AMIGOS

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Yeonjun tenía bastante dinero gracias a sus padres, ellos eran dueños de algunas empresas de cosméticos y otras cosas de las que él no estaba enterado, así mismo, su hermano era socio de una productora musical bastante reconocida por lo que no necesitaba tomar el autobús, sabía muy bien que su hermano o incluso uno de los conductores que trabajaban para sus padres podían pasar por él, sin embargo, desde que tenía 13 y tomó el autobús por una apuesta observó a un chico solitario con el uniforme de judo que podía recordar un poco de su escuela. Le pareció alguien bastante misterioso y lucía triste por lo que decidió que tomaría el autobús desde entonces.

Había conseguido hablar con Soobin dos veces, pero solo fueron para dar direcciones sobre algún lugar dentro del colegio o al salir del baño, nada serio. Por lo que esa tarde el entrenador lo había regañado por su distracción y sabía que se lo merecía, su tarde se resumía en las palabras de Kai una y otra vez porque jamás imaginó que era el crush de alguien, sabía que varias personas hablaban de él por su apariencia y por su habilidad en baloncesto, pero nadie se le había confesado de esa forma. Sabía muy bien que las personas murmuraban sobre su apariencia, no es que fuese de las personas más atractivas o por lo menos él no lo consideraba de esa forma, pero había escuchado cosas como lo bonito que eran sus ojos, y algunas cosas no tan agradables sobre sus labios y lo buenos que quedarían alrededor del miembro de alguno de sus compañeros, cosas un tanto repulsivas.

Al salir de la practica corrió hasta la parada de autobús con la esperanza de ver a Soobin, al subirse lo notó en el mismo asiento con los audífonos puestos, se sentó junto a él y lo observó por un tiempo hasta que Soobin lo notó por su reflejo en la ventana, se quitó los audífonos y lo miró sorprendido.

-Hola- sonrió Yeonjun

Soobin seguía sin decir nada, la sonrisa de Yeonjun se borró un poco mientras lo miraba. Soobin tenía una cara bastante delicada, sus labios eran delgados con forma de corazón o por lo menos los describe de esa forma, su piel era bastante pálida y tenía un pequeño corte por el pómulo que nunca había notado antes. Notó como Soobin le seguía viendo y no supo que decir.

-Tu hermano es bastante agradable- fue lo único que se le ocurrió.

-Kai es un diablillo cuando lo conoces- sonrió Soobin y Yeonjun notó su hoyuelo.

- ¿Lo es? Parecía un chico bastante tímido.

- ¿Tímido? Espera conocerlo mejor, es todo menos tímido. Pasa jugando videojuegos y hablando de todo y nada -río Soobin – Te dice datos innecesarios de las cosas, ¿sabías que los pelicanos tienen 3 estómagos?

Yeonjun miró a Soobin maravillado porque jamás se imaginó que el chico fuese así y no pudo hacer nada más que reír, en tan solo dos minutos notó lo interesante que era. Comenzaron a hablar de cualquier cosa, dioses griegos, gatos, perros y hasta conejos hasta que finalmente Soobin notó que estaba muy lejos de casa. Yeonjun lo miró preocupado y le dijo que podía llegar a su casa a cambiarse para luego pedirle pediría a su hermano que lo enviara sano y salvo a su hogar.

Se bajaron del autobús y caminaron hasta llegar a un gran portón rodeado de plantas, Yeonjun tocó un pequeño timbre y la puerta se abrió, luego caminaron unos 5 minutos más pasando por un pequeño bosque de bambú hasta llegar a la entrada principal de una gran casa. Soobin estaba maravillado, sabía que la familia de Yeonjun tenía dinero, pero jamás imaginó que tenían tanto.

-Jin, ya estoy en casa- gritó Yeonjun – traje a un amigo así que no hagas nada raro.

No obtuvo respuesta así que se imaginó que su hermano no estaba en casa hasta que escuchó un "está bien" que venía de alguna de las habitaciones. Yeonjun le dio unas pantuflas de invitados a Soobin y entraron finalmente.

-Lo siento si es repentino pero creo que perdiste tu parada por mi culpa, sé que te bajas dos paradas luego que yo subo así que lo siento- Soobin no dijo nada y solo lo miró por un momento, Yeonjun se mordió el labio inferior y sonrió -¿Agua?

-Sí- dijo Soobin – Por favor.

Mientras Yeonjun desapareció por la gran sala, Soobin sacó su móvil y llamó a casa para informarle a Kai que llegaría un poco más tarde. El chico solo le dijo que tuviese cuidado y colgó. Soobin miró la sala, había una gran pantalla colgada en una de las paredes y sillones blancos en medio rodeando una pequeña mesa, un candelabro colgaba del techo y había una escalera que parecía llevar a un gran pasillo donde suponía estaba las habitaciones. En la parte inferior había otros pequeños pasillos donde suponía debía haber un estudio u otro cuarto. Era una casa bastante familiar en diseño, mató a personas en casas como esas.

Yeonjun regresó con un vaso de agua sacándolo de sus pensamientos.

-¿Quieres cambiar tu uniforme? Puedo prestarte ropa mi ropa, o la de mi hermano o del novio de mi hermano, creo que tienen estaturas similares. Si no, puedes usar el baño y lavarte la cara, no es que tengas algo en ella, solo que el sudor después de la practica suele incomodar y yo... estoy hablando mucho, ¿verdad?

-No- sonrió Soobin- Si no es mucha molestia aceptaría la ropa con gusto, prometo regresarla mañana.

El chico lo miró y sonrió, dejaron los vasos con agua en la mesita de la sala y lideró el camino escaleras arriba. En efecto había un gran pasillo con habitaciones, entraron a una que parecía ser la habitación de Yeonjun. Tenía paredes pintadas en un rosa pálido y las sábanas celestes. Todo estaba bastante ordenado y limpio. Yeonjun le dijo que se sentara en una silla junto a un pequeño escritorio y abrió su closet buscando algo de ropa, pero no le quedaba.

-Iré a buscar ropa de mi hermano, puedes esperar aquí- sonrió.

Antes de salir de la habitación un chico de hombros anchos se acercó a la puerta mirando a Yeonjun y a Soobin.

-Jin- dijo Yeonjun - ¿Namjoon está contigo? Puede prestarme algo de ropa, Soobin necesita cambiarse y ....

-Soy Seokjin- dijo el recién llegado mientras miraba a Soobin – El hermano de este niño, lo siento por su falta de educación y no presentarnos. ¿Tú eres?

-Soobin- respondió -Soy

-Es mi amigo- dijo Yeonjun -Ahora, necesito ropa.

Después de una pequeña pelea entre hermanos sobre modales, Yeonjun llegó con un pantalón deportivo y una camiseta, Soobin entró al baño y logró cambiarse. Se miró en el espejo pensando que todo era un sueño y que nada estaba pasando en realidad. Todo parecía ser muy rápido y quería explotar de felicidad, pero tenía miedo, miedo que su felicidad acabara.

Al salir del baño Yeonjun tenía ropa nueva, notó que el chico usaba un jogger junto a un croptop azul, podía ver su abdomen. Soobin quería morir porque realmente parecía estar soñando. Hablaron un rato más, sobre como se conocían desde los doce sin recordarlo, principalmente Yeonjun no recordando hasta discutir sobre sus hermanos. Seokjin entró a la habitación junto a otro chico y dijo que llevaría a Soobin a casa. Se metieron en un auto y en todo el camino los chicos se miraban sin decir nada y sonreír, ninguno de los dos sabía que pasaba solo que después de mucho tiempo los dos se sentían cómodos alrededor de un desconocido.

-Te veo mañana en la escuela- dijo Yeonjun.

Ambos estaban fuera del auto frente al edificio de la casa de Soobin, Yeonjun cargaba la maleta de Soobin y parecía no querer soltarla.

-Hasta mañana- dijo Soobin.

-Soobin- dijo Yeonjun antes que el chico entrara al edificio -Puedo, ¿puedo tener tu número? Para llamarte mañana y que me entregues la ropa, no es que desconfíe de ti no lo hago, lo hago por si no te veo en todo el día o por si no tomas el autobús o por si hay algún atraso, o por sí...

El chico sonrió y se acercó a Yeonjun para dictarle su número y agendarse. Soobin entró al edificio con una gran sonrisa en su rostro, jamás imaginó que Yeonjun podía llegar a ser así de tímido, aunque tal vez no era la palabra correcta. Simplemente imaginaba que Yeonjun era un poco más parlanchín, le agradaba haberlo visto así, le agradaba haberlo visto.

Yeonjun por su parte estaba dando pequeños golpecitos en su cabeza por lo nervioso que había estado. Seokjin se burlaba de él y el chico no respondía, solo miraba su teléfono con el chat de LINE abierto, como si esperase un mensaje.

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"Estoy bien, gracias por hoy"

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