Nunca es tarde.

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Cristian P.O.V:

Eran las 7:30 cuando el despertador decidió sonar, era tarde, demasiado tarde como para llegar puntual, ¿de verdad su carta de presentación iba a ser llegar impuntual el primer día?

- Menuda imagen de mierda voy a dar.- Pensó el joven llevándose las manos a la cabeza en un gesto de desesperación.

Hizo todo lo posible por salir de casa lo más rápido que pudiera, para ello se saltó el café de la mañana y  se vistió con la ropa que tenía tirada en una silla del día anterior. Le tocó correr para subirse al bus, bus que por una broma de mal gusto del destino perdió.

Cuando finalmente se subió al bus decidió ponerse algo de música para tranquilizarse durante el trayecto y recuperar el aliento después de la carrera más inútil de su vida, Ciudad Jara fue su elección, dio gracias al Cristian del día anterior que no sacó los cascos del bolsillo de sus pantalones, también dio gracias al Cristian del presente por salvar a los auriculares de una muerte segura en la lavadora.

En su corto viaje mientras pensaba en cómo estaba el bus, atrasado, frio y repleto de gente.

También le dio tiempo a calcular la hora a la que llegaría al centro y se dio un golpe mental al ver que llegaría al menos diez minutos tarde.

También miró Twitter, se llevó una decepción al ver un tweet desafortunado de una crítica negativa a El Apartamento, hoy no era su día.

Se bajó del bus de un salto y cruzó la carretera que separaba su parada del centro sin importarle el tráfico, suficientemente rojo se iba a poner el al llegar tarde, como para que un semáforo se lo recordase. Sus delgadas piernas parecían no tocar el suelo mientras daba zancadas certeras y se lamentaba de haberse enfundado en esos vaqueros tan estrechos.

Entró por la puerta lo más rápido que pudo, no se paró en recepción mucho tiempo, pero sí lo justo como para divisar el pequeño folio escrito con rotulador y letra descuidada, en el que se leía "Presentación de profesores  8:30  Planta 2".

Intentó esperar a los ascensores tras apretar enérgicamente ambos botones, la suma de lo mucho que podían tardar en llegar los ascensores y su impaciencia, resultó en subir por las escaleras. "Planta 2" ponía en la puerta que cruzó.

Al cruzar se sintió verdaderamente abrumado, las paredes blancas similares a las de un hospital parecían atraparle poco a poco, se centró en las puertas,  había muchas y el desconocía cuál era la que tenía que pasar.

- Vale Cristian, piensa, échale imaginación, ¿cómo puedes saber cuál es la indicada?

Y así lo hizo, se obligó a sí mismo a parar unos segundos, logró escuchar una especie de murmullo el cual pensó que podía ser una persona hablando en forma de presentación.

-Perfecto, claramente han empezado sin mi.- pensó.

Finalmente siguió el sonido e intentó ocultar los nervios y la vergüenza, pensó en el miedo que se siente en el momento en el que interrumpes una clase, por un momento volvió a sus años de primaria, pero su intento fue en vano, pues su cuerpo reaccionó antes que su mente y de un momento a otro un nervioso y un tanto avergonzado Cristian, había irrumpido en mitad del acto, ganándose la mirada de los allí presentes.

MINDFULNESSWhere stories live. Discover now