Calor

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Mako suspiró en cuanto el calor del sauna le abrazó luego de un largo día de trabajo.

Se encontraba en uno de esos lugares mágicos donde sus preocupaciones se esfumaban bajo la evaporación de aguas calientes tocando su piel, podía sentir sus músculos desestresándose ante calidez del ambiente, su pecho desnudo bajaba y subía en busca de controlar su respiración desenfrenada, sus manos estaban sudorosas al igual que su torso y su rostro, la habitación adornada con paredes de madera y asientos de un material similar, el vapor salía por la estufa que entregaba grandes cantidades de paz a su organismo y mantenía su mente ocupada de tener que observar a la otra persona en el lugar.

Iroh; su pareja, estaba recostado en una de las paredes deteniendo la toalla que le cubría la entrepierna, Mako sabía que no llevaba nada debajo y que ese pedazo de tela solo era una distracción para su atormentada consciencia. El general había insistido en llevarle a ese sitio para que pudiera relajarse entre vapor y exhalaciones, nada anormal si no fuera porque eran los únicos en ese lugar y, rayos, la sensación de los ojos de su novio recorriendo su cuerpo era demasiado intensa para ignorarla. Claro que le sorprendía que se encontraran solos, era mucha la casualidad que justo hubieran encontrado un momento de soledad en un lugar que suponía debía tener muchas visitas al día por la naturaleza de sus servicios, pero en el fondo lo agradecía porque si no su rostro avergonzado sería visto por cualquier incauto que no debía enterarse que justo estaba teniendo una erección por la mirada del príncipe de la Nación del Fuego hacía su persona.

Tragó en seco sintiendo la garganta adolorida, la tensión de sus hombros volvió a aparecer en el instante en el que supo que Iroh era tan desvergonzado como para entrar desnudo en un sauna, Mako no podía decir mucho, el traje de baño que le cubría ocultaba lo justo de su hombría, pero la vista del general era hechizante en gran manera, cerró los ojos buscando no caer en la tentación de mirar de más el cuerpo de su pareja, no era ni el tiempo ni el lugar para pensar en esas cosas.

El detective se encogió de hombros, su pecho se desinfló al exhalar todo el aire que no sabía estaba reteniendo desde hacía unos minutos, su corazón latía rápidamente por el calor subiendo por su cuerpo y deteniéndose en sus extremidades, sus manos estaban más sudorosas que antes, como si su fuego control estuviera buscando la mínima excusa para salir y quemar todo a su paso, su cuerpo estaba diseñado para soportar el calor, pero en ese momento su respiración no parecía estar preparada para mantenerlo con los pies en la tierra.

Con la palma de su mano tocó la madera de su asiento, ésta estaba ardiendo y le provocó una descarga eléctrica que le puso los pelos de punta, casi podía escuchar la respiración de Iroh frente suyo al suspirar una maldición en maneras no dignas de un príncipe, el traje de baño estaba apretado y la mirada de su amante no dejaba de inspeccionarle.

Iroh soltó una exhalación que parecía cargar con todo su estrés, como si apenas hubiera decidido a confesar sus más anchas fechorías a la policía.

---Creo que no necesitas eso ---dijo refiriéndose a la poca ropa que Mako portaba, haciéndolo ver como una plática casual y no una insinuación a que se desnudara en un lugar público, el menor desvió la mirada para negar, el sonrojo en su rostro indicaba que el tono de su voz era demasiado encantador para no tomarlo como algo con doble sentido, el muy condenado no parecía sentir pena de nada y eso le pasaba factura al corazón de Mako que luchaba por mantenerse dentro de su tórax.

---No es correcto andar sin nada por ahí--- porque sí, quería creer que seguía teniendo dignidad incluso si sus pensamientos ya estaban yendo por un camino pecaminoso de su novio poniéndole contra la pared. Respiró con dificultad.

---Se ve que te duele ---claro que lo había notado, era muy estúpido pensar lo contrario, sus orejas rojas lo demostraban y la manzana de adán subiendo y bajando hacían juego con la vista del hombre perdiendo la cabeza por las gotas de sudor tocando los lugares que él deseaba surcar. Mako le restó importancia moviendo la mano, quería alejar la emoción que sentía a ver el deseo en los ojos del general. Iroh se le acercó---. ¿No quieres... ayuda con eso?

Calor [Mako/Iroh II]Kde žijí příběhy. Začni objevovat