Ambos ahora con el torso desnudo se miraban con fuego en sus ojos. Bright besó apasionadamente el cuello mientras el joven por instinto comenzó a separar sus piernas. Él no sabía de erotismo, de sexo o de amor, pero su cuerpo pedía ser reclamado por Bright e hizo lo que creyó correcto, lo que su ser le pedía y Bright no podía estar más deseoso de hacerlo suyo y ser de él, con una promesa de "hasta la eternidad."

En un suspiro Bright siente que es necesario decir lo que su alma tiene guardada.

- Lo amo tanto il mio luce, más que a mi propia vida, más que a esta pobre existencia, yo sin usted no soy, no vivo y no existo- dijo besando su boca, mejillas y frente – mi pecho duele de tanto amarlo ¿podría alguien sentir tal sentimiento? Lo dudo, usted ha despertado a mi ser, a mi solitaria alma y me ha poseído por completo, soy suyo, le pertenezco.

Metawin atónito ante esas palabras respondió:

- Lo amo demasiado il mio Paradiso, tanto que siento que mi pecho se desgarra, no verlo un día se convierte en una eternidad, sin usted, mi vida no tiene sentido, no respiro y no existo – dijo mientras dejaba un casto beso en sus labios – siéntase correspondido porque, así como lo amo en esta vida, lo amaré en la siguiente y en la siguiente a esa. Un amor, así como el de nosotros no merece ser visto por nadie, no merece que nadie lo sepa. Soy suyo en cuerpo y alma, porque desde el primer día usted tomó mi corazón y lo recupero cada vez que me acerco a reconocerlo guardado en su pecho. Sea mío y yo seré suyo. A los ojos de todos, seremos solo amigos que trabajan juntos.

- Pero, ante nuestros ojos, seremos uno.

Terminaron de deslizar el pantalón que estorbaba e impedía sentir por completo al otro.

Bright tragó duro al apreciar tanta belleza, Metawin yacía en la cama completamente desnudo, respirando entrecortado y sin saber qué hacer.

- No tema, yo tampoco sé qué hacer ¿qué le parece si lo descubrimos juntos? – dijo intentando calmar los nervios del joven.

El joven asintió, se abrazaron para sentir esa conexión especial, piel con piel, corazón con corazón.

La piel de ambos se erizó al sentir ambas hombrías rozarse, una sensación completamente nueva, el calor los envolvió y fueron testigos de como las manos iniciaban ese recorrido por ambos cuerpos. Se reconocieron, acariciaron y reclamaron uno para el otro.

Cuando la excitación llegaba al máximo y, cuando estaban listos, el joven no se pudo contener más.

- Tómeme por favor, hágame suyo y reclame mi alma – pidió el joven.

- Me fundiré con su alma esta noche y las que vendrán – contestó Bright.

Y lentamente su cuerpo comenzó a adentrarse en el del joven, viendo como él contenía la respiración, lo esperó hasta sentir que se relajaba. Lo llenó de besos y caricias.

Sus movimientos se sincronizaron, la habitación se llenó de gemidos y palabras de amor. Sus respiraciones agitadas, el sudor bañando sus cuerpos los llevó hasta el punto máximo.

- Algo pasa, yo... no puedo más – dijo un ingenuo Metawin.

- Mi cielo, mi amor, lo amo tanto, esto ha de ser juntos, espéreme – dijo acelerando su movimiento.

Sentir su cadera golpear la del joven quien tenía sus piernas rodeando su cintura lo llevaban a un lugar nuevo, sensaciones desconocidas y placenteras. En ese momento supo por qué nunca se había enamorado. Él, Metawin era el dueño de su alma, la persona que toda su vida esperó. Su alma la estaba entregando por completo.

Cuando el placer explotó en ambos, dijeron sus nombres mientras se besaban y jurarían que tocaron el cielo juntos.

Cuestión de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora