La morena tensó los músculos de su espalda al ver como el doctor se giraba observándola por un par de segundos para luego simplemente acercarse estirando su mano de forma cordial "Hola, soy Diego Molina y soy el doctor a cargo de la paciente Calle" Y a pesar que en su presentación no había nada extraño la joven no podía quitarse de la mente que él observaba a la castaña como si ya la hubiese conocido con anterioridad y debía admitir que al sentir como se le acercaba y le susurraba aquel "No la dejes a solas con él" le había causada que la confusión aumentara por completo, porque se lo había afirmado, conocía a Daniela y tenía el mismo pensamiento de Julián. En el momento que el doctor Molina abandonó la habitación la muchacha no dudó en acercarse sintiendo como su pecho comenzaba a dolor por la imagen del dañado cuerpo de la menor, la morena tragó saliva sintiendo sus manos temblar en el instante que sus ojos habían comenzado analizar los pequeños cortes en el amoratado rostro de su amada, sintió sus pulmones contraerse al notar la forma en que la mantenían intubada mientras que, sus largas pestañas ocultaban la belleza de su mirada. María José sintió sus piernas flaquear en el instante que bajó la mirada observando el pecho de la joven envuelto por un par de gasas y vendas, siguió observando viendo los hematomas rodeando sus brazos y caderas, esa no era su Daniela, aquello parecía un maldito saco de boxeo y María José no podría estar más furiosa por eso. La peli negra sintió su mundo derrumbarse en el instante que escuchó la voz del castaño "Esta en coma" y lo dijo con tanta simpleza que la peli negra deseaba sacar su ira contra su rostro a la vez que le gritaba que él debería estar en aquella camilla postrado mientras que su adorable castaña debería estar a su lado mimándola por el bello bebé que iban a tener, pero en vez de aquello simplemente lloró por culpa de las hormonas y el dolor que le recorría el alma por ver que, a pesar de todo el sufrimiento que ya habían vivido este jamás se iba, no había forma que las dejaran en paz, al parecer aquello en su vida jamás sucedería.

Julián observó en silencio la forma en que la morena se aferraba a las frías manos de su hermana, el como le sollozaba suplicando que no la dejara, y no supo donde esconderse para dejar de oír el desgarrador llanto que desprendía la garganta ajena, ella sufría y el joven era consciente que él tenía la culpa, y no pudo evitar el cuestionarse hasta que punto había llegado, por que había decidido causar todo ese sufrimiento, siendo él, tan malditamente consciente que por María José más que un capricho no podría llegar a sentir. Cobardemente el menor huyó de la habitación dejando que la peli negra soltase todo lo que pasaba por sus pensamientos, simplemente quería creer ingenuamente que su hermana no estaba en aquella habitación, que se trataba de otra Daniela Calle, alguien ajena a su sangre.

Y pasaron los meses que para María José no fueron más que un par de pestañeos, la joven nuevamente se hallaba de visita observando a la pacífica castaña descansando sobre la camilla, admiró en silencio su cabello sin brillo como también el resalte de sus blanquecinos pómulos. La morena se ordenó a sí misma el no volver a llorar, no podía darse el lujo de estar triste cuando era más que consciente que Daniela volvería a su vida, porque aquello sí o sí debía ocurrir. La peli negra suspiró observando la imagen entre sus dedos, había tenido hora con su ginecóloga sintiéndose verdaderamente emocionada de ver por fin los avances de su embarazo, la joven recordó llorar al tener entre sus manos la foto de su pequeño bebé creciendo lentamente en su interior, lloró por la emoción como también por el hecho de que Daniela no había sido capaz de verlo por sus propios ojos.

María José alzó su mirada estirando su temblorosa mano hacia los dedos fríos de la castaña, con cuidado dejó la pequeña fotografía entremedio de la palma ajena mordiendo su labio inferior en un vano intento por distraerse, "Es una niña, Daniela" y sus palabras salieron casi quebradas a causa del nudo que se había creado en su garganta, rápidamente tomó bocanadas de aire intentando mantener la compostura. Se quedó al lado de su amada por un par de horas más, con su mano derecha sostuvo la mano libre de la menor intentando mantener en calor la fría palma ajena. La morena le dio un último vistazo a la castaña para luego simplemente despedirse de aquella manera tan dolorosamente silenciosa que solía ejecutar, porque no se atrevía a acercarse el rostro de la menor y besar los ásperos labios de la castaña, le aterraba el no sentir nada, que se diese cuenta por fin que ella quizás nunca más iba a despertar, pero para su sorpresa antes de que fuese capaz de inclinarse apoyando con suavidad su barriga en crecimiento se llevó la grata sorpresa de sentir como sus dedos por fin eran apretados casi por un segundo, y María José no pudo evitar el cuestionarse si ya había perdido con totalidad la cordura, pero no, cuando se quedó estática con sus párpados completamente expandidos ante la incredulidad sintió como si de golpe alguien le hubiese dado un puñetazo directo a la boca de su estómago porque se quedó sin aire, con sus ojos fijos en como Daniela comenzaba a parpadear completamente confundida por la fuerte iluminación del lugar.

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