eXplora

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El "eXplora"

El desierto era lo que predominaba en el hemisferio norte. La inclemencia era tal que la humedad de la atmósfera era prácticamente inexistente. Mientras que en el otro hemisferio no era mucho más halagüeño y por contra hacía un frío polar que parecía estar todo totalmente congelado.

Lo que más absorto tenía a los centíficos de la nave espacial "eXplora" era cómo podían convivir los dos climas tan dispares al mismo tiempo en un mismo planeta.


El "eXplora" llevaba varios años recorriendo los confines más lejanos del espacio. Después de 3 años de su despegue, habían recorrido más de 600 millones de años luz y visto cosas tan singulares como vida bacteriana en una constelación de planetas hasta ahora desconocida o uevos materiales, más resistente y ligeros que los que pudiera haber en la tierra.

Pero lo que sucedía en este planeta, al que habían denominado DeHi 225 por las iniciales de Desierto y Hielo, era algo extraordinario, sobre todo en términos de climatología.

Este tipo de misiones espaciales se habían convertido en la prioridad de la humanidad desde que el año 2400 los cambios climáticos en la tierra se habían acelerado de forma catastrófica. La tierra se había ido degradando, y sólo el 25% de la tierra era habitable.


Mucha de la vida animal y vegetal había desaparecido. El agua había invadido una gran porción de la superficie terrestre gracias al deshielo. Las ciudades ahora se disponían en

vertiginosos edificios construidos en dirección al suelo en vez de al cielo.


En la nave tenían muy claro que averiguar cómo funcionaba la meteorología del planeta podría suponer avances y beneficios a la hora de estabilizar el planeta tierra. Joseph recordaba cómo sus abuelos le habían contado cómo era el planeta antes de todo aquello; un planeta bello, lleno de colores... el verde fresco de los árboles, el azul claro del cielo, lleno de aire, aire sano y viento que te acaricia la cara....


Joseph había propuesto bajar a investigar in situ, y aunque a Ralp, como jefe del equipo de investigaciones, no le hacía ninguna gracia, tenía una cosa muy clara, además de ser una orden directa, le habían dejado muy claro que la ciencia estaba por encima de las personas en aquella misión "la tierra
e

stá sufriendo y la misión es salvar la vida del planeta"" le había dicho expresamente el representante gubernamental.


Enfrente de Joseph se encontraba Leila ajustandole el casco, - ¿Sabes que es una misión suicida verdad? - Jo, como le apodaban dentro de la "eXplora" sonrió sin mostrar los dientes en gesto preocupado y le guiño un ojo. - Puede suponer la solución a nuestro planeta - Entonces volvió a sonreír, esta vez con mayor sinceridad. - Imagínate - le dijo - y elevo la mirada para imaginar - la tierra recuperada.. recuperando su color y su vida en la superficie... nuestros hijos.. y los hijos de sus hijos jugando en verdes praderas..... Tengo que hacerlo - Sentenció - Apretó el puño con el colgante de chapa que su hija de 4 años le había regalado por el día del padre antes de su partida. Una sirena, como a Joseph le gustaba llamarla <<mi pequeña
sirena>>. Era su amuleto y lo llevaba a todas partes.

El aterrizaje de la nave de expedición se produjo en la zona desértica, pero muy cerca de la zona de transición. Esa era la zona a estudiar. Ya desde la nave habían observado fenómenos meteorológicos extremos. Las diferencias de temperaturas provocan cambios de presión provocando algunos fenómenos como tornados o vientos huracanados.


Joseph bajó y tomó dirección a la zona de incertidumbre de aquel extraño planeta. Entonces empezó a notar corrientes de aire cada vez más fuertes que iban y venían. De repente parecían empujarle y al momento esa fuerza desaparecía. Además arrastraban todo tipo de arenilla y polvo.


Llegó a un punto donde la arena empezaba a escasear y parecía fundirse en un manto de color cremoso y blanquecino. Más adelante se vislumbraba algunos claros de nieve congelada en forma de hielo. Joseph se paró - Jo al "eXplora"a. estoy en posición. Procedo a la extracción -.


Se agacho y empezó a cavar para recoger una muestra de material. La visibilidad era bastante mala por la arenilla y nieve que había en el ambiente. Por otro lado los empujes aéreos se repetían frecuentemente, lo que no le dejaba trabajar con precisión. A los 30 cm de profundidad encontró más hielo con parte de arena congelada, formando un embarramiento en la mezcla.


Recogió unas muestras y siguió cavando. Pocos centímetros después apareció un objeto incrustado en el hielo. Un objeto brillante. Empezó a desenterrarlo con mucho cuidado por ambos lados pero seguía amarrado por una especie de cuerda que estaba más enterrada aún... siguió desenterrando un poco más y finalmente supo lo que era. Era un objeto que conocía muy bien. Era un objeto que le pertenecía. Era el colgante que le había regalado su hija, la sirena <<¿Pero, qué demonios hacía allí? ¿Se le había caído?. No puede ser, si lo tengo dentro del traje, no es posible>>. Lo busco con su mano por dentro del traje hasta que logró tocarlo, lo tenía en el bolsillo...entonces, ¿que era ese objeto?..


Siguió apartando más nieve y arena embarrada por la humedad hasta que vio una silueta. Acercó el casco al suelo para meterlo en el agujero y se limpió la visera.... Parecía una figura humana...<<¿que?>> era como una mano enganchada a la cuerda del colgante.... y una figura humana continuaba esa mano más hacia abajo.... Intentó enfocar más y más, y creyó verse a sí mismo allí abajo, como si de una foto se tratara.. Si, era él.

Y ahora se movía como en unespejo, repitiendo los gestos que hacía. Pero más que un espejo era como un cristal entre dos personas. Dos personas diferentes pero físicamente iguales.


Joseph se levantó, asustado, y quiso marcharse para no volver. Saco su amuleto agarrándolo fuerte, pero en su huida el suelo crujió y el hielo se lo tragó.


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⏰ Last updated: Jan 27, 2022 ⏰

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