Do you really think that?

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Entró a una extensa habitación poco después de que el sol abandonara los cielos y la luna se apoderará de la noche, siendo la guardiana de todos los habitantes de la tierra.

En el centro de la habitación, había una larga mesa que abarcaba todo el espacio. Diferentes exquisitos platillos para todas las personas invitadas a aquel banquete, y como el anfitrión que era, Dios se encontraba sentado en la cabeza de la mesa. 

Parecía un rey, un hombre inalcanzable e intocable. Aquel ser con una sonrisa pacífica y sincera, radiando mas luz que cualquiera que estuviera ahí en la habitación. Incluso más que el propio Roger. 

—siéntate, pequeño Roger— le indicó al rubio.

—claro— aceptó e hizo una pequeña reverencia. Se sentó a mano derecha del creador, sabiendo que ese era su lugar. Desde que era pequeño se sentaba en ese asiento, el cual le fue asignado desde su creación.

Esperaron en silencio a que los demás ángeles llegaran a ocupar sus lugares para empezar la cena, y en menos de 10 minutos, la sala estaba llena de aquellos seres, sentados en sus lugares asignados. Los más importantes hasta el frente, los nuevos al centro para que aprendan de los mayores, y los aquellos que no aportaban tanto al paraíso, iban hasta el final. Parecía una maldita jerarquía.

—Madeline— la suave voz de la deidad resonó en la habitación, haciendo que todos los presentes callarán y dirigieran su mirada a la menor. Estaba sentada en la parte central de la mesa, al lado de su tutora—, ¿podrías dar las gracias?

—claro— dijo la castaña, haciendo que todos los presentes juntaran sus manos y cerraran sus ojos para escuchar sus palabras—. Me gustaría darle las gracias a nuestro señor por poner comida en esta mesa y en nuestros platos— se notaba muy nerviosa, era obvio que era su primera vez haciéndolo—, las gracias por otro día lleno de amor, misericordia y serenidad en nuestras vidas, y las gracias por darnos un magnífico hogar en el paraíso. Amén. 

—Amén— repitieron todos los presentes y volvieron a sentarse normalmente. 

Todos los ángeles empezaron a degustar la deliciosa comida. Roger había perdido un poco el apetito después de escuchar las palabras de Madeline. No era porque estuvieran mal, la verdad es que fueron palabras muy lindas de su parte, que sabía que Dios lo agradecía profundamente y en silencio. Pero no dejaba de repetir sus palabras una y otra vez, como si de una cinta de video se tratase. 

¿A caso Freddie tenía días llenos de amor? ¿Tenía un buen lugar para vivir? ¿Tenía tutores? Al recordar la manera en la que el pelinegro lloraba al ver al rubio acercándose a él, sabía que al parecer no tenía nada de aquello, y le daba curiosidad saber más de él. Pero debía de ser sutil con respecto a su pregunta, ya que le había prometido no decir nada a todos aquellos que vivían con él.

—¿saben algo de el ángel de la muerte?— preguntó sin mirar a nadie a los ojos.

—¡Roger!— lo reprimió una de sus tutoras— ¡no puedes mencionar a ese ser!

—¿por qué no, Miriam?

—¿no has escuchado sobre él?— lo cuestionó alguien a su lado.

—no, no mucho.

—¡él mató a sus tutores!— exclamó la pelirroja.

—¿en serio?— se asustó un poco.

—¡claro que si!— Viktor, quien era el ángel que estaba a su lado, coincidió con la contaría—, ¿y sabes que es lo peor?

—¿qué cosa?

—lo hizo por gusto. Sabía lo que podían hacer sus habilidades y los mató porque quería.

Are you ready to die? [Froger]Where stories live. Discover now