Mi mente tiene razón, pero... me angustia la idea de que pueda perderla. Por el motivo que sea.

— Deja de comerte la cabeza — es como si me leyese la mente. Siempre lo hace — Te quiero grandullón — me abraza fuerte y me acerca más a ella abriendo las piernas y pegándome con fuerza a su cuerpo.

Hemos comido tranquilamente y Lola y yo ya estamos organizando todo para la cena. Como hace bastante frío, hemos dejado que los gatos ronden por dentro de la casa y están haciendo que todo sea un caos, pero a Lola le encantan. Y yo si Lola lo quiere, no tengo más que decir. Estamos organizando los nombres de los regalos de los niños para esta noche. Ayer todos mis hermanos trajeron sus regalos para que los coloquemos hoy tranquilamente. Lola está eufórica, dice que le encanta la idea de poder regalar cosas. De hecho, nos hemos fundido la tarjeta de crédito. Hemos comprado regalos para todos. Para ella solo hay un sobre mío que contiene mucho más que un regalo y noto que le entristece que no haya más regalos con sus nombres, pero yo la animo para que no decaiga. Mi familia ha decidido que colocarán sus regalos cuando estemos cenando y Lola no esté pendiente. Quieren que sea una sorpresa. Y aunque me da pena ver su carita tristona, sé que le va a encantar que todo sea sorpresa.

Llaman al timbre. Debe ser Andrés con su novia, con la que se fue a vivir. Esta nochevieja, como él se viste de rey la hemos invitado a ella también. Parece maja, aunque a Lola no le hace mucha gracia. Dice que es muy pija y que no le pega. En fin, voy a abrir. Andrés está del otro lado, viene serio, cosa rara en él. Es el eterno tipo feliz y gracioso.

— Hey — siempre soy bastante escueto en los saludos.

— ¡Hey!

— ¿Pasa algo? Y... ¿Judith? — La verdad es que no recuerdo su nombre.

— Julia, se llama Julia. Y no viene. Ha venido un... amigo — entrecomilla la palabra amigo — de su pueblo, o no sé qué mierda y ha decidido irse a cenar con él. Para que no esté solo. Ya sabes.

— Ya... esto... ¿Cuál es el problema? Tú no eres celoso — Andrés me mira y veo que algo más hay detrás.

— Antes de salir conmigo, ella tenía varios folla amigos. Y él es uno de ellos. Hace un mes me aseguró que había perdido el contacto con todos los tíos que se tiraba. Pero por lo visto él es la excepción. O eso ha dicho esta noche. De todas formas, lleva un tiempo quedándose hasta tarde en el trabajo, saliendo con las amigas más de lo habitual. Y bueno no soy gilipollas. Soy el primero que llevaba esa vida. Así que, bueno creo que la voy a dejar ¡Pero me jode! ¿sabes? Era la primera chica con la que me decidí a algo más.

Le abrazo, me sale así. Es mi colega de aventuras de toda la vida. Junto con Pelayo.

— Hay más peces en el mar — le miro. Él siempre dice eso cuando deja a una tía. Veo que sus labios comienzan a curvarse lentamente hacia arriba ¡Si!

— Tienes razón y, además ¡Año nuevo, vida nueva!

Nos reímos y entramos. Lola sigue colocando regalos. Andrés le ha comprado un detalle y lo dejamos en el garaje antes de entrar. Luego cuando estén todos yo los colocaré. ¡Qué nervios!

— ¿Y tu chica? — Lola saluda a Andrés mirando a todos lados, buscando a Julia.

— Ya bueno cambio de planes. Vengo solo.

— Mejor, no la soporto — Lola se va y Andrés la mira con una sonrisa en la boca.

— ¡Deja de mirarle el culo! — le doy un codazo — es mío.

— Y lo sé tío — me agarra de los hombros — Voy a por una cerveza ¿Quieres? — asiento y me voy hacia el árbol.

Ya está todo colocado, Lola se ha cambiado de ropa, se ha puesto un mono pantalón, con la parte de arriba de encaje dorado con transparencias y la parte pantalón es negro. Lleva unos tacones negros y me está costando la vida no acercarme y mandarlo todo a la mierda. No recibir a la gente, que se queden sin cenar y quedarme solo con Lola toda la noche. Para mí solito.

Enséñame a volarWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu