Introducción

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Los malos presentimientos son la angustia del alma. Son aquellos que te arrebatan las ganas de continuar y te inundan en un mar de lágrimas. Son capaces de distorsionarte, agarrarte por el cuello y dejarte sin aliento al borde de la muerte. Son crueles, sin emociones... sin rumbo. Viven dentro de ti y se alimentan de tu querer. Las personas que más amabas se vuelven en enemigos del corazón. Los momentos que más anhelabas se convierten en vapor. El vagón que una vez transportaba cancioncitas de amor ahora transporta baladas de dolor. 

Aquel bosque de dudas que en una mujer nacen son aquellas ideas que titubean, ignoran y envenenan: una metamorfosis al desconsuelo.

"Tengo un mal presentimiento" recuerdo pensar. Él— al que más amaba. Él— por quién la vida daba. Me acomplejé por no mostrarle como me sentía mientras él aparentaba darlo todo por seguir continuando. La vida cotidiana que al pasar del tiempo se vuelve más lejana de lo normal. Y, ¿por qué no podía ser cómo él? Sus suaves toques engañosos al acariciarme me provocaban ganas de llorarle mi cariño de papel, pero no podía salir de éste cascarón que alarmaba mi destino. Te quería, y los malos presentimientos lo dejaron en el pasado. Era la idea de que me ibas a dar la espalda como él en el pasado. Te quería y quería mostrarlo, pero tus falsas notas planeaban otras cosas.

Escritos para élDove le storie prendono vita. Scoprilo ora