- Bueno, entonces agamos eso.

- Me tengo que cambiar, luego te hablo. Besos te quiero.

- Yo igual te quiero, princesa. – y corta.

Suspiro y veo un suéter rosado con amarillo y unos pantalones blancos, tomo eso y me cambio, luego me pongo mis zapatillas Adidas y salgo de mi cuarto. En ese momento Sarah me llama y me desea un muy feliz cumpleaños, Henry esta con ella entonces él también lo hace, me dicen que nos vamos a ver en el centro comerciar a las once.

Cuando llego a la cocina mi veo en la mesa el pastel, con dos regalos en la mesa. Me siento y emocionada los veo.

- ¿No los vas a abrir? – me pregunta mi papá tomó desayuno preparándose para ir al trabajo.

- De verdad lo sentimos nena, por no estar libres en tu cumple.

- Nothing is wrong. – Dije tomando un regalo. – De todos modos lo pasare con mis amigos, ya hicimos planes. – con eso me referí a planearlo hace cinco minutos.

Para Miel.

De tu madre, que te ama tanto.

El papel de regalo es rosado con mariposas, es muy lindo que me da mucha pena romperlo, cuando veo el regalo noto que es una mochila mediana Louis Vuitton, otra para la colección. No es como que no me guste, pero siempre me da lo mismo.

- Me encanta, gracias. – le dije.

Tomo el otro de es de parte de mi padre.

Para mi nena.

De papá.

El envoltorio es el mismo, y cuando lo abro veo que es un libro nuevo, chillo al ver que es Mujeres que compran flores, he leído reseñas y dicen que es muy bueno, es decir, lo llevo queriendo hace mucho.

- Gracias me encanta. – dije viéndolo. – Justo el que quería, ¡y está firmado! – eso debió cortar mucho.

- Le tuve que preguntar a Sarah. – me sonríe.

- Bueno ya me voy. – dice mi mamá besándome la frente.

- Yo igual, adiós nena.

- Adiós. – me dice mi madre y se van.

La casa se invade en un silencio y soledad como siempre está, miro todo tan ordenado y tan vacío y suspiro. Miro el pastel que ya no tiene las velas, dice: Feliz cumpleaños, Miel. Y no es por desvalorizarlo pero se siente tan vacío.

Veo la hora en mi reloj y son las ocho, todavía me queda dos horas para ir al centro comercial, veo mis regalos y dejan de tener vida, por alguna razón. Tomo mi celular y le escribo a Lukas para saber si puede venir a desayunar conmigo, no tarda ni un segundo en decirme que sí.

Me siento un poco mejor al saber que Lukas vendrá conmigo.

Por alguna razón no me siento feliz, y es mi cumpleaños, debería estar feliz... mis padres debería haber desayunado conmigo, en vez de eso me dejaron el pastel en la mesa con los regalos, ellos ya había comido y ahora se fueron al trabajo.

Unas lágrimas se escapan de mis ojos al no escuchar nada, al no sentir nada más que soledad este día. Siempre me pasa lo mismo en mi cumpleaños, y aunque Sarah siempre me ha acompañado no quita el hecho que sentirme vacía este día, el veintiocho de septiembre, el día de Miel.

El único momento en donde me sentí bien fue cuando me llamo Lukas, por alguna razón él si me presto atención este día, le importo mi opinión, que hiciéramos lo que yo quisiera. Eso no me pasa con mis padres.

Lágrimas de miel. #1Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon