©𝐄 𝐓 𝐄 𝐑 𝐍 𝐀 𝐒 𝖙𝖆𝖗𝕶

𝐍𝐈𝐍𝐄𝐇𝐓!

ESTABAN EN UN PARQUE lejos de la ciudad, eran las nueve de la noche y el parque no estaba siendo muy concurrido ya que había poca iluminación. Nesryn no estaba segura de querer escuchar lo que Druig tenía que decir, después de tanto tiempo aún se sentía dañada, herida y traicionada por una persona que ella amó mucho tiempo y de forma intensa. Verlo ahora mismo, traía buenos recuerdos, pero también algunos bastante dolorosos.

Su familia de Eternos la había entregado a un grupo de desconocidos que la criaron de la mejor forma posible, y ella estaría eternamente agradecida con cada uno de ello, no le guardaba el mínimo rencor a su tío Steve mucho menos al resto del equipo que lo había apoyado. Eran su familia, eran a quien ella tenía presente como nunca. Ella sabía, que Druig seguía haciendo latir su corazón, pero también la llenaba de tristeza y ella podía decir que no sabía quién era el hombre que tenía a su lado, porque ella ya no era la misma mujer que fue en un pasado.

— ¿Vas a hablar de una vez? — dijo Nesryn cortando el silencio que se había instalado entre ellos dos una vez llegaron a unas bancas del parque —. No tengo todo el tiempo del mundo, y si lo tuviera no sería para estar aquí sentada.

— Lo lamentó tanto, Nes, por todo. Fui cobarde, no pude imponerme y tampoco pude protegerte, creí ciegamente en que era lo mejor para ti... — habló Druig mientras observaba hacia adelante, jugueteando con sus manos nerviosamente —, pero cuando te vi, por primera vez de tanto tiempo, tan radiante y feliz, me dolió saber que en realidad el que te necesitaba, el que te necesitó, siempre fui yo. Dejarte ir fue como dejar ir una parte de mi, y dolió, pero no hice nada para cambiar aquel dolor.

— Druig, yo en mi vida ya no te necesito — soltó Nesryn mientras se ponía de pie —, porque ya no soy aquella joven Eterna que busca su lugar en el mundo. Mi lugar en el mundo es a lado de mi padre, de mi familia y de la nueva vida que ya se está construyendo. Supongo que me siendo satisfecha de que por lo menos algo te martilleara la cabeza estos años, pero tú, formas parte de mi pasado.

Nesryn se colocó frente a Druig y lo observó, detenidamente, los ojos del Eterno se habían llenado con algunas lágrimas. Su corazón se encogió.

— ¿Eso quiere decir que tengo que dejarte ir? — de solo pensarlo negó con la cabeza —. Oh, Nes, lo haría... pero no puedo, y es egoísta de mi parte, porque quiero que seas feliz aunque no sea conmigo, pero creo firmemente en que puedes ser aún más feliz a mi lado. ¿Me odias?

— Sí — respondió con sinceridad —, pero también te amo. Y te daré una oportunidad, de conocer a esta nueva Nesryn frente a ti. Me quedo satisfecha contigo al saber que pasaste varios años pensando en lo que hiciste.

— ¿Eso significa que no vas a atravesarme con una daga? — preguntó algo más alegre el joven mientras se limpiaba las lágrimas. Nesryn se encogió de hombros.