- Pero... yo lo quiero. – le dije llorando. – Y él me quiere, me lo ha dicho.

- No sea tonta, Miel, él no te quiere, lo que quiere es dormir contigo, espera a que se consiga alguien mejor que tú y te mandara a volar, así son los drogadictos...

- ¡Ya no lo llames así! Tú no lo conoces, Lukas me quiere de verdad, me lo ha dicho.

- Vete a tu cuarto ahora. A partir de ahora te iré a dejar yo y a buscar, no quiero que te juntes con ese chico de nuevo.

No dije nada y subí a mi cuarto con Max y lo serré con llave, me acosté en la cama y comencé a llorar. Nunca mi mamá me había dicho eso, ella está decepcionada, ella nunca me había pegado antes.

Max maúlla a mi lodo y lo abrazo.

Al día siguiente despierto con un poco de dolor en la mejilla, me siento en la cama y me veo horrible, en el espejo de mi habitación veo mis ojos rojos he hinchados, mi mejilla esta roja y tengo el labio partido. Max está dormido en mi cama y veo la hora, son las once de la mañana, mis padres ya se fueron a trabajar. 

Salgo de mi cuarto y bajo las escaleras, tomo las cosas de Max y lo llamo para que baje y vayamos al jardín. Dejo un potecito con el nombre de Max lleno de comida y el otro lleno agua, luego entro a la casa de nuevo y decido tomar una ducha.

Me siento tan mal. Tan culpable de lo que paso, soy una mala hija, yo la decepcione.

Cuando salgo de la ducha sintiéndome un poco mejor y escucho a Max jugando con alguien, bajo rápido las escaleras y veo a mi padre jugando con el perro. Cuando me ve yo sigo bajando las escaleras y lo veo con miedo, no quiero decepcionarlo a él también.

- Hola nena. – me dice con una sonrisa. - ¿Cómo estás? – se acerca y me acaricia la mejilla. - ¿Te duele mucho?

- Pensé que estarías en el trabajo.

- Tuve turno de noche, entonces ahora tengo la tarde libre. – me sonríe. – El perro es lindo, además de que tiene un lindo nombre.

- Sí... supongo que sabes todo. – dije sentándome en el sofá con Max en los brazo.

- Sí, y bueno... no tengo mucho que decirte.

- ¿Estas decepcionado como ella?

- No, yo sabía que tarde o temprano tenderas novio. – se sienta a mi lado. – Y además no has hecho nada malo para estar decepcionado.

- Papá... - comencé a llorar. – Ella nunca me había pegado.

- Y lo miento mucho, mi nene. – me abraza. – Si hubiera estado lo habría evitado, ya sabes cómo es ella y sus reglas.

- Yo lo siento mucho...

- Miel no tienes que sentir nada. – me besa la cabeza. – Eres mi nena, y no has hecho nada malo, tu madre es un poco intensa.

- Además quiere echar a Max...

- Nos podemos quedar con el perro.

- ¿De verdad?

- Sí, siempre quise un perro.

- Yo igual. – sonreí de una manera triste mientras acaricio a Max que se durmió.

- También con lo del sexo... - lo miro. – Yo sabía que en algún momento eso pasaría, tu madre solo no entiende que los hijos cresen, además, ese chico me agrada. Lo he visto un par de veces y he visto cómo te mira. ¿Sabes? Un padre nunca ve a alguien lo suficientemente bueno para su hija, hasta que uno lo es. – lo miro. – Él es un buen chico, lo sé, lo veo en sus ojos.

- Papá yo lo quiero mucho.

- Y se nota que él te quiere, por mi parte no creo que debas terminar con él.

- No lo iba a hacer de todos modos. – dije riendo.

- Bueno... ¿sabes algo, Miel? Antes de que lo conocieras, eras como tu madre, rígida, firme, dura y obsesionada con el orden. – suspira. – Pero cuando lo conociste, y se hicieron amigos te relajaste y comenzaste a vivir, a ser una chica normal y feliz, no concentrada en un horario y quien salió de fiesta.

- No he salido...

- Esa vez que dijiste que te quedarías con Sarah fuiste a una fiesta, lo sé. Yo te ayude a que mamá te dejara ir ¿lo recuerdas? – recordé como mi papá le dijo que no era tan lejos la casa de Sarah, y que iba a llegar bien. – Sabia que irías a una fiesta porque yo hacía lo mismo a tu edad, y no sabes lo feliz que me hacía que vivieras de verdad.

- Papá...

- Yo hablare con tu madre. – lo abrace.

- Gracias, te quiero.

- Bueno, bueno, ¿vamos a hacer el almuerzo?

- Vamos. – dije con una sonrisa y nos paramos.

- Vamos Max. – le dice papá con una sonrisa.

Lágrimas de miel. #1Where stories live. Discover now