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Antanasia, de ocho años, se sentó junto a su padre, mirando la escena frente a ella.
Escuchar a los nobles discutir como perros ladrando entre ellos no es nada entretenido.
Miró a su padre, que estaba mirando a los nobles discutiendo con ojos desinteresados, con la cabeza apoyada en la mano izquierda y el dedo índice derecho golpeando con impaciencia el reposabrazos de su trono.
"Su Majestad, sugiero que su alteza tome un prometido".
Claude lo fulminó con la mirada, haciendo que el noble se encogiera.
"No" gruñó.
"P-pero Su Majestad"
"Dije que no. Mi hija no se va a casar con nadie". Padre los miró con mucha frialdad mientras temblaban.
"¡Pero Su Alteza! ¡Necesitamos que se casen, de lo contrario se declarará la guerra!"
"Ya es suficiente. Este asunto no es algo en lo que no debas poner tus patas".
Antanasia cerró los ojos, mirándolos con ojos aburridos.
Claude, al darse cuenta de esto, despidió la reunión de inmediato.
Cuando todos salieron de la sala de reuniones, Claude se volvió hacia Antanasia, quien suspiró con cansancio, con los ojos aún cerrados.
Salió en silencio y levantó a Antanasia y la abrazó con fuerza, ganándose un chillido del más joven.
Antanasia se sonrojó. "¡Papá! Por favor, bájame. Es vergonzoso".
Claude elige ignorarla y sale con Antanasia todavía asegurada en sus brazos y Félix siguiéndolo.
"Vamos a caminar."
Antanasia solo asintió y apoyó la cabeza en el hombro de su padre, mirando aturdida el paisaje que pasaba y no mucho después, vio un familiar paquete de alegría mordiendo la estatua de oro.
Ella sonrió y estaba a punto de saludarla cuando su padre la dejó caer al suelo de repente pero suavemente.
Ella se calló al ver la mirada en su rostro.
"Qué."
Athanasia se estremeció al escuchar la voz fría.
"¿Este asqueroso insecto que está haciendo en mi palacio..."
Antanasia tragó saliva y tomó la mano derecha de Claude, apretándola con fuerza.
Claude la miró por un momento antes de volver su atención a la niña, aunque todavía apretó suavemente la mano más pequeña.
*SONIDO METÁLICO*
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