- Miel... - me acaricia.
- ¿Qué tengo que hacer? ¿Decirle a su marido? ¿Callar? ¿Decirle a la directora?
- Nada... es mejor que nada.
- Pero Lukas.
- Es la señorita Carol, la directora la ama... ¿crees que te creerá? Será peor si les dices, te trataran de mentirosa.
- Entonces... tengo que callar.
- No tenemos nada que ver... aunque tú no lo veas normal, por ejemplo eso pasa en todos los institutos. – miro a Lukas sorprendida.
- ¿Lo has hecho? – le pregunte. - ¿Te has metido con una profesora?
- ¿Qué? No, por favor Miel, que poca fe me tienes. Créeme que no me gustaría entrar en esos terrenos.
- Lukas.
- Solo digo que siempre hay alumnos metiéndose con profesoras. Profesores metiéndose con alumnos. Yo nunca sería capaz de meterme con una profesora, por muchas buenas notas que me ponga.
- Que asco. – dije dándome la vuelta. – Acostarse con alguien de treinta años... siendo una adolecente. Qué asco.
- La verdad es que sí, me pregunto qué tan bajas eran sus notas como para acostarse con la profesora de biología, que pesimamente no es muy guapa.
- Dios santo cállate, eso es considerado una violación. No importa si es consentida o no, si te metes con alguien menos ya es considerado una violación.
- Miel.
- ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? ¿Por qué no estabas tú en la azotea fumando un cigarro? ¿Por qué no podían ser solo unos dos adolescentes y ya? Tenía que ser una de mis profesoras favoritas con un chico.
- Miel, en fin ya paso.
- ¿Ya paso?
- Solo tienes que calmarte, pretender que no paso y ya está... seguir con tu vida.
- ¿Seguir con mi vida?
- Estoy seguro que dejaran de hacerlo... - la puerta se abrió y veo a la señorita Carol junto con Oscar.
- Miel. – me dice Carol.
- Vamos. – tome a Lukas de la mano y salimos del aula.
- Espera Miel. – me llama la profesora. – Necesito comentarte algo.
- No tenemos nada de qué hablar, profesora. – dije seria. – Nos vemos en su clase.
Caminamos tomados de las manos hasta que llegamos al estacionamiento del instituto, no quiero que me suelte.
- Miel...
- Vamos. – dije caminando hacia su moto. – Vamos, salgamos de aquí...
- ¿La Miel que conozco no se va de clases?
- Pues... ¿no dices que tengo que relajarme? Solo vamos al cine... no, al centro comercial no, ahí trabaja mi mamá. Vamos a mi casa y...
- Miel...
- Por favor Lukas, quiero... yo quería contarte algo.
- Pero cuéntame... ¿es necesario que nos vayamos del instituto?
- Anoche lo estuve pensando mucho... todo lo que hablamos en mi casa, como me decías que tenía que volver a pintar... bueno... quiero hacerlo, quiero pintar.
- Eso es increíble.
- Por eso tenemos que hacerlo ahora.
- ¿Ahora?
- Mis padres llegaran después de clases y el fin de semana también van a estar, por eso tiene que ser ahora. No puedo pintar con ellos en la casa.
- De acuerdo pero... ¿para qué me necesitas?
- Quiero pintarte.
- ¿Estás loca? No, ni siquiera me gusta salir en las fotos, mucho menos que me pinten. – se niega.
- Por favor... - le suplique. – Si quiero pintar de nuevo me gustaría pintar a mi inspiración, la verdadera razón por la que voy a pintar. – tomo su mano y la beso. – Por favor... Luka.
- Princesa... - dice con duda.
- Luka por favor... - le suplique de nuevo y escuchamos la campana, la primera clase ya comenzó. – Yo soy tu miel y tu mi abeja.
- Ay por dios, que romántica. – bromea. – No lo sé.
- Te prometo que nunca le mostrare a nadie la pintura, solo será entre tú y yo.
- Miel... - duda.
- Por favor. – bese su mejilla. – No te pediré nunca más nada.
- Bien... - dijo sacando las llaves. – Vamos. – se pone el casco y sube a la moto, yo hago lo mismo y en el momento en el que Lukas iba a andar un inspector de pasillo nos grita.
- ¡Ustedes! ¡Vayan a clases! – arranca.
Lukas va muy fuerte, porque me aferro a él mucho más de lo normal, cuando baja la velocidad puedo notar que ya estamos en mi casa, ¿tan rápido? Y como no, si fue demasiado rápido.
- Fuiste muy fuerte. – dije bajándome.
- Lo siento... me altere al escuchar al inspector de pasillo.
- De acuerdo no importa, vamos. – le tomo la mano y emtramos.
DU LIEST GERADE
Lágrimas de miel. #1
RomantikUna chica obsesiva con el orden y el control. Un chico despreocupado, sedordenado y drogadicto. Dos polos opuestos que en el fondo encajan a la perfección. (La historia contunua en Sonrisas de miel)