Capítulo Dos_ El inicio de todo

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César POV

Estudié dos años arte dramático en Londres, mi sueño fue llegar a ser actor sin embargo el hecho de haber nacido primogénito fue lo que me dio un boleto para la licenciatura en derecho. No obstante admito que lo mejor de todo fue que apenas me obtuve mi maestría en Oxford mi padre me cedió en vida el Bufette en el que la familia Casares ha estado trabajando a lo largo de trescientos años. Ya que hago labores sociales sin fines de lucro, aunque debo admitir que el hecho de jugar al buen samaritano con el negocio familiar me ha costado más de una amarga pelea con mi padre.

Dejando de lado la vida profesional que es más que perfecta pues las malas experiencias que he tenido con múltiples parejas, me han enseñado que la gente puede ser cruel cuando tu quieres lo mejor para ellas es por eso que desde mi primer tropiezo. Comencé a construir una muralla a mi alrededor. Y me aseguré de todos verían mi lado absolutamente profesional . La primera vez que me destrozaron fue lo más parecido a recibir una bomba nuclear, por lo que sencillamente ya no quiero volver a pasar por lo mismo.

Sin embargo todo cambió cuando llegó ella fue hace cinco años exactamente lo interesante de la mujer era que aún siendo hija de Ernesto Durán uno de los dueños de las famosas imprentas Durán no tenía necesidad de trabajar. Empero allí estaba en espera de una entrevista para evaluar sus capacidades con el fin de saber si era la indicada para el puesto de asistente, cuando en realidad pudo haber dejado su curriculum para un puesto más grande que ese.  simplemente fue como un choque ella me dejó primero sorprendido tenía buena capacidad para palabra, una licenciatura en Mercadotecnia terminada y una ingeniería en inicios. Hablaba un ochenta por ciento de inglés además de que el portugues era una tercera lengua que estaba empezando a estudiar por aquellos años.

Solo me bastaron cinco años para darme cuenta de que era la mujer que siempre estuve buscando, alguien seria, responsable, con un trato afable con los demás y dispuesta a escuchar aunque se aburriera de oir el mismo tema. Esas eran solo unas simples cualidades de Diana que bastaron para volverme loco por ella hasta las manos.

Desde el instante en que la conocí mi vida dejó de ser la misma de siempre, me refiero a que dejó de ser aburrida, amargada y sin mayores expectativas respecto al ámbito personal. Hacía mucho tiempo desde la última vez que me dediqué a conquistar a alguien.

Desafortunadamente para Diana yo no significaba más que el medio que ella tenía para ganar esos seis mil pesos quincenales y ya. Solo pasaba de traerme el café, dejar las pastillas de aspirina, manejar las nóminas con ayuda del mismo departamento, agendar las citas con los clientes, una que otra con el juzgado y demás.

Cada novio nuevo que aparecía era una puñalada en el estómago, novio del que me enteraba mandaba a hacer una investigación inmediata, no creas sentí que invadía sin derecho su espacio, que interfería en su derecho a ser feliz con quien ella quisiera. Puedo justificar mis acciones acosadoras con el argumento de que me interesaba que realmente alguien pudiera hacerla feliz. Cuando daba con algo que no fuera de mi agrado la investigación se hacía más a fondo. Y al hacer acertadas mis teorías sobre los primeros dos. No me quedaba más remedio que dejarle las pruebas claro anónimamente. Era tan imbécil que me daba en cierta manera miedo de dárselas yo mismo, también estaba la duda de que pudiera ponerme una demanda por acoso laboral aunque a decir verdad merecida me la tenía.

Dos años duré en la misma situación hasta que finalmente mi hermano Santiago me hizo entrar en razón si la quería lo mejor era que entrara en escena de una vez, pero la pregunta aquí era en cómo le iba a hacer. Me quedé en blanco un buen tiempo hasta que se me ocurrió necesitaba una buena historia, una creíble y en cierta manera que nos acercara un poco a los dos.

Y por supuesto un anzuelo con todo y carnada justamente la encontré.

Mientras Diana disfrutaba de una larga relación con su última conquista Mauricio , volvió una vieja amiga de la universidad: Romina Bascones a ella le pedí el favor de fingir un noviazgo lo suficientemente largo como para que fuera creíble un posible matrimonio.

Fue difícil convencerla dado la relación de tres años de Romina y mi mejor amigo Alfredo. Eso sería lo que le pusiera la crema al asunto. Mientras Mauricio Torres el novio en cuestión estaba siendo minuciosamente investigado; yo me di a la tarea de comenzar a trazar mi noviazgo de mentira. Procuré que los medios más importantes del país me tomaran fotografías con Romina en situaciones demasiado cariñosas a los seis meses ya información ya se filtraba inclusive en la red.

Cumplidos los siete meses de "noviazgo" seguimos adelante con los preparativos de la boda para ello fueron invitadas doscientas personas de las más importantes del país. Faltando poco para la boda terminó la investigación de Mauricio quien a pesar de ser homosexual resultó un estafador, tomaba pequeñas cantidades de dinero de la cuenta personal de Diana para depositarlo en una que él tenía en el extranjero.

Por lo poco que supe era que el gañán convenció a Diana de casarse mediante poderes mancomunados y la verdad fuera dicha si Diana accedía a tal petición perdería la mitad de cualquier patrimonio que tuviera. Fue por ello que una vez llegado el día de su boda se logró contactar al hombre con el que Mauricio vivía en un departamento de la colonia Reforma. Lo demás vino por sí mismo después de la ceremonia pro religiosa, lo que venía a continuación era la ceremonia civil que era lo que en realidad me importaba que no se llevara a cabo.

Y no se hizo, el amante de Mauricio hizo todo lo que se le dijo al pie de la letra y hasta mejor el hombre era demasiado buen actor debía reconocer.

Lo demás tuve que hacerlo yo, fingí estar borracho solo tenía que ensayar la voz y ya estaba la que me daba lástima era Diana, la encontré en un parque y esperé a hacer mi aparición luego de que su padre me diera oportunidad al alejarse de ella.

Allí tuve ocasión para contarle lo de la boda actuada; de hacerme pasar por víctima me salió perfecto al menos logré ser creíble. Mientras le relataba mi historia sentí unas ganas inmensas de abrazarla. Me daba impotencia verla tan desorientada podría decirse. Me sentí en cierta manera mal por haberle roto una tercera ilusión, pero ya no había nada que pudiera hacer. Aunque otra parte de mí me avisaba que había llevado mi juego clasificado de policías y ladrones demasiado lejos y esas precisamente eran las consecuencias. Si alguna vez podía contarle todo aquello. Esperaba sinceramente que DIana me perdonara; o por lo menos me diera la oportunidad de explicarle mis razones de actuar aunque supiera que de poco o nada iban a servir. 

Mi Adorable MentirosoWhere stories live. Discover now