solo vamos a cambiar si queremos y yo voy a enseñarles. HimnoVida no merece más mentiras.

Una luz azul se genera en todas las venas de mi cuerpo y las presento para manifestar el ADN. Es ahí cuando cambio, gracias a Serett, es ahí cuando lo entiendo y lo comprenden los demás también.

Todo esto provoca más revuelo y explosiones. Ya no son solo los rebeldes quienes se oponen a PlanetFem y a los altos mandos de HimnoVida. No, ahora es la mayoría de la gente. Es tan atroz, que en este día se genera un gran genocidio. No es mi culpa, es lo que estaba destinado a ser.

La libertad requiere de sacrificios.

Fin.

            Fin

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AsunsethWhere stories live. Discover now