Camila tragó saliva.

—¿Tanto se nota?—Lauren asintió—¿Tan mal lo he hecho?—Preguntó ella, ruborizándose.

Lauren volvió a sonreír.

—¿Cómo puedes preguntar eso después de lo que acaba de pasar entre nosotras?

—No soy una experta—Mencionó como si no lo hubiera dicho antes—Supongo que lo has notado.

—Eres una mujer increíblemente atractiva, Camila—Habló Lauren con sinceridad—Consigues que pierda el control, y eso no me había pasado nunca.

—Lo siento.

Lauren soltó una carcajada.

—Y además me haces reír. Y eso sí que me excita.

—¿De verdad?—Camila se humedeció los labios. Lauren siguió el movimiento de su lengua al tiempo que iba agachando la cabeza hacia ella.

—Te aseguro que sí—Admitió antes de besarla.

Hicieron el amor lenta y pausadamente, y en aquella ocasión Camila creyó alcanzar una dimensión sensorial nueva. Su cuerpo se fundió en el calor de la pasión y tuvo la convicción de que sólo alcanzaría la plenitud en brazos de Lauren.

Cuando la tormenta que devoraba sus cuerpos se apaciguó, Lauren le besó la punta de la nariz, se puso en pie de un salto, tomó unos almohadones del sofá y los colocó delante de Camila para que se tumbara frente al fuego. Luego, tras sacar una manta, se echó a su lado, y la usó para tapar sus cuerpos.

Permanecieron en silencio, contemplando el fuego y Camila pensó que nunca había encontrado tan erótico el crepitar de las llamas.

Lauren se incorporó lo bastante como para mirarla a los ojos.

—¿En qué momento del ciclo estás?

Camila tardó en comprender a que se estaba refiriendo.

—Me va a venir en cualquier momento—Se oyó decir.

Lauren no ocultó su alivio.

—Sólo me he puesto preservativo la primera vez—Frunció el ceño—Me he dejado llevar y te he podido dejar embarazada.

—No va a pasar nada—Replicó confiando en que así fuera.

Lauren sonrió.

—O tal vez sí. Encuentros como éste pueden cambiarte la vida—Dijo y le acarició la mejilla con ternura.

Camila estuvo a punto de decirle que la suya ya había sido transformada, pero calló.

Lauren estudió su rostro unos segundos antes de besarla y tumbarse de nuevo, pegada a la morena, con el brazo sobre su cintura.

—Vamos a dormir—Musitó al oído de Camila.

Ella cerró los ojos y se concentró en el sonido de la respiración de Lauren. En pocos segundos se ralentizó y se hizo más profunda. Ella permaneció con la cabeza apoyada contra su pecho rozando el comienzo de sus senos, aspirando el aroma de su piel y preguntándose si a la mañana siguiente seguirían la una en brazos de la otra.

Camila se despertó y oyó a Lauren moverse por la casa. Al levantarse, sintió agujetas por todo el cuerpo. Se puso el albornoz de Lauren y fue alicaída hasta el cuarto de baño.

La ducha no mejoró su estado de ánimo.

La mañana había llegado cargada de recriminaciones por lo que había hecho la noche anterior. Se censuró ante el espejo empañado por haberse dejado llevar después de un par de copas de vino. Saber que estaba enamorada de Lauren no le sirvió de excusa, sino todo lo contrario. Dejó la toalla en el suelo, sobre la de Lauren y se dijo que no estaba dispuesta a ir recogiendo detrás de la ojiverde como haría una esposa sumisa, dispuesta a recibirla cuando volviera de los brazos de su última conquista.

Boda por escándalo Where stories live. Discover now