—Puede que haya heredado esa característica de un antepasado—Lauren la miró fijamente. Camila se tensó. Temía que viera a través de la coraza tras la que se sentía protegida—¿Quieres tomar algo?—Ofreció, para cambiar de tema—Sólo tengo jugo, té o café.

—Un vaso de agua, por favor —Pidió Lauren, sorprendiéndola de nuevo—Ha hecho mucho calor, ¿no crees?

Camila sentía calor, pero se debía más a la forma en la que la ojiverde la miraba que a la temperatura ambiente.

—La verdad es que he estado casi todo el día en la clínica, así que no me he dado cuenta—Fue a la cocina y Lauren la siguió detrás.

—¿Qué haces en la clínica?—Preguntó a sus espaldas.

Camila terminó de llenar los vasos antes de volverse para al instante tenderle uno a Lauren.

—Me ocupo de la rehabilitación de los pacientes, tanto en el aspecto personal como en el social.

—Debe ser muy... gratificador.

—A veces. Pero hay muchos fracasos—Se encogió de hombros con lamento.

—La gente tiene voluntad propia. No puedes ayudarlos si no lo desean de verdad.

—Lo sé—dijo Camila con tristeza—Pero al menos debo intentarlo.

—¿Por tu familia?—Consultó con falsa falta de curiosidad.

Camila estuvo a punto de asentir, pero se mordió la lengua. No quería darle más información sobre su vida privada. Hizo ademán de separarse del fregadero.

—Si has acabado el agua, será mejor que te vayas. Tengo trabajo que hacer—Lauren la tomó por el brazo con firmeza.

—Tenemos mucho que hablar. Hay que organizar la boda—Le recordó con seriedad.

—Basta con que firmemos en el registro. No vamos a invitar a nadie.

—¿No quieres fotógrafos? ¿Y qué harás cuando tus hijos quieran ver las fotos de tu boda?—Camila liberó su brazo con rudeza.

—¿Qué hijos?

Lauren la miró con una sonrisa insinuante.

—Los nuestros.

—Si crees que este matrimonio va a consumarse, estás muy equivocada—La señaló completamente molesta.

—No estés tan segura—Dijo Lauren con sorna.

—¡No pienso acostarme contigo!

—Prometo ser muy delicada—La sonrisa pícara estaba haciendo perder las casillas a Camila, quien hubiera querido darle un pisotón.

—¡Deja de tomarme el pelo!

—Me limito a informarte de cuáles son mis intenciones.

—Tu única intención es vengarte de tu padre—Dijo Camila retadora. Lauren entornó los ojos y ella continuó—Tengo mala fama. Todo el mundo lo sabe y los periódicos se han encargado de recordarlo estos días. Casándote conmigo pretendes avergonzar a tu familia.

—Te recuerdo que la idea de que me casara contigo fue de tu padre—Le recordó Lauren con calma. Camila había olvidado aquel pequeño detalle.

—¡Da lo mismo!—Exclamó igualmente—El caso es que tú te has aprovechado de las circunstancias. Lauren dejó escapar una risita que rompió la tensión—¿Qué te hace tanta gracia? —Preguntó ella, desconcertada

—Tú.

—No pretendo ser graciosa.

—Por eso mismo—Lauren le acarició la mejilla—Hay poca gente que me haga reír.

Boda por escándalo Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu