8._Semillas

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Dai parecía un gato curioso parado al costado de la cama de Mary. La mujer dormía profundamente y él parecía que la iba a obsorver con esos grandes ojos que tenía. La miraba con una paciencia infinita y como si quisiera ver a travéz su piel. No hacia otra cosa que no fuera mirarla hasta que ella se volteo boca arriba balbuceando palabras que el agudo oído del mayordomo logró escuchar y le sacaron una sonrisa por lo cómico que le declaración. Su fachada no cambió cuando estiró el brazo a un costado capturando una criatura como una serpiente de luz que se desintegró entre sus dedos.

-Nunca dejan de importunar-se lamento en voz baja y después miró hacia la ventana con cierta gravedad. Cerró los ojos un instante y se giró a Mary otra vez-Señorita,señorita...despierte por favor...

La muchacha se estiró por debajo de las sábanas y abrió los ojos con pesadez.

-¿Qué sucede?-le preguntó frotando su ojo derecho con la mano, mientras se sentaba en la cama.

-Tenemos invitados-respondió Dai mirando hacia la ventana.

Unos minutos después,Mary se asomó a ver qué sucedía y descubrió unos hombres en el campo. Llevaban mochilas como de fumigación y roceaban un líquido sobre la plantación. El mayordomo miró a su ama. El rostro de Mary se veía muy tranquilo, apenas si arrugó el entrecejo.

-Los demás terratenientes celebraron una reunión en la que usted fue el tema de discusión. He aquí el resultado de ese concilio. Pero usted esperaba esta reacción ¿Me equivoco?

-No-contestó Mary de forma un poco cansada.

-¿Cree que Milk está detrás de esto?-consultó Dai mientras Mary cerraba su bata de ceda.

-Pienso que ella es la gestora de esa reunión,pero que nada tiene que ver con esto-le dijo Mary dándole la espalda a la ventana para hacerse una cola en el cabello-El juego sucio no se me hace cosa suya. Quizá pensaba presentar una queja formal al alcalde o algo así,mas acabó instigando, indirectamente, a los que no tienen escrúpulos. Los cobardes y resentidos que están agasapados entre la gente decente,esperando una oportunidad para desquitarse y arruinar a quienes tienen las agallas de hacer lo que ellos no. Son parásitos, pero aunque su naturaleza es despreciable pueden ser peligrosos.

Mary se sentó en el borde de la cama cruzando las piernas. Su postura se vio distante y fría para Dai,que la observó con mucha atención.

-¿Qué desea que haga con esos hombres?-le preguntó después de un rato.

-Dejalos terminar-le contestó descansando su rostro en su mano-Nosotros usamos el agua del estanque para regar la plantación,pero no es la única fuente de agua que tenemos ¿Verdad?

-Es correcto. La parte norte de la plantación depende de los canales de regadío,alimentados por el río que cruza el valle-le explicó Dai.

-Bien...quiero que hagas lo siguiente y mañana llames a Kibito-Shin...

El mayordomo oyó todo con calma,pero a medida que iba escuchando su sonrisa se iba afilando.

Por la mañana el contador fue llamado a la casa y desde allí salió con Mary rumbo al restaurante de Bills para almorzar. La verdad excusa que uso la muchacha es que no quería ir sola a ese sitio y no conocía a nadie en el pueblo. Dai  no podía acompañarla porque estaba a cargo de la hacienda así que la única opción que tenía era él. Kibito-Shin no estuvo seguro de como sentirse al respecto,pero acepto la invitación.  

El restaurante tenía un toque mediterráneo. Era algo sombrío también,pero a Mary le encanto. La comida italiana era su favorita. Kibito-Shin en cambio se veía un poco incómodo. Era un chico de pueblo acostumbrado a las viejas traiciones. Para él ser invitado por una mujer era extraño, pese a que entendía que ella era de la ciudad y tenía otras costumbres.

Tomates azules.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant