El nuevo cuidador

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Duro de matar, el isekai

Capítulo 2: El nuevo cuidador

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El límpido cielo con su celeste puro y bello, fue roto por lo que parecía un bólido dirigiéndose a la tierra, lo extraño era que dicho aerolito, gritaba con voz ronca.

La figura de un hombre se estrelló con fuerza contra el duro suelo, levantando mucha tierra y polvo, causando un estruendo de mil demonios. Las aves de los alrededores dejaron las ramas y las copas de los árboles para huir en raudo vuelo.

Una vez asentado el polvo, se vislumbró un agujero de respetables dimensiones, donde antes estaba el suelo llano de la verde pradera, algo o alguien se movía en la profunda sima.

Unos gruñidos, quejidos lastimosos y lamentaciones que fueron opacadas por balbuceos incomprensibles, antecedieron a unos dedos regordetes, pegados aquellos a una mano enorme, poderosa, que, con su fuerza, impulsaron a tremendo hombrón fuera del agujero.

No había rastros del alfeñique, solo reconocible por las ropas cubiertas de polvo que recibiera de los animales que nos visten.

Un nuevo quejido que se asemejó más al berrear de la oveja antecedió un gruñido porcino.

De la nada, se materializó una pantalla semitransparente que desplegaba la siguiente leyenda:

Pantalla básica de información; debido a la carencia de variedad de estadísticas, la base de datos solo desplegará la presente:

Nombre: Pasmado

Raza: humano

Edad: 36 años

Constitución: Muy robusto

Inteligencia: baja

Fuerza: ¡Demasiada!

Carisma: nula

Belleza: baja

HP: ¡Demasiada!

MP: nula

Extra: Bendición del dios gato.- indestructibilidad

—¿Qué es esto? —dijo Pasmado, sin poder evitar pensar en voz alta debido a que todos sus puntos estadísticos se fueron a su fuerza. Era incapaz de caminar y mascar chicle al mismo tiempo.

La pantalla de información desapareció y el hombre, luego de sacudirse el polvo de sus rodillas, anchas como yelmos, caminó sin rumbo fijo, con la esperanza de encontrar la civilización.

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El infante Bracamonte era un hombre enjuto, de cabellos grasientos y piel cetrina, su alargado rostro de caballo que por lo general era severo, excepto a la hora de adular a hombres mejor posicionados que él, gesticulaba debido al miedo: los guardaespaldas que contrató del gremio de aventureros resultaron ser unos inútiles, todos ellos fueron ultimados por goblins, que frustrados por no haber encontrado una mujer en el grupo, chillaron amenazadores.

—¡No, por favor! ¡Les daré lo que sea! ¡Aquí está mi oro! —clamó por piedad, pero no eran humanos, sino monstruos ajenos al valor del metal del diablo los que se acercaban con miradas que denotaban su carácter sanguinario.

—¿Qué son esas cosas? ¿Son monos verdes? —de nuevo pensó en voz alta, sin saber qué hacer, pero los chillidos del hombre le impulsaron a entrar en acción.

Arrancó de raíz un joven árbol y con pasos de elefante, fue a socorrer al tipo que ya se orinaba del susto.

Fue sorprendente la facilidad con la que el goblin fue aplastado; sus compañeros, impresionados por la fuerza bruta del enemigo inesperado, y dada su innata cobardía, huyeron dando chillidos agudos hasta perderse en la espesura.

—¿Estás bien?

—¿Quién, quién es usted? ¡Gracias, muchas gracias, buen campesino!

Pasmado soltó el árbol y le ofreció la mano para ayudarle, el problema era que debido a su fuerza, casi hizo que se le rompieran los dedos al burócrata.

—¡Qué daño!

—Lo siento, creo que soy muy fuerte.

—En efecto, hombrecito, posees la fuerza de un ogro. Dime, buen campesino ignorante, ¿te gustaría escoltarme hasta la ciudad? Te voy a pagar bien.

—Está bien, ¿y estos? —dijo al ver los cuerpos de los aventureros.

¡Bah!, déjalos aquí que se lo merecen por inútiles.

—No, yo... Pasmado, no los voy a dejar aquí.

—¿Pasmado? Acertado el nombre tuyo, tu rostro no denota muchas luces, mi buen campesino. De acuerdo, después de todo, no tengo tiempo para enterrarlos; lo mejor, llevarlos contigo.

Pasmado asintió y cargó con los cadáveres como si fueran simples sacos ligeros, su fuerza era impresionante.

Al llegar a la ciudad, los sorprendidos guardias les dejaron pasar; igual reacción fue la de los transeúntes, vianderos y falsos ciegos que pedían limosna. Ni que decir que en el gremio de aventureros se armó tremendo revuelo al ver a Pasmado cargar con los pobres diablos.

—¡Maestro, maestro, venga pronto! —gritó la señorita recepcionista.

El líder del gremio bajó las graderías hasta la planta baja y allí recibió las quejas del cliente.

—Se le devolverá el dinero. ¿Quiere contratar los servicios de otros aventureros?

—¡¿Para qué?! Todos seguro son unos inútiles. Este bruto al lado mío, vale más que todos ustedes.

El anciano sintió cómo se hinchaban las venas de su cuello, pero permaneció sumiso. Luego de que Bracamonte se fuera (sin haber pagado nada a Pasmado), le agradeció al hombrón por haber traído los cuerpos de los desafortunados.

Ofreció trabajo a Pasmado, pero aparte del problema que resultó en descubrir que era un analfabeta, vio que el pobre gigante no entendía muy bien que era lo que pasaba y las pruebas para registrarse en el gremio no salieron nada bien.

«Que mal, Pasmado sería un buen tanque, pero para eso hay que tener cerebro, no todo es fuerza bruta», pensó triste el viejo.

—¡Ya sé! Oye, ¿no te gustaría ser el cuidador de una mansión gótica?

—¿Una mansión?

—Sí, un sitio que me está dando dolores de cabeza. Tiene mala fama y por eso no puedo encontrar a nadie quien se haga cargo, ¿me harías ese favor? Te pagaré por adelantado.

Pasmado aceptó, pero para frustración del líder, tuvo que asignar a un miembro para guiar al nuevo cuidador de la mansión de estilo victoriano y es que el hombrón no supo entender las indicaciones del mapa.

«Bueno, lo importante es que ya tengo a alguien que cuide la casa. ¿Mansión embrujada? ¡Tonterías! Los sectarios que vivían allí hace tiempo fueron ajusticiados por los soldados del rey. Este es un trabajo que hasta Pasmado logrará hacer bien».

CONTINUARÁ...

Isekai: Duro de matar, el isekai (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora