¡LaRusso me gustas! - Anthony LaRusso

¿Timothée Chalamet?

— Bueno, yo ya me se el camino. —dije para mi misma.

Cerré la puerta detrás mío y fui directo a mi cuarto, ignorando los llamados de mis padres.

Suspiré cerrando y pegandome a la puerta. Mi teléfono sono, lo saqué de mi bolsillo y conteste.

— ¿Qué ocurre Anthony? —pregunte con pesadez, sujetando el puente de mi nariz.

— Te iba a pedir una tarea, pero eso es para después. ¿Qué ocurre? —sus tono de voz cambió a uno preocupado.

— Mis padres.

— Oh.

— Sí, oh. Da igual, ¿que tarea quieres?

— Eso ya no importa, ¿quieres venir?

— No, Robby esta aquí.

— ¿Robby esta ahí? ¿Y eso?

— Mis padres.

— Mierda, ¿segura que no quieres venir?

Me quede en silencio, pensando unos segundos.

— Te veo en 15. —sin más corte la llamada .

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— ¿Quieres jugar a algo? —negué— ¿Salimos a dar una vuelta? —volví a negar. Anthony suspiro rendido.

— Estoy cansada. —suspiré escondiendo mi cara en mis manos, mientras apoyaba mis brazos en mis piernas— Cansada de todo.

Sentí la mano de Anthony acariciando mi espalda.

— ¿Cuándo se van?

— No lo sé. —me levante de la cama— ¡Ese es el problema! ¡No quiero que se vayan, pero a la vez desearía no verlos! —pase mi mano por mi pelo hechandolo para atrás, con frustración.

Anthony se colocó a mi lado tomando mi mano, con su pulgar comenzó a acariciar el dorso esta.

Mi corazón se aceleró, pero su tacto me dio algo de tranquilidad. Lágrimas comenzaron a bajar por mi mejillas, rápidamente las quite con mi otra mano.

Sentí sus brazos rodearme, lo abrace con fuerza escondiendo mi cara en el hueco de su cuello permitiéndome llorar. Él acariciaba mi cabello con delicadeza.

— Sabes que puedes quedarte aquí, mi mamá ama tenerte aquí... y yo también. —me separe con una corta sonrisa, él me devolvió el gesto.

Le di fugazmente un beso en su mejilla, el bajo la mirada velozmente pero pude observar un sonrojo en sus mejillas.

— Bueno, bajare por un vaso de agua. Ahora vuelvo. —Anthony asintió deprisa.

Aguarda, ¿se sonrojo?

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— ¡Van 5-2! ¡Te gané, te gané, te gané! —Anth arrojó sus cartas a la mesa.

— Si, si, me ganaste, ¿contenta?

— Mucho. —sonreí burlonamente.

— Ya me canse del UNO. Hay que bajar a ver si ya esta la comida, tengo hambre.

— Somos dos, vamos.

Ambos salimos de la habitación, en la cocina estaba Amanda terminando la cena.

— Niños, ayúdenme con la mesa, por favor. —los dos asentimos.