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Empezó como una molestia cualquiera, solo un poco de tos y nada más fuera de lo común, pero siempre era solo cuando lo veía a él, cuando pensaba en su cabello dorado y ojos azules, cuando escuchaba la mención de su nuevo cargo como guardia personal de la princesa, viéndolo desde ese punto era claro que se trataba de un mal de amor, peor uno nunca hubiera esperado que fuera tan grave.

"Solo es un poco de tos, estaré mejor dentro de unos días"

Era lo que contestaba Mipha cuándo la cuestionaban sobre su tos constante, pero ella solo lo dejaba pasar como un malestar cualquiera, nada de lo cual preocuparse

¿Verdad?

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Los ojos de sus compañeros estaban sobre ella, mientras sostenía en su mano unos brillantes pétalos azules manchados con gotas de su propia sangre en su mano.

—Mipha, ¿cuándo empezó esto?

Impa la miraba con preocupación, pero a la vez podía ver la lástima en sus ojos, ella sabía, estaba consciente de la condición que estaba afligiendo a la princesa zora y sentía una gran pena por su cruel destino.

Mipha quería llorar, sabía que sus sentimientos eran unilaterales, lo había aceptado y había aprendido a vivir con eso.

¿Entonces por qué? ¿Por qué ella tenía que pasar por eso?

La enfermedad de Hanahaki.

Mipha levantó la mirada y se cruzó con los esos ojos azules que tanto la habían encantado, pero no pudo soportar mirarlos más al ver que en sus ojos también había tristeza, él también lo sabía, su amado Link sabía que ahora sus días estaban contados pero sin estar consiente que estos sentimientos eran por el.

Y Mipha quería que así fuera, no quería que Link sintiera el peso de la culpa por lo que le iba a pasar.

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—¡Solo di su nombre! ¡Esa persona tiene que resolver esto!

Los gritos de Muzu fácilmente podían oírse por todo el dominio, pero Mipha mantuvo su silencio, no quería que su amado fuera culpado por algo que ninguno de los dos podía controlar.

—Mipha... —ahora la voz del viejo zora sonaba como si se fuera a quebrar en cualquier momento— … Por favor... Necesitamos que nos digas, solo así podremos salvarte...

Su corazón dolió al oírlo, no quería lastimarlo, no quería que nadie sufriera por algo que ella estaba segura que fue su culpa, por haber desarrollado un anhelo por un amor que desde un inicio no estaba destinado a ocurrir.

Tomó la mano de Muzu y con una mirada serena solo se limitó a negar.

—No Muzu, aun si te dijera su nombre eso no cambiará nada, mis sentimientos no podrán ser correspondidos porque en su corazón no hay espacio para mi.

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—Por favor, Sidon, hermanito mío , no llores por favor.

Su pequeño hermano estaba abatido, llorando amargamente mientras ella intentaba calmarlo sosteniéndolo en sus brazos, toda esta enfermedad sería más fácil de llevar si tan solo aquellos que más le importaban no tuvieran que sentir tal dolor también.

Amor no correspondidoWhere stories live. Discover now