Hoy mi madre se va a despertar un poco más tarde de lo habitual, porque anoche se quedó hasta más tarde trabajando por una reunión, así que entra un poco más tarde.

Cuando me subo a mi bici veo el auto de mi papá estacionándose en la entrada.

- Hola linda. – me dice bajándose del auto.

- Hola papi. – dije poniéndome el casco y mis audífonos. – Ya me voy, nos vemos luego te quiero.

- Te quiero. – me dice y comienzo a pedalear mientras tarareo una canción.

Cuando llego estaciono mi bici y le pongo el candado, cuando entro veo al cuarteto de taradas. Ayer no vinieron porque estabas suspendida.

El cuarteto de taradas es como Sarah y yo le decimos. Esta Verónica, Betty, Teresa y Camila. Ellas me llevan molestando desde que nos conocimos, creen que es divertido molestar a alguien que se saca buenas notas, porque eso es lo que dicen.

- Hola Miel. – me dice Camina acercándose a mi junto con las demás.

- ¿Qué es lo que quieren ahora?

- Tu desayuno. – duce Verónica que es la líder de todas. Está claro que el burro por delante. – Dámelo ahora.

- Yo no te daré nada. – dije caminando mucho más rápido pero una de ellas me toma la mochila y me jala haciéndome caer al suelo. - ¿Qué te pasa? – dije molestándome.

- Dame esto. – Betty me jala la mochila quitándomela de la espalda. - ¿Qué hay aquí? – dice abriéndola. – El desayuno, libros, cuadernos, lápices... dinero. – me botan mis cosas y luego se van con mi dinero y mi desayuno.

- ¡Oye! – dije parándome.

No... no... no puedo decirles nada, son mucho más grandes que yo y en cuento me defienda me golpean y me mandan al hospital. Me siento en el suelo recogiendo mis cosas con un nudo en la garganta. Cuando tomo mi libreta toco una mano tibia y levanto la vista.

- ¿Estas bien? – veo los ojos azules de Lukas. - ¿Qué paso? – me pregunta ayudándome a recoger mis cosas.

- Sí, estoy bien. Y no pasó nada... me tropecé es todo.

- ¿La princesa de la perfección se tropezó? – pongo los ojos en blanco.

- No me llames así. – dije y me estira la mano para pararme.

- Gracias. – dije parándome con su ayuda.

- ¡Otra vez el cuarteto de las taradas! – veo a Sarah caminando rápido hacia donde estamos. – De verdad que les voy a pegar una patada en el boca.

- ¿Cuarteto de taradas? – me pregunta Lukas.

- No, nada. – dije fulminado a Sarah con la mirada.

- ¿Eh? – me dice ella y mira a Lukas. – Tú debes de ser Lukas. – le dice sonriendo. – Soy Sarah.

- Un gusto, Lukas como ya sabes. Pero ¿qué es el cuarteto de taradas?

- Nada, no es nada.

- ¿Nada? – me mira Sarah. – Sí, no es nada. – le sonríe. – Tengo que irme con Miel, te vemos luego.

- Sí, gracias por ayudarme. – le dije y nos fuimos.

Vamos a mi casillero y Sarah no deja de mirarme seria.

- ¿Qué te hicieron esta vez?

- Nada. – dije guardando libros. – Estoy bien.

- Dime la verdad, te juro que...

Lágrimas de miel. #1Where stories live. Discover now