— Podrías casarte conmigo.

Raven giró la cabeza rápidamente para verlo. Sorprendida aún más que por la hermosa vista del paisaje.

— ¿Qué? — Pregunto en un susurro.

— Estamos juntos en esto, eres más que una amiga para mí, te deseo mucho más que las joyas que desenterramos. Conocemos nuestros secretos, te acepto como eres y tu haces otro tanto conmigo. Podemos abrir esa posada que quieres o viajar hasta que seamos viejos.

— ¿Estás hablando en serio? — Preguntó ella dividida entre la sorna y la incredulidad.

— Claro.

El se levantó y la miró.

— ¿Hacía donde? — Preguntó ella esquivando su mirada inquisitiva.

Él la tomó del brazo y la hizo enfrentarlo.

—¿No vas a responder?

— Una cosa a la vez. — Dijo ella alejándose. — Primero encontremos este cofre.

Él la miró ceñudo y comenzó a seguir el camino que estaba trazado en su mente.
 

Raven estaba tensa y con los dientes apretados de frío, observó como Christopher acomodaba el bolso para armar una pequeña almohada y se acomodaba tapándose hasta la cabeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Raven estaba tensa y con los dientes apretados de frío, observó como Christopher acomodaba el bolso para armar una pequeña almohada y se acomodaba tapándose hasta la cabeza.
— Podríamos dormir juntos. - Dijo ella en un susurro quedo.

— Estoy bien así.

Ella lo miró incrédula.

— No puedes estar bien, hace frío.

— Tengo mantas. - Murmuro arrebujandose mas.

— Yo también y aun así sigo teniendo frío. - Dijo temblando sin parar. - Podemos darnos calor corporal.

— No.

— ¿por qué no?

— Porque no comparto mi calor corporal con cualquiera. - Dijo llanamente. - Si quieres calor corporal pideselo a ese marido tuyo que quieres comprarte.

El enojo le enrojeció el rostro y sintió hasta sus orejas se ponían coloradas.

— No puedo creer que estés enojado por eso todavía.

— No estoy enojado, pero creo que si quieres llegar virgen al matrimonio deberíamos mantener la distancia.

— ¿Eso qué quiere decir?

— Esa es una pregunta estupida. Al parecer me equivoque contigo y creí que eras inteligente.

— Quizá estaba preguntando para ver si tenías el valor de repetirlo. - Dijo desafiante.

Él la miró con los ojos entrecerrados y sonrió ladinamente.

— ¿Estás provocándome, Rae? Porque si lo estás haciendo, deberías pensar muy bien tus próximas respuestas, no vaya a ser que te acobardes en el último momento.

Mentiras Negras ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora