Si Blancanieves tuviera wifi

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—No tiene saldo suficiente para realizar esta llamada— profirió la voz mecánica.

Los pasos resonaban impetuosamente en el castillo. —No puede ser, no puede ser— refunfuñaba la bella reina, inmejorablemente hermosa y de mirada de jade. —No puede ser que haya otra más bella en este reino que yo—

—No puedo realizar llamadas— escribió la adolescente, de ojos de selva y rasgos de escultura clásica, —pero tengo conexión a internet, ¿qué te parece? —terminó de tipear la jovencita a algún destinatario que no conocemos todavía.

—Hoy le preguntaré a ese necio espejo quién es esa. De seguro el espejo es obsoleto y ya no entiende más nada, no sabe de belleza. Si belleza solo puedo ser yo, la Reina. Una ya no puede fiarse de los espejos mágicos hoy en día—

Será una videollamada. La muchacha por lo menos verá el rostro de espejomagico por primera vez, con quien llevaba chateando desde hace meses. Al fin la oportunidad de ver al mejor amigo que pudo haber tenido ella, mejor que cualquier amiga envidiosa posible. El sí entendía su belleza y no tenía dobles intenciones porque bien le hizo saber varias veces que era gay. ¡Qué lástima que era gay! De no haberlo sido, hubiese sido su príncipe ideal.

—Espejo mágico, dime hoy, quién es la más bella – gritó enloquecida la Reina del castillo.

—Estoy ocupado, Reina. Hoy no puedo atenderte—

—¡Espejo atrevido! ¡Cómo vas a hablar así a la Reina!

En el chat apareció un usuario extraño debajo de espejomagico, reina. La joven se preguntó, ¿quién será? Encendió la cámara pero solo se veía a ella misma.

—Te he dicho respetuosamente, Reina. Hoy no puedo atenderte. Eres hermosa, pero pude encontrar a alguien más bella que tú. Mucho más porque no es vanidosa.

—Muéstrame de una vez quién es ella—

Finalmente el monitor mostró a la adolescente a una mujer muy hermosa, de unos 35 años. ¿Qué era esto? ¿Dónde está espejomagico? ¿Qué juego es este? ¿Qué intenciones tiene esta mujer?, fueron algunas de las interrogantes en la mente de la colegiala.

El espejo finalmente habló. —Blancanieves, no tengo rostro, solamente tengo voz porque de verdad soy el espejo mágico de una tierra mágica. Y aquí tienes a la Reina de este mundo, ella me pidió verte. Y tú, Blancanieves, eres la mujer más bella que habré de conocer aquí y en todos los mundos.

Blancanieves, estudiante de 16 años, no pudo creer cómo vestía aquella mujer. Tampoco daba crédito al escenario en torno de ella. Asumió que algún programa de la tele le estaba jugando una broma pesada por un buen tiempo. Enojada, apagó la computadora.

La Reina, pasmada, se quedó mirando al espejo. No tuvo más remedio que ir a la tienda de espejos mágicos a comprarse otro.

Si Blancanieves tuviera wifiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora