«Mañana tengo un concierto que dar, pero está programado para que sea en la noche, debe haber algún bar abierto, ¿cómo se les conoce? Ah, sí, antros». Pensé para mí mismo y decidí que sí iba a salir a un antro por la conocida zona de antros y reventón que estaba muy cerca de donde yo viví (en Insurgentes). Pensé, pensé, pensé y pensé en un antro, pero después reaccioné y me pude dar cuenta de que no conocía ningún antro, así que busqué recomendaciones en Google.

«Rico, Baby, Blow, Locx, La Purísima, Crown, Soberbia y Pecado» eran solo unos antros LGBT que encontré en internet con críticas mixtas; pero el peor era uno que decía ser el mejor o el de mayor gusto por el público mexicano. A pesar de todo, tenía unas pésimas críticas por la seguridad y el costo, así que opté por no ir a ese.

Hubo uno que se veía como una excelente opción para ir un rato, se veía una muy buena y excelente opción para gastar mi dinero en cosas sin importancia que yo requería, con críticas positivas y negativas; muy mixto todo. Así que pedí un Uber que me envió directo al antro (ni siquiera mi chófer me reconoció; pobre de mí). Pude percatarme de que varios chicos (e incluso chicas) me veían atentamente y sin apartar la vista de mí, ¿les gusté o algo por el estilo? ¡Qué modesto me volví, por el amor de Dios

Hey! —el chico que iba adelante de mí me saludó (en inglés y ni siquiera supe el porqué), solo volteé hacia donde provenía ese sonido—. Excuse me, uh, welcome to Mexico City!, where are you from?, what's your name?

—Hola —se quedó estupefacto cuando le hablé en español, vi cómo abrió los ojos como platos—. Sí hablo español, soy Louis Gerald y llegué aquí hace un par de semanas —empecé a reírme en voz alta con una carcajada bastante sonora.

—Sí te conozco —de repente se puso nervioso—. Quiero decir que sí sabía quién eres —empezó a balbucear y me dio risa por ello—. No te rías, fue un error común.

—Me reí porque te pusiste nervioso, miraste a tu derecha y comenzaste a balbucear. Además de que me preguntaste mi nombre y ahora dices que ya me conocías —le expliqué mientras ahogaba una risa—. Mi ex me enseñó a saber cuándo la gente miente con base a sus expresiones corporales. Es fácil saberlo.

—Soy Diego —lo miré con cierto interés y sacó su teléfono para entrar a Google; lo noté por el brillo que emanaba de la pantalla de su celular y le pegaba directamente en su cara—. Tú eres Louis Gerald Train —cambió de repente su mirada a una más seria mezclada con un poquito de sorpresa. No me conocía y sus expresiones lo delataban en su mentira—. Fuiste el telonero de los mejores artistas del mundo; Taylor Swift, Selena Gomez, Miley Cyrus, Demi Lovato y cantas covers, pero estás buscando la oportunidad de grabar tu música original —«sí, mi vida personal ya no es tan personal», pensé—. También cantaste cinco covers en el Palacio de Buckingham, creo que te amo.

—¿Perdón? —volví a quedar intrigado, él me comentó que leyó mi biografía en Wikipedia. Pero no me comentó por qué había dicho que me amaba (supuse que era por haber sido telonero de sus artistas favoritas); aunque «amar», era una palabra tan bella y solo deseé que una persona me la dijera (no Diego): Richard Vallaj.

—¡Sí, lo que oíste! —soltó un pequeño grito de emoción—. Y aquí dice que eres cantante, actor, bailarín, escritor, guionista, productor y director por el video musical que le hiciste a All Too Well y que ese video ya no está en tu canal de YouTube; de hecho, es imposible conseguirlo, porque Taylor mencionó que…

—Está decepcionada por mí —lo interrumpí porque ya sabía esa historia y me avergonzaba muchísimo—. Tengo que admitir que no lo pensé, yo ni siquiera sabía que Taylor Swift lanzaría la versión de diez minutos de All Too Well.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu