Capítulo 9.1 LA CARTA

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Luego de que Elena se marchara se dio cuenta que no podía hablar, y es que todos sus pensamientos estaban con Milován y sus labios pegados a los de ella, ese había sido su primer beso, y la dejaron sin palabras, Elena encontró a Anita que miraba con rostro preocupado en todas direcciones, y cuando ambas conectaron la mirada, Anita suspiró aliviada, de encontrar a Elena, y emprendieron camino al carruaje donde Sofía ya estaba esperando por ambas.

Sofía miraba a Elena para que le diera algún detalle de la cita pero iba muy callada, se resignó a pensar que tal vez estaba molesta por haber tenido que acudir a aquella cita, por otra parte, Anita se retorcía las manos esperando que Elena no la delatara, mientras que Elena aún iba perdida en el recuerdo de aquel beso, e inconscientemente se acarició los labios y en ellos se instauró una sonrisa.

Al llegar a su casa Elena fue directa a su cuarto seguida por Anita quien le ayudó a cambiarse de vestido, por uno para cenar pues ya era la hora de la cena hacia bastante rato, Anita miraba y miraba a Elena pero parecía que nada la sacaba de su ensoñación, Elena por su parte se sentía en una nube, flotando alegremente, al bajar a cenar no se quejó por la comida, y todo el mundo la miraba extrañado pues estaba callada y sonriente. Al terminar la cena Elena esperó que todos terminaran y se fue a la cama. Esa noche Elena soñó con los labios de Milován, con los brazos de Milován, con el rostro de Milován, en uno de sus sueños despertó bastante agitada pues soñaba que Milován hacía más que solo besarla. Al día siguiente, Elena recibió una carta de parte de Milován.

Sofía había repasado su día en la plaza  más de cinco veces y podría jurar que conocía a aquel hombre, luego de dejar a Elena y Anita ella se dirigió a las tiendas donde vendían artículos de decoración para el hogar, las habitaciones, los jardines, las fiestas, etc. Pero no sabía que elegir, y de pronto cada vez que salía de alguna tienda se topaba con el mismo caballero, al principio no le tomó importancia pues podría ser alguien buscando algo en específico como ella, pero ya en la cuarta tienda comenzó a asustarse, suerte para ella que se encontró con una amiga, y el misterioso hombre desapareció, al final no escogió nada pues estaba tan nerviosa que en la última tienda se dedicó a intentar escuchar lo que su amiga le contaba cosa que le resulto bastante difícil, ya que, cada vez que se giraba creía ver a aquel hombre a su lado.

Cuando se dirigía al carruaje lo hizo casi corriendo, la verdad es que comenzaba a creer lo que su esposo le había dicho unas noches atrás, alguien los está siguiendo, pero no lo había querido creer en su momento cuando su esposo le había dicho que, alguien estaba tratando de reunir información de ellos, Sofía creía que solo era una broma de mal gusto, pero al sentirse perseguida no dudó de las palabras de su esposo, Sofía no quería alarmar más aun a su esposo, pero este al verle tan retraída comenzó a insistir, y fue ahí cuando Sofía le contó lo sucedido en el día, Alejandro se sentía fuera de sí, pues no comprendía quién podría estar espiándolos, ni tampoco sabía cuál era el motivo de esa investigación, contrató a unos detectives para que le ayudaran a encontrar a la persona que los estaba investigando pero aun no obtenía respuestas, al acostarse Alejandro abrazó a su esposa son aprehensión, pues no quería que nadie le hiciera daño ni a ella ni a su familia.

Anita por su parte no sabía qué hacer, estaba nerviosa, nadie había mencionado el hecho de la plaza pero temía que llegara el señor y la pusiera de patitas a la calle por dejar sola a la señorita Elena en la cita, estaba en la cocina cuando de pronto se abre la puerta que conecta al patio de la casa y por ella entra Pedro. Al sentir la puerta se abría Anita dio tal brinco que podría jurar toco el techo de la cocina, pero al ver de quien se trataba se enojó, pues era Pedro, el chico que a ella le gustaba pero que el ignoraba.

-Hola pequeña- él saludo, siempre era el mismo saludo, Pedro era un año mayor que Anita pero siempre le decía pequeña mientras le revolvía el pelo.

-Hola pepe- dijo secamente, pues se había cansado de esperar a que él se diera cuanta de su existencia- ¿Quieres algo de cenar?

-Sí, pero antes… toma- Anita confundida se dio la vuelta y vio una hermosa rosa en las manos de Pedro, y se preguntó de dónde la habría sacado.

-Eh… esto… mmm… ¿gracias?- Anita estaba confundida y no se esperaba un regalo de Pedro, y se sonrojó, Pedro se rascó la nuca y dijo

-Mira Anita yo sé que solo somos amigos, pero es que ya no aguanto más, tú me gustas desde hace tiempo, y quiero que seas mi novia, yo ya hable con tu madre, y también con don Alejandro para pedir permiso pues quiero casarme contigo un día.

Anita no daba crédito, ¿en serio esto le estaba pasando?, al parecer si porque Pedro seguía ahí de pie frente a ella, y en ese instante Anita olvidó todo y se lanzó a los brazos de Pedro quien la recibió gustoso, y se besaron, fue un beso casto, pero lleno de promesas, que estarían juntos toda la vida. Entonces Anita decidió que pasara lo que pasara estaría feliz pues lo que menos esperó ese día era recibir tal declaración, que no fue la más romántica, pero sí especial para ella, luego de aquel beso se dispusieron a cenar, pues los patrones ya lo habían hecho.

BIEN AQUÍ VA OTRO CAPITULO CON BASTANTE INFORMACION PARA DIJERIR. ¿QUE DECIA LA CARTA PARA ELENA? ¿QUE PASARA CON LOS PADRES DE ELLA? ¿ANITA CONSERVARA SUEMPLEO?

SE QUE EL CAPITULO ES CORTO PERO PROMETO QUE PRONTO SUBIRE LA CONTINUACION

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CASADOS POR CONVENIENCIAWhere stories live. Discover now