Capítulo I

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No era que Gulf fuera un peligro para la sociedad, el chico de apenas 23 años cometió el error de publicar en su periódico universitario un artículo poniendo en evidencia los maltratos y discriminación que sufrían los jóvenes pertenecientes a la comunidad LGTBQ+ en las universidades de la capital, haciendo énfasis en algunos miembros del gobierno que recibían favores sexuales de los chicos que querían ascender en sus líneas de trabajo pero que después aparecían sus cadáveres flotando en el río Chao Phraya.

Aunque la comunidad internacional tiene la percepción de que los Ladyboys o personas transgénero son bien recibidos en la sociedad tailandesa, esto está lejos de llegar a la realidad de los jóvenes que no se mueven en las altas esferas de la sociedad. Al día siguiente que el galardonado estudiante de comunicaciones audiovisuales hiciera su mayor acto de valentía (o estupidez dependiendo a quién le pregunten), los agentes de policía llegaron a su dormitorio universitario donde se alistaba para asistir a su ceremonia de graduación, lo esposaron y lo publicaron en todos los medios locales e internacionales como si de un delincuente de alta peligrosidad se tratara.

Ese fue su último día libre, la última vez que se atrevió a expresar sus pensamientos y la última vez que durmió sin miedo.

Gulf no pudo asistir a su ceremonia a recibir el título, pero lo recibió por correo en la cárcel. Al no tener familia perdió toda oportunidad de celebrar su logro, pero atesoró aquel pedazo de papel que tanto sacrificio le había costado obtener.

El juez dictaminó que debía cumplir una condena de 6 años en la temida Prisión Central de Bang Kwang, o también conocida como Bangkok Hilton, famosa por la crueldad de sus guardias y el alto porcentaje de hacinamiento. En ese horrible lugar fue recibido por una pandilla que vendía a los internos para darle placer a el director de la cárcel, a los guardias y a los jefes de las pandillas, dependiendo quién ofertaba más. Gulf era un chico con un rostro hermoso, una piel canela, pero no muy oscura, su cuerpo era delgado debido a que su corto presupuesto sólo le permitía comer una vez al día, para poder pagar su dormitorio y estudiar; pero seguía siendo elegante, inteligente y muy perceptivo. Desde que su abogado lo notificó de cuál sería su lugar de reclusión, sabía que debía hacer lo que fuera para sobrevivir, y así lo hizo.

El director de la cárcel, un hombre que rodaba en los 50 años, de voz áspera y aliento a tabaco, quedó embobado con el nuevo recluso desde que la guardia lo ingresó para identificarlo y entregarle su uniforme

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El director de la cárcel, un hombre que rodaba en los 50 años, de voz áspera y aliento a tabaco, quedó embobado con el nuevo recluso desde que la guardia lo ingresó para identificarlo y entregarle su uniforme. Se apresuró a hacerle saber a la pandilla liderada por Cobra Kaewcharoen, quien cumplía sentencia de por vida enla cárcel de máxima seguridad, que el chico nuevo sólo podía ser tocado por él.

Terminaba el  segundo año de condena y   después de tanto tiempo al fin recibió buenas noticias, su abogado había logrado que el juez recibiera su solicitud de fianza bajo palabra, sólo faltaba un trámite que duraría unos 4 meses y recobraría su libertad pues dentro de la prisión cuando no estaba "complaciendo" al sádico del director, estaba estudiando o enseñando a los reos a leer y escribir. Ya no quedaba mucho del joven entusiasta que fue enviado a la cárcel para desaparecer las pruebas que había conseguido contra los asambleístas que abusaban de los estudiantes de la facultad de derecho de su universidad, y todavía debía acudir semanalmente a controles por parte de su oficial de libertad condicional, pero eso era lo de menos con tal de salir de ese infierno en el que sufría abuso sexual una o dos veces por semana, la comida que le llevaban casi siempre estaba podrida y el aire escaseaba ya que en su celda con capacidad para 10 personas realmente habían 25.

Los meses pasaban más lento que nunca, y cuando ya era marzo de 2020, Gulf le escribió una carta a su abogado para saber cuál había sido la respuesta del juez a cargo de su caso. Debido a la pandemia todo el sistema judicial estaba trabajando más lento que de constumbre y no podía esperar a respirar aire puro. 

No tenía muy claro a qué se dedicaría al salir de la cácel, sin familia, sin un lugar al cual llegar, con su reputación por el suelo, pero cualquier lugar era mejor que el infierno de la cárcel principal de Bangkok, al fin sería libre.... o eso pensaba Gulf

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Espero que hasta aquí la historia los haya enganchado, vienen muchas cosas más, cómo se conocerán Mew y Gulf?

Si podrá salir pronto de la cárcel?

Espero sus comentarios, recuerden que es mi primera historia. 

Soy LibreWhere stories live. Discover now