20. Heredera.

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La señora rana abrazaba a su marido y le daba besos, mientras que este sujetaba con felicidad a sus hijos.

—Dios, que tiernos. —Violette no pudo evitar sentirse conmovida con la escena, tocándose el corazón.

Se preguntaba cómo se miraría como madre, o mejor. ¿Como se vería Din?

—Din, oye... —Lo llamó, notando como este miraba a un punto específico—. ¿Estás bien?

—Si, lo estoy. Deberíamos seguirlos y conseguir un lugar donde puedan comer.

El mandaloriano mientras iban caminando le explicaba al marido de la señora rana la situación, donde podrían conseguir la información. Y como un milagro ese lugar estaba en un restaurante. Algo que dejó maravillada a la ojiazul ya que su comida favorita era la comida marina.

El dúo agradeció a la pareja, separándose e ir directo a una mesa.

—¿Que es lo que desean ordenar? —Preguntó el mesero al verlos.

—Sopa de húngaro, por favor.

Este les sirvió en dos platos, ya al ponerle en el tercero Din negó.

—Solo para ellos, gracias. —Suspira.

—Lo siento amigo, aquí muchos quieren tener un lugar. Si quieres quedarte aquí tienes que comer algo.

—¿Que tal un poco de información? —De su bolsillo sacó unos créditos, logrando convencerlo.

Grogu vio con extrañes a su comida, ya que miraba como se movía lentamente y con su pequeña mano tomó un cubierto.

Violette en cambio disfrutaba de su sopa, tenía años de no probar comida como tal. Algo que le trajo buenos recuerdos.

—¿Como puedes soportar este olor? —Preguntó Mando un poco asqueado.

—Oh, lo siento. Lo hubieras pensando antes de decirle que si a la señora rana. —Sonríe pero a la vez nota como un pulpo se le tira encima al pequeño.

—No juegues con tu comida Niño.

La ojiazul con cuidado le quitó el animal de encima, matándolo para que sea más fácil para Grogu comérselo.

—¿Crees que nos den la información? —Pregunta algo dudoso Din.

—Yo tampoco no confió en este lugar, pero Din, no vinimos aquí por gusto. Algo tendremos que encontrar. —Puso si mano ligeramente encima de él, sonriéndole.

—Tienes razón. —Suspira—. Ahí vienen.

El plan era fácil, irían en su barco hacia la isla donde se supone que estaban los mandalorianos, obviamente ninguno de los dos confiaban en ellos pero no tenían otra alternativa. Era eso o no tener un lugar donde empezar a buscar.

Mientras hacían tiempo, Violette compro un dispositivo para que pudiera respirar bajo el agua, ya que prácticamente estaban rodeada de ella y en cualquier emergencia podría usarla, o no necesariamente, tal vez una curva submarina.

Todo era posible con Din.

No tardaron demasiado en llegar al barco, miraban como el mar poco a poco se ponía más violento con el aire, además que la ojiazul no dejó pasar el hecho que había en el centro un agujero donde le daban de comer a los peces para atraerlos.

—Se que los encontraremos —Mencionó Violette tocando ligeramente el hombro de Din.

Ya que este estaba pensativo. En todo el camino que habían recorrido estuvo callado, más de lo normal.

 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐌𝐈𝐍𝐄 | Din DjarinOnde histórias criam vida. Descubra agora