Papι | Kυnѕσl

σύνοψη

Parecía que los minutos pasaban cada vez más lentos para Kun.

El peligris de diecisiete años había sido castigado por haber estado hablando, riendo y jugando con Doyoung durante la clase de literatura clásica, materia jodidamente aburrida la cual era impartida por el profesor Ji.

Pero vamos, lo que pasaba es que el profesor Ji era un cabronazo y le tenía manía, ¿por qué sino solo había castigado a Kun? A Doyoung tan solo le dio una advertencia, mientras que a él lo encerraba en su clase a la hora de la salida hasta que pasaran cincuenta y cinco minutos.

Simplemente indignante.

Intentando ignorar las miradas que a veces le lanzaba el profesor, el chico se dedicó a esconder la cabeza en un libro a la vez que recordaba, medio adormilado, conversaciones que tuvo con Doyoung y Ten de esa misma mañana rumbo al instituto.

—Quedé traumatizado, en serio. La profesora de ciencias naturales me miró muy mal. Me hizo sentir como un imbécil, basta —se lamentó Ten.

El rubio contaba como había llamado "mami" a su profesora de naturales cuando tenía ocho años, asegurando que aquella fue la experiencia más traumática y vergonzosa de toda su vida. Los otros dos mayores no podían dejar de reír entre lágrimas.

—¡Yo a los seis años llamé papi a mi profesor de matemáticas! ¡Qué vergüenza! Todos esos piojos que tenía de compañeros se rieron de mí. Ahora pienso en ese viejo y me da mucho —contó  mientras fingía un leve escalofrío. Esta vez fue el turno de Ten para carcajearse.

Kun rio vagamente al imaginarse la vergüenza que debieron pasar sus amigos ante tales embarazosos tiempos. Él nunca había llamado papi o mami a algún profesor, así que no sabía lo que se sentía morir de aquel bochorno. Es más, el nunca había llamado papi ni a su padre, tan solo lo llamaba papá. Prácticamente la palabra papi no se encontraba en su diccionario.

Llamar papi o mami a un docente... Qué horror. Volvió a reír ya casi en los brazos de Morfeo.

—¿Qué le parece tan gracioso, Qian? —medio gritó el profesor Ji muy cerca de su pupitre a la vez que golpeaba la madera de esta con su regla de metal.

El pobre chico casi muere del susto por la potente voz de su profesor y el estruendoso sonido de la regla chocar contra la madera tan cerca de su cabeza. El estar medio dormido más el sobresalto y la conversación que tenía dando vueltas en su mente le jugaron una mala pasada, una muy, pero que muy mala pasada.

—¡N-Nada, papi!

Santa mierda.

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HoseoksDimples Muchas gracias por haberme permitido adaptar tu obra <3