lost the game, i can't get lower.

Start from the beginning
                                    

─ Mmm, no has entrado en celo ─ dijo, dando una última calada al aire exuberantemente envuelta en melaza ígnea. ─ No aún.

Le tomó un momento reunir sus pensamientos en una oración, sellándolo en sus labios sin darle el gusto de dejar que Hanma lo condujera a una vía descarrilada del no poder contestarle.

─ No soy tan estúpido como para salir a la calle en medio de un calor ─ respondió con fingida calma y obviedad absurda, entornando sus ojos. Hanma volvió a reír.

─ ¿No? Si no tuvieras mi polla a tu servicio, ¿No saldrías en busca de una? ─ tomó de la barbilla a Kisaki, relamiéndose una esquina de su labio inferior donde una pequeña cortada reciente se dejaba ver, un indicativo de el porque había llegado quince minutos después, se debió haber involucrado en una pelea cualquiera.

Enarcó ambas cejas y con un perezoso parpadeo quito la mano de su rostro con un manotazo, dando la espalda a Hanma.

─ Llamaría a uno a mi apartamento ─ dijo, como si no fuese nada ─ Vámonos.

El camino hasta su casa desde allí fue corto con una tensión atravesando cada capa de si mismo, enclaustrándolo en un pináculo de contingencia. Cada paso se hizo más difícil que el siguiente, el óbice que explicitaba su cuerpo lo volvía casi lánguido. A Hanma le encantaba caminar detrás de él. Era como si supiera que lo ponía nervioso al disminuir y aumentar sus pasos. Podía sentir sus ojos recorrer de arriba hacía abajo de su cuerpo, como un depredador a una fructífera presa.

─ ¿Vas a dejar que te pague esta vez? ── preguntó, tratando de soslayar el progresó de la languidecía fermentación de su aún coherente cuerpo.

Hanma arqueó una ceja y se frotó su labio inferior con un dedo pulgar. Esbozado en sus labios una sonrisa ufana.

─ Verte llorar mientras mi polla esta dentro de ti es un pago suficiente. ─ Se negó indolentemente al ofrecimiento de Kisaki. Hasta ahora, Hanma no había aceptado ninguna paga por su 'servicio' sin importar cuantas veces lo preguntaba.

Lo que hizo que su arreglo fuera perfecto e irreprochable fue que Hanma sabía cómo mantener la boca cerrada. El último alfa con el que había estado tenía que ser tratado. Era molesto tener que cambiar de pareja cuando se sentían demasiado cómodos. Cuando pensaron en Kisaki como suyo.

Buscó las llaves durante unos segundos antes de entrar a la casa de su familia. El genkan estaba iluminado con luz automática. Hanma aun se colocaba detrás de él. Kisaki estaba al tanto de cada movimiento que hacía con su olor envolviéndolo.

Sus rígidos pezones rozaron una y otra vez la tela de la camiseta que llevaba puesta. El silencio se prolongó a través de las paredes entre ellos mientras se quitaban los zapatos y entraban en la sala de estar. Ninguno de los dos tocó al otro.

Todo era parte del juego que jugaban, ninguno de los dos de molestaba por eliminarlo. Kisaki se humedeció los labios rosáceos.

Caminar con una erección no era cómodo, dolía en toda su expresión pélvica, agarró una botella de agua de la nevera y subió las escaleras hasta su habitación. Crujieron bajo su peso. Estaba seguro de que Hanma podía oler con explicites la mancha de lubricante resbaladizo comenzar a gotear; trazando como una marca de éxtasis sus ropas interiores.

Kisaki mordió el interior de su mejilla. No entraba suficiente aire en sus pulmones. La sangre rugió más allá de sus oídos, su piel sucumbió contra la sensibilidad; erizándose por completo. El sudor le pegaba la camisa por la espalda. Abrió la botella de agua y bebió de ella. Cuando llegaron al rellano de la escalera, Kisaki tuvo que detenerse.

Sus lentes se empañaron por el calor que emanaba de su cuerpo calinoso ante las sensaciones incontrolables que iniciaban a consumirlo empíricamente sobre su situación lasciva.

lost the gameWhere stories live. Discover now