SÍ, MI CAPITÁN

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SÍ MI CAPITÁN

En medio de un inmenso mar con tonos anaranjados y oscuros previos al anochecer estaba flotando un barco ostentoso y con un mascarón en forma de unicornio, sus maderas eran lujosas y con finos detalles, quien lo viera de lejos pensaría que era el barco de un aristócrata inglés, aunque era todo lo contrario, aquel barco era el famoso Revenge, el barco del "famoso bucanero" el Caballero pirata, Stede Bonnet, el cual estaba en su camarote junto Barba Negra, Edward Teach, explorando sus bocas y disfrutando de la intimidad y de la tranquilidad que les estaba otorgando el mar y su inquieta tripulación.

Los dos no paraban de darse besos y fortuitas caricias sobre la ropa, el deseo entre los dos era más que evidente, en especial en Ed, que parecía una bestia hambrienta.

Hubo un momento en el que el fiero pirata tumbó al rubio en el sofá de terciopelo rojo logrando un pequeño gemido de sorpresa en el otro. Sus besos cada vez eran más intensos, ni siquiera en la vida de matrimonio Stede había experimentado tanta pasión y, a pesar de que no era la primera vez que hacía aquello con Ed, no dejaba de sorprenderlo y de sentir aquel cosquilleo en su bajo vientre y aquel calor intenso en su pecho al igual que Ed que, a pesar de su experiencia en esas situaciones, nunca se había sentido de esa manera con alguien.

Era la primera vez que le importaba la satisfacción de la otra persona por encima de la suya propia tanto en la cama como en el día a día. Por él mataría incluso al rey de Inglaterra y le haría comerse sus dedos si Stede se lo podía.

Las ropas empezaban a removerse y a mostrar algo de piel de sus dueños, pero, antes de que fueran despojadas del todo, Ed paró un momento y se separó lo justo para mirar esos ojos azules que le recordaban al mar y habló con voz ronca debido a la pasión del momento.

- Stede - saboreó su nombre y soltó algo de aire provocando un ligero cosquilleo en los labios del nombrado - Hoy serás el capitán.

El rubio no entendió aquello y abrió los ojos bastante confundido.

- Si yo ya soy el capitán - alzó una ceja.

-Sí, lo sé - asintió separándose un poco más para dejarle algo de espacio, aunque lo hizo más bien para que no viera su sonrisa de burla ya que, aunque los dos habían acordado que eran los capitanes de aquel barco, todos sabían que el verdadero capitán era Ed dada su experiencia y su seguridad en sí mismo - Lo que quiero decir es que esta noche haremos lo que quieras - se sentía bastante nervioso ya que no había hecho nunca aquello con sus anteriores amantes/amigos-con-derecho-a-roce-hasta-llegar-a-una-isla-para-poder-desfogar-con-una-mujer, normalmente era quien siempre tenía las riendas, pero sabía que podía confiar en Stede y, haciendo aquello, pretendía que entendiera lo mucho que lo amaba a pesar de todo el dolor que se hicieron cuando se reencontraron.

- ¿Lo que quiera? - repitió sus palabras procesando lo que había dicho - ¿Lo que quiera? - volvió a preguntar con un ligero brillo en sus ojos y una sonrisa que le dio un vuelco en el corazón al moreno - Si es así... - se sentó carraspeando y con una actitud que mostraba todos sus modales, se arregló la ropa y le tendió la mano con una gran sonrisa.

Barba Negra estaba embelesado por aquellos modales y esas formas de actuar que distaban de un pirata

- ¿Me permite, caballero? - hizo una pequeña reverencia propia de una reunión de alto standing.

- Por supuesto - le siguió el juego haciendo una reverencia un poco más tosca, pero mucho mejor que las primeras veces gracias a la paciencia de Stede en sus clases de modales.

El rubio no dijo nada más, sino que sonrió de nuevo y lo llevó hasta la puerta con una mirada que sabía el otro que tramaba algo que no era propio de un caballero.

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Edward estaba de mal humor, no, más bien estaba que echaba humo. Su frustración era tan grande que tenía una expresión con la que parecía que mataría a alguien con solo su mirada.

Parecía que Stede no había entendido bien lo que le había intentado decir pues, en vez de estar teniendo sexo alocado con el rubio, estaban leyendo un cuento antes de dormir a la tripulación.

- Ed, Ed, te toca - le dio unos pequeños golpes Stede para que le hiciera caso.

Barba Negra gruñó y tomó el libro de mala manera para leer sus líneas.

- ¿Qué dijo el Lobo Feroz? – preguntó Wee John que apretaba entre sus enormes brazos una manta.

Ed, intentando mantener a raya sus ganas de asesinar y de darle un golpe a Stede por ingenuo, soltó un gruñido mucho más feroz y habló con una voz profunda y aterradora.

- ¡¡Para comerte mejor!! - imitó la voz del lobo del cuento aterrando a todos, incluso al capitán que no se esperaba esas dotes de interpretación.

Después de eso Ed desconectó, ya no tenía más líneas pues Stede solía leer casi todo a petición de la tripulación ya que decían que sabía poner muchas voces bastante buenas.

Una vez acabó la historia, Stede les deseó buenas noches a todos y, como el padre que era, ayudó a arropar a algunos que ya se habían quedado dormidos mientras que calmaba a los otros que les pedía que les contara otra historia.

Edward se fue sin decir mucho y volvió al camarote que compartían todavía con esa actitud de pocos amigos seguido de Stede que tenía una ligera sonrisa ya que se había percatado de aquella actitud.

- Ed - lo llamó.

- ¿Qué quieres? - respondió intentando no mostrar su mal humor, al fin y al cabo, no se había explicado bien y Stede siempre había sido muy inocente para entender varias cosas como que Edward le había abierto su corazón y le mostraba todo lo que confiaba en él como para darle el mando.

Stede no dijo nada, solo se acercó a él y, de un movimiento que no se lo esperó el más alto, lo acorraló con cuidado contra la pared y le dio un pequeño beso en la mejilla.

- Ya tenemos toda la noche para los dos - dijo con una sonrisa pícara y al fin lo había entendido todo Edward.

Aquello fue una estratagema para asegurarse de que nadie los molestara como solían hacer.

- A veces eres un capullo - sonrió de lado olvidando su enfado. Stede se rio suavemente y mordió su oreja antes de susurrar

- Y ahora... ¿puedo ser yo el lobo feroz?

- Lo que usted ordene, mi capitán.



FIN





Sí, mi capitánWhere stories live. Discover now