•Capítulo 2: dolor•

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Dolor.

Esa sensación de vacío a la que muchos se ven obligados a enfrentarse, y no todos suelen salir victoriosos de la batalla.
Un sentimiento de agonía y que te ataca constantemente sin dejarte dar un pequeño respiro.
Una estaca clavada en el corazón que es difícil de sacar, más aún cuando estás solo.

Soledad.

Otra arma letal que ha llegado a ser la perdición de muchos fuertes guerreros que no supieron cómo hacerle frente.
Una emoción que, irónicamente, será la única que que te acompañará en el terrible martirio al que llamas vida.

Desesperación.

Lo único que está garantizado en estos crueles momentos.
Podrás escapar, pero ella siempre te encontrará y te arrastrará sin piedad hacia el mismo vacío oscuro del cual te era imposible huir.
Tal vez... tal vez los héroes no siempre tendrán un final feliz, un final digno de un bello cuento de hadas...

...

—¡Maldito Sendokai!

En las arenosas tierras de Masara, un joven de cabello rubio vagaba sin rumbo alguno. Su rostro se veía descuidado y sucio, como si ya llevara un par de días caminando sin tener un propósito fijo.
Sus ropas también se veían desgastadas y con varios agujeros. Probablemente eran la muestra de un trayecto arduo y bastante duro.

Aquel joven que alguna vez brilló e irradió felicidad a cualquiera que lo viera, ahora estaba perdido...

—¿Por qué? ¿Por qué me ha pasado esto? ¡Por qué no puedo ser un buen hakuru!

La rabia era obvia en sus palabras y su forma de expresarse. Se quedó de rodillas, ocultándose bajo la sombra de una palmera para descansar del despiadado calor que provocaba el ardiente sol Masariano.
Dio un golpe al tronco del árbol que tenía enfrente, acción que provocó que le cayera un objeto redondo sobre la cabeza.

Era un coco.

—¡Ouch! ¿Pero qué...? ¿Un coco?

Inmediatamente lo tomó, planeando lanzarlo para desatar la furia que recorría todo su cuerpo día y noche.
En su lugar, una mejor idea se le vino a la cabeza. Tomó una roca afilada y la usó para tallar la cáscara del fruto.

—¡Listo! ¿Quién necesitará amigos cuando tienes algo mejor? ¡Un coco amigo!

El rostro que le había tallado a dicho objeto no era mas que una simple cara con una sonrisa. Aunque en este punto eso era mejor a no tener nada a su lado.

Nada...

Cierto. Casi había olvidado que lo había perdido todo.
Más bien, él decidió dejarlo todo atrás. Dejar aquellas malas memorias que lo todavía lo atormentaban en sus sueños, volviéndolos pesadillas.

Recordó aquellas caras familiares. Cabello azul, rosado, verde y... negro...
La felicidad, las sonrisas, las buenas carcajadas y personas que llegó a llamar amigos...
Todo eso... ya no podría codiciarlo.
Él estaba consciente de lo que hizo. Consciente que había fallado en su deber como hakuru y que esto era lo mejor para su equipo aunque quizá no fuera así para él mismo.

—Hice lo correcto... hice lo correcto... hice lo correcto...

Zak no paraba de repetirse a sí mismo que todas sus acciones habían sido para un bien mayor, pues lo costaba comprender si realmente era lo mejor para todos.
Claro que lo era. Eso pensaba.
No quería volver a lastimar a más personas, volver a fallarles como líder y ver su sufrimiento a causa de sus errores.

—Lo lamento tanto...

Se dijo a sí mismo, deseando que los chicos pudieran escuchar sus arrepentimientos y que lo abrazaran como en los viejos tiempos...
Desafortunadamente... eso no volvería a suceder...

Sacudió su cabeza para hacer el intento de quitar esos pensamientos negativos de su mente. Se puso de pie nuevamente y continuó su camino hacia lo desconocido, ahora acompañado de su nuevo y único amigo.

El camino que le esperaba no iba a ser muy amigable con él. Si bien Masara no se caracteriza por ser una tierra ruda con su gente, eso no significa que los potenciales peligros falten por ahí, escondiéndose entre las sombras como auténticos depredadores para atacar en el momento más desafortunado.

Zak lo sabía, pero pretendía no hacerlo. Durante el trayecto pudo ver rastros de destrucción, algunos huesos repartidos por el suelo. Claramente esto solo pudo haber sido obra de una sola persona. Un ser maligno que ha despertado en el antiguo hakuru un rencor inimaginable.

—Sidmodius... —susurró.

Sus ojos amarillos se oscurecieron al observar más de cerca el caos que había causado su enemigo. Cenizas por doquier y un aura de infortunio reinaba la atmósfera que existía en el lugar.
Pese a dejar su puesto como hakuru del equipo humano, sus ansias de venganza contra Sidmodius seguían ardiendo con fuerza. No había olvidado que él fue quien le provocó este desastroso destino...

—En cuanto te vea... ¡me prometo a mí mismo que te haré pagar por todo el daño que has causado! —vociferó a los cuatro vientos.

Al parecer su inapagable espíritu de lucha seguía brillando con gran fervor, incluso lucía más preparado que nunca para envolverse en el combate más feroz posible...
No obstante, había algo inquietante en la manera en que hablaba...

¿Será el cansancio y la fatiga? No ha dormido muy bien en estos días, por lo que es de esperarse que su cuerpo resienta los efectos de la falta de sueño.
¿El dolor que lo atosiga? No se puede descartar que su corazón esté tan herido que busque curarlo de alguna forma u otra.
¿Puede que se trate de un sentido de justicia? Eso sería la razón más lógica. Zak siempre se ha caracterizado por buscar el camino más justo para todos.

No...
No se trata de eso.
El verdadero motivo es algo más profundo, más melancólico y... oscuro...

Las emociones del rubio pueden ser resumidas en una sola palabra. Un arma de doble filo que, sin saberlo, puede que sea su sentencia...

Venganza.

Sí, eso es.

Ansias de limpiar su nombre y reputación a toda costa. El impasible deseo de devolver todo el daño que le fue causado a él y multiplicarlo para que sus oponentes sufran el triple. Aquel deseo de recuperar todo lo que un día consideró suyo, sin importar el precio que tenga que ser pagado...

Ahora ha surgido otra interrogante... ¿solamente desea vengarse contra Sidmodius? ¿O su sed de represalia va más allá de lo que él puede entender?
Después de todo, aún hay alguien más que atormenta su mente... una persona a la que por mucho tiempo vio como un rival...

—¡Basta! -se gritó a sí mismo. No quería profundizar más en ese tipo de sombríos detalles.

Un fuerte dolor de cabeza lo atacó repentinamente. Debía tratarse de una clara señal que era momento de reposar y disipar la tensión que cargaba encima.

Zak se recostó cerca de otra palmera, dejó sus cosas y a su amigo coco a un lado para descansar... o la menos intentarlo...

...

En las sombras del caos y la destrucción, una figura conocida acechaba en la distancia. No parecía tener planeado intervenir, no aún.
En sus ojos se veía reflejada la maldad más pura, como si verdaderamente se tratara del mal encarnado. No hizo movimiento alguno mas que admirar de lejos la mala suerte del guerrero.

Él no imaginaba la aciaga condena que estaba por vivir...

—El mal... está a punto de regresar. Zak... pronto será momento de abrazar tu auténtico destino...







Gracias por leer <3.
Lamento lo corto, ya encontraré la manera de compensárselo :).

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2022 ⏰

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