Capítulo 1 |Corregido|

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Los árboles se abrían paso ante mí formando un camino lleno de rosas que me guiaba hasta un prado verde. Las tumbas habían sido cavadas. La arena húmeda estaba amontonada en un rincón, sin intención de arropar a los cadáveres que había descansando en el suelo.

Sus rostros se mostraban serenos; en paz y armonía.

-Cómo quisiera estar con vosotros....- susurré.

Me acerqué más. Quería tocar el rostro de Prim y observar más de cerca el de mi padre.

- No puedes quedarte.- oí el eco de una voz, pero no vi a nadie.- ¡Márchate!- subió el tono de voz- ¡Asesina!- los pájaros que me observaban desde los árboles echaron a volar asustados por el grito.

- ¿Finnick?- logré reconocer su voz- ¿Dónde estás?- balbuceé.

Miré a mi alrededor, pero solo pude encontrar los ojos azules de Peeta.

- ¿Por qué lo has hecho Katniss? ¿Por qué nos has hecho esto...?- las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Pero no hice nada por consolarle.

-Quédate conmigo...- solté sin pensar.

Y de un momento a otro me encontraba mirando el techo de mi habitación y con la sensación de que el corazón se me saldría del pecho. Era otra pesadilla. Me paso la mano por la frente y aparto los mechones de pelo empapados en sudor. La reciente imagen de Peeta mirándome se recrea frente a mí y me obligo a sacudir mi cabeza y pestañear varias veces para borrarla.

«Peeta sigue sin volver al 12» me recuerdo.

Pero recordármelo de alguna forma lo hace más difícil.

La luz del día que se cuela por mi ventana me hace saber que es por la mañana; miro el despertador y son las 9:47 AM. El ruido que proviene de la cocina me hace saber que Sae ya está abajo preparando el desayuno, como todos los días. Decido levantarme y bajar antes de que sea ella la que me saque a rastras de la cama.

-Buenos días mi niña- sonríe al verme entrar por la cocina.- Toma- deja una taza de chocolate frente a mí y frunzo el ceño. Aparto la taza para que el olor de la bebida caliente no inunde mis fosas nasales.- Debes comer algo- protesta.

-No tengo hambre- la miro y le regalo una sonrisa de boca cerrada para no sonar borde.

-Tienes que comer algo- me acerca de nuevo la taza y deja unas tostadas al lado.

Un suspiro se me escapa de entre los labios.

- Vale, vale....- le doy un sorbito al contenido de la taza a regañadientes.

El sabor dulce del chocolate me trae recuerdos del pasado, y el olor.... El olor logra transportarme a otra época de mi vida en la que era feliz sin saberlo.

"¿Cómo crees que sabe el chocolate caliente, Katniss? ¿Será como un montón de azúcar marrón?" la emoción en la voz de Prim me apuñala el pecho y las emociones se desbordan.

Recordé aquella vez que me dio una larga charla sobre lo bien que podría saber el chocolate. Por ese entonces apenas tenía nueve años y no parecía tener otra cosa en mente que no fuera hablar sobre aquello que había oído decir en la escuela sobre aquella bebida.

Ahora todo parecía algo muy lejano. La vida insistía en recordarme una vez más el vacío que se siente cuando la persona que más amas no está a tu lado. Aún con la mirada fija en la mesa y con las lágrimas nublándome la vista, decido torturarme con su recuerdo. Porque el dolor es mejor que nada; porque su recuerdo es mejor que las pesadillas. Le doy vueltas al líquido con una cucharilla, hasta que me canso y me aparto de la encimera.

"There will always be hope" - Peeta y KatnissWhere stories live. Discover now