- ¿Y?

- ¡Pues sí, me gustaría tener sexo! ¡Y cuando tengo calentura solo lo ignoro! Es todo. – todos los de la cafetería me miran. – Maldición... - trágame tierra.

- ¡Amiga...! – dice Sarah con una sonrisa mientras mira como nos miran. - ¡La cuenta, por favor! – dice al camarero que nos atendió.

Cuando pagamos y nos fuimos caminamos por el centro comercial, cuando llegamos a una tienda en específico ella solo me toma de la mano y entramos.

- ¿Qué? – pregunte con vergüenza al ver las cosas de esta tienda. - ¿Qué hacemos aquí?

- Te compraras un vibrador y dejaras de torturarte negándote la masturbación... ¿sabías que hace bien hacerlo de vez en cuando?

- Yo no me comprare nada.

Caminamos por unos pasillos que tiene unos juguetes bastante raros, también hay ropa interior femenina muy trasparente, lencería de encaje en resumidas cuentas...

- Mira esto... - dice viendo un sujetador y unas bragas. – Están muy lindas... de seguro a Henry le gustaría.

- Que asco. – dije mirándola seria. - ¿Cómo dices algo así?

- Tu también deberías llevarte un conjunto... no está de más tenerlo, es más...

Toma uno que es rojo vino, es encaje de flores. La verdad es que si es bonito, pero yo ni loca me pondría algo así, es decir... las bragas son solo una tira, no me cubriría nada del culo.

- Te lo vas a llevar. – me dice con una sonrisa.

- Esto no me cubre ni la mitad del culo.

- Por algo... ¿para qué crees que es? ¿Para usarlo un domingo en la misa?

- Pero...

- Solo hazme caso, me lo vas a agradecer luego. – me giña un ojo.

Luego nos vamos a la zona de los vibradores y veo una gran variedad de cosas, hay uno con la forma exacta de un... bueno un... p... pen... no pensare ni diré esa palabra aunque sea de lo más normal del mundo. Ella toma uno chiquito y me lo pasa, veo bien la caja y es un pequeño ¿ovalo? No sé cómo describirlo bien, no sé si comprar esto sea lo mejor del mundo... pero por lo menos tiene un lindo color.

- Me gusta el color... - dije mostrándole.

- ¡Bien! – dice emocionada. – Por lo menos...

- ¿Por lo menos qué?

- Nada. – dice viendo uno que es más largo, tiene el mismo color rosado claro solo que este no es chiquito como dije... es largo y parece a una banana, pero claro que no literalmente. – Estos dos. – confirma.

- ¿Qué? ¿Dos? ¿Por qué dos?

- Porque siempre es necesario tener dos vibradores, sobre todo si son de distinta forma.

- Pero... yo no sé si voy a usar eso. – dije viendo a mi alrededor. – Mira en donde estamos... en una tienda de artículos sexuales y mi madre está trabajando un piso más arriba que nosotras. ¿Y si nos ve aquí? Pensara que soy...

- Una chica que sabe divertirse, bueno si, pensara eso. – dice riendo mientras me lleva a la caja. – Hola... llevamos esto. – dice poniendo todo.

Un chico atiende la caja, ¿por qué me pasa esto a mí? El chico me mira, es lindo... tiene los ojos verdes como Sarah, el cabello rubio y la piel clara. Siento mis mejillas arder de vergüenza, Sarah solo le giña el ojos y mira detrás de chico, ambas vemos una caja de 200 condones.

Lágrimas de miel. #1Where stories live. Discover now