Capitulo 33 ~ Rosas y vino

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- Te amo Eleanor. - Musito de la misma manera.

Al separarnos limpio con mis pulgares sus mejillas.

- De nuevo me sorprendiste, realmente lo hiciste. - Confiesa mientras mira el anillo de nuevo.

- Es un zafiro, y lo escogí por su significado. - Le explico mientras ahora ambos miramos el anillo de oro blanco rodeado de sutiles diamantes con aquella piedra azul oscuro en medio.

- ¿En serio?, ¿cuál es?.

- Según mis investigaciones, el zafiro simboliza la sinceridad y fidelidad. Además de alegría, sabiduría y paz. Algo qué espero jamás haga falta en nuestras vidas... en nuestra familia.

- Se supone que vine a Nueva York para no quedarme en casa llorando y resulta que estoy llorando mucho más aquí. - Dice mientras limpia sus mejillas. - Es perfecto, gracias.

Tomo su rostro entre mis manos y dejo un largo y tierno beso en sus labios.

- Ahora supongo qué debemos empezar a planear nuestra boda, ¿no?

- Qué te parece si no esperamos mucho, hacemos algo pequeño y pronto. - Propone con una sonrisa.

- ¿Qué tan pronto?.

- Menos de un mes, tal vez. ¿Qué dices?

- No, es mucho. Menos de dos semanas. - Propongo.

- Jummm, eso es bastante atrevido de su parte señor Hunt pero, me parece justo aquello de menos de un mes.

- Bien, podríamos negociarlo. ¿Menos de tres semanas?

- ¿En serio te atreves  a negociar conmigo? - Pone sus manos en sus caderas y me mira levantando una ceja. - Le recuerdo que tiene todas las de perder.

Frunzo los hombros.

- Tomaré el riesgo. Tres semanas me parece un trato justo.  - Cruzo los brazos y la miro desafiante, pero, ella no se ve intimidada en absoluto.

- Yo creo qué el hecho de que sea en un mes es una oferta increíble, debido a que es eso o que sea en cuatro o seis meses.

- ¿Qué insinúa señorita Greene?.

- Doctora Greene. - Corrige - Respondiendo su pregunta: estoy de muy buen humor señor Hunt, y esto de querer casarnos en en un mes no durará mucho más porque aún no he querido pensar en los preparativos, así que lo tomas o lo dejas.

- Eso es extremadamente injusto seño... doctora Greene.

- Lo sé.- Frunce los hombros mientras sonríe despreocupada. - Aunque, si usted acepta, podría recompensarlo de alguna manera. Por su generosidad, digo.

- En ese caso, ya no es tan injusto Doctora Greene. ¿De qué tipo de recompensa hablamos?.

- No lo sé, tal vez podría empezar por dejar caer la toalla. - A pesar de sus palabras, no pierde la confianza y postura, eso me sorprende pues, no es mi caso.

Aclaro mi garganta.

- Supongo qué podremos dar por sentado un acuerdo. Un mes parece justo.

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