Capítulo II.

1.4K 190 24
                                    

El vibrador entró en su cuerpo sacándole un gemido gustoso.

Su miembro palpitaba en una búsqueda desesperada por atención, al igual que su agujero, excepto que este estaba apretujando el objeto de plástico, haciéndolo estremecer.

—Maldición —Murmuró.

Su vista acuosa en lágrimas estaba perdida en una parte de su habitación.

Adentró el vibrador y tocó su punto, gritó.

—¡Ah!

Comenzó a mover el juguete haciéndolo salir y entrar, una y otra vez.

Las sensaciones que rodeaban su cuerpo eran únicas, a pesar de haberlas repetido en más de una ocasión.

Se sentía en la utopía, en el lugar al que anhelaba estar por ocho minutos.

¿Por qué debía durar tan poco? Él quisiera más, por más de una hora, un día, un mes, por siempre. Olvidaba sus problemas cuando tocaba ese punto.

Se retorció jadeando.

Las lágrimas bajaron por su rostro y su voz liberó un sollozo roto.

Amaba esto, no podía detenerse aunque lo intentara. Era un ninfomano. Vivir sin sexo o masturbándose sería una pesadilla, él deseaba tener estas cosas, su vida gira en torno a ellas. Quizás su lobo no lo acepte, pero él no estaba dispuesto a renunciar a ellas.

Una semana sin sexo y estaría cachondo por cualquier cosa, demasiado distraído como para hacer actividades diarias comunes y corrientes. Necesitaba follar o moverse sobre algo. Frotarse contra algo, oh, amaba hacerlo, podía correrse solo frotándose contra una superficie.

Pensar en lo maravilloso que es lo hizo correrse, liberando un último gemido.

Respiró con pesadez, extendido sobre la cama.

—Mmm... Ah —Suspiró cansado.

Se lamió los labios con lentitud y se levantó con lentitud, su culo no dolía tanto de lo acostumbrado que estaba a tener algo adentro.

—Esto es un desastre —Dijo analizando la sábana manchada en fluidos, sus fluidos.

Suspiró peinando su cabello.

Por estas razones se le acababan tan rápido los productos de limpieza, la chica de la tienda debía estar harta de él.

Recogió las sábanas después de quitar los restos de semen, las llevó al cuarto de limpieza y las tiró a la lavadora, para comenzar a buscar las cosas necesarias para asegurarse de que realmente limpiara las sábanas. Después de encender la lavadora se dió una ducha y vistió una ropa sencilla: Un cardigan negro con unos pantalones anchos y zapatos converse. Entonces salió a su tienda de ropa favorita, quería nuevos productos para impresionar a Jeno, y probablemente a su desconocido novio, luego volvería a casa y dormiría unas largas ocho horas.

Al entrar a la tienda revisó los artículos y se detuvo a pensar que el sadomasoquismo y BDSM iría bien con su linda ropa. Látigos, esposas, y otras cosas que a sus ojos eran hermosas. Caminó por un pasillo para encontrar un lindo conjunto de lencería negra, otro rojo y blanco.

—¿Necesita ayuda?

—¿Mmm?

Renjun giró a la persona que le hablaba con un puchero.

—¿Cuál crees que me quedaría mejor? —Preguntó dudoso.

El alfa se sonrojó ligeramente mientras veía los conjuntos.

—A-ah... Yo creo que... —Tragó en seco— Es su decisión... Pero el negro le quedaría... B-bien.

Renjun hizo un puchero.

Sex and Threesomes | NoRenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora